Este va a ser un post completamente diferente a todos los demás. Ocasión única, por una circunstancia única. Aunque si no nos ponemos exquisitos, tal vez sí podría entrar dentro de la categoría deportiva. Les dejo la decisión a ustedes.
Eso sí, definitivamente no será para todos. por lo que si en la siguiente línea no saben de qué hablo, sientan plena libertad de abandonar.
Mis contemporáneos conocerán la serie Súpercampeones. ¿Correcto? Todos los nacidos de 1980 a 1990 debemos haber crecido con Oliver Atom, Tom Misaki y Steve Hyuga corriendo eternamente por la pantalla del viejo Canal 2. Para todos esos niños que amábamos el fútbol en esa época, estoy seguro que la vida se trataba de esperar que llegaran las mañanas de los sábados y domingos. Estar frente al televisor justo después de Kimba, el León Blanco y luego de Ráfaga, un programa tico de conocimiento deportivo que tenía como anfitriona a la periodista Adriana Durán, seguramente empezando sus 20s. Vaya recuerdos.
Tras un par de años de transmisión se acabó la serie. Ráfaga murió y a lo mejor Kimba también. Por dicha, Adriana Durán no y más bien la pegó, abriéndole el camino a muchas otras comunicadoras en el ámbito deportivo. Pero ese es cuento para otro post.
En fin, la gran mayoría se hicieron jóvenes y después adultos, simplemente crecieron. Excepto yo. Me enganché de por vida a Oliver y hasta en la piel lo llevo ahora. Sí, es justo eso que piensan. Sin importar que soy profesional de un diario reputado.
Solo lo llamo Oliver cuando hablo con alguien más del tema. Como le debo mi infancia, en mi cerebro el que aparece es Tsubasa, su nombre original y no el de la traducción latina, que lo único bueno que tenía era el nombre de Roberto Sedinho. Fue hasta una tarde de adolescencia en La Calle de la Amargura que entendí el por qué del apellido.
Le di seguimiento a la historia, quizás deseando que fuera la mía (la de Oliver, no la de Roberto…) Así descubrí que a las fábulas japoneses se les decía anime y que el 99% se basan en largas producciones serializadas impresas, llamadas mangas. Y a través de leer decenas de ellas me enamoré de Japón, su cultura y su idioma. De hecho, allí estaré en el momento que se publique este comentario, cumpliendo una de las metas de mi vida. Pero ese es también cuento para otro post.
Eso sí, para salvar un poquito el honor debo decir que leo solo de deportes, porque aparte de muchas otras de fútbol, hay también de baloncesto, boxeo, ciclismo, voleibol, tenis, fútbol americano…, de lo que se imaginen. Y unas sí son apegadas a la realidad y hasta me han enseñado un par de cosas. No hay tiros milagrosos ni saltos con Red Bull.
El punto es que después de lo que vimos en Canal 2, Supercampeones siguió. Varios habrán visto una las serias posteriores que se lanzaron, con Oliver en el São Paulo y en la eliminatoria a un Mundial Juvenil. Y unos pocos habrán visto otra en la que llegó hasta el Barcelona a pelear un puesto con Rivaldo. Y contados con los dedos son los que deben estar viendo el remake de la versión original que se transmite actualmente (yo lo veo en Facebook). No vamos a hablar de las características técnicas de cada una, porque ya estoy en el límite antes de que esto pase a ser un contenido de VIVA.
Sin embargo, lo que les sorprenderá a los que habrán llegado a esta altura del texto es que la historia continúa hasta el día de hoy. Sí, en este momento la Selección Sub-23 de Japón está disputando un partido de cuartos de final contra Alemania, en unos Juegos Olímpicos en Madrid. Y no, no es cierto que todo fue un sueño y Oliver quedó sin piernas en un accidente…
En este nuevo arco, Oliver fue el mejor jugador de la Liga Española en la que el Barça fue campeón y va a tener gemelos; Steve fue prestado por la Juventus al Reggina de la Serie C, donde fue goleador y obtuvo el ascenso a Serie B; Richard Textex se hizo delantero; Benji Price se peleó con su técnico del Hamburgo alemán y pidió ser liberado, por lo que está sin equipo; los hermanos Koryoto no fueron convocados a las Olimpiadas; Andy Johnson se curó del corazón, pero ahora parece que va a recaer…
Además, aparecieron nuevos personajes, como por ejemplo, un par jugadores de la selección de futsal que humillaron a todos con su gran técnica y otro que se había retirado por quedar viudo y tener que velar por una hija recién nacida, cuando era muy joven. ¿Increíble, cierto? Las narrativas son muchísimas y súper entretenidas.
37 años después de que se publicara su primer capítulo en Japón, en 1981, el manga Captain Tsubasa sigue escribiéndose. Toda una generación en todo el mundo creció con esta historia. Y lo sigue haciendo.
Incluso, he leído que impulsó el fútbol en Japón a niveles que nunca habían tenido. Fue vital en la profesionalización de este deporte en ese país, tanto que ha recibido homenajes en el Museo de Fútbol Japonés. De verdad que es increíble.
Sin duda, yo puedo hablar de este tema por horas. No sé si deba estar orgulloso de ello. Una que otra medalla que tuviese por ahí, ya se cayó.
Pero qué importa, si alguien recuerda esta serie con tanta emoción y nostalgia como yo, los invito a opinar y a escribirme. Les puedo contar donde chequear los capítulos más recientes, además de otras series que valen la pena. En Desde la grada le hacemos a todo. Hasta a comportarnos como niños.