Desde mediados de este año, los pacientes que son diagnosticados con cáncer de orofaringe en el Hospital San Juan de Dios reciben un examen adicional cuando se les extrae su biopsia. En esa muestra, los especialistas rastrean el Virus del Papiloma Humano (VPH), que se transmite por vía sexual, incluyendo el sexo oral.
La orofaringe es la parte de la garganta ubicada detrás de la cavidad oral. Esta zona incluye el tercio posterior de la lengua, el paladar blando, las paredes laterales y posteriores de la garganta, y las amígdalas.
Este tipo de tumor no es muy común en el país: tan solo se presentan unos tres casos al año, de acuerdo con datos del Registro Nacional de Tumores. Para el 2015 (año más reciente para el cual hay datos) el diagnóstico se dio para dos mujeres y un hombre. Aún así, los médicos consideran importante hacerle la guerra y atacar esta enfermedad de forma temprana.
Aunque este tumor casi siempre se había asociado con el fumado y el exceso de licor, cada vez hay más información y casos vinculados al virus del papiloma (VPH).
Este microorganismo tiene 150 subtipos, de ellos, muchos son inofensivos y otros son eliminados por el propio cuerpo. Sin embargo, poco más de una decena de ellos están asociados a cáncer en distintas partes del cuerpo. Los subtipos 16 y 18, específicamente, han demostrado relación con tumoraciones en esta parte de la garganta.
Josías Juantá, cirujano oncólogo especializado en cabeza y cuello del Hospital San Juan de Dios, explicó que el virus se replica en sitios donde hay mucosas, como el cérvix o la vulva (en estos lugares es donde se da la mayoría de los casos de cáncer relacionados con el VPH), pero también en la orofaringe o la laringe, sitios donde puede llegar a través de prácticas de sexo oral.
“Usualmente este cáncer se veía en personas mayores, pero luego se comenzó a ver, a nivel internacional, aumentos de casos en gente de unos 50 años y estaban asociados a este virus. Esto también plantea cambios en el tratamiento”, explicó Juantá a La Nación.
Datos del Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos (NCI, por sus siglas en inglés) indican que las posibilidades de desarrollar un tumor después de una infección con VPH en zonas de la garganta son cercanas a un 5%.
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Diagnóstico vital
¿Por qué es importante detectar si el cáncer de orofaringe está asociado o no con el VPH?
Juantá explicó que hay varios factores que diferencian a los cánceres ligados con este virus de los que no lo están. Uno de ellos es que si se comparan los tumores que sí tienen vinculación con el virus con los que no, los primeros ofrecen un mejor pronóstico (son menos agresivos), la sobrevida (tiempo que sobrevive después del diagnóstico) es mayor y responden mejor al tratamiento médico (ya sea cirugía, radioterapia o quimioterapia).
Un estudio de la Asociación Europea de Radioterapia y Oncología señaló que la probabilidad de controlar el tumor cuando indicaba ser VPH “positivo” era de 91% y la supervivencia cinco años después del diagnóstico, un 96%.
En cambio, en las personas VPH “negativo”, el control se lograba solo en el 77% de los casos y la supervivencia cinco años después del diagnóstico era del 81%. Estos datos fueron presentados en la conferencia anual de la asociación en el 2012.
Con estas cifras como referencia, determinar si una persona con el tumor tiene VPH, definitivamente hará que los médicos tomen decisiones más certeras en cuanto a su tratamiento y el paciente tenga un mejor pronóstico.
Para resolver la incógnita, la biopsia que se le toma al enfermo también es sometida a una prueba de inmunoquímica, la cual permite comprobar o descartar si el virus está presente.
“Son pacientes diferentes con tipos de cáncer distintos. Si nos encontramos un paciente positivo por VPH nos evitamos darle más tratamiento o más dosis de las que pueda requerir. En las personas positivas también hay evidencia de otros países que nos dice que la cirugía funciona mejor que la radioterapia. En los que no hay asociación con VPH, no hay diferencia en la eficacia de una cirugía con la radioterapia”, precisó el especialista.
“Esta prueba (la de la biopsia y búsqueda de VPH) se hace en otras naciones, pero también hay lugares donde no se cuenta con esta posibilidad. Aquí tenemos la ventaja de poder hacerlo en un hospital de la seguridad social”, añadió.
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El proyecto de detección en el San Juan de Dios tiene apenas un par de meses, por lo que todavía no se sabe cuántos casos sí responden a una relación con el VPH y cuántos más bien al abuso de tabaco, licor y a predisposición genética.
Sin embargo, en otros países ya esto se viene estudiando desde hace varios años y se ha visto un aumento en los diagnósticos.
En el 2013, un estudio del Hospital Henry Ford en Detroit, Estados Unidos, evidenció que –en ese país norteamericano– entre 1973 y el 2009 los tumores asociados al papiloma habían aumentado en un 60%. Y, si se tomaba en cuenta solo a los pacientes menores de 50 años, el incremento era del 80%.
El reporte, presentado en la Quincuagésima Quinta Reunión Anual de la Asociación de Oncología Radiológica, señaló que estos tumores toman tiempo en desarrollarse y no responden a prácticas sexuales inmediatas. Es decir, no quiere decir que si una persona se contagia con el VPH en una sesión de sexo oral vaya a desarrollar un tumor en el próximo año.
“La revolución sexual de la décadas de 1960 y 1970 aumentó el número de infecciones de VPH en zonas de la garganta. Y ahora, 40 o 50 años después, vemos este aumento en cáncer de orofaringe. En algunas ocasiones dura menos tiempo desarrollándose, pero difícilmente dura menos de diez años”, explicó a la prensa Farzan Siddiqui, director de programa de cáncer de cabeza y cuello en el Hospital Henry Ford, y coordinador de la investigación.
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Juantá comentó que, a diferencia con el VPH en el cérvix, que sí es posible detectar lesiones o desórdenes potencialmente malignos y actuar sobre ellos para evitar el desarrollo de un cáncer, no hay forma de ver señales claras on la acción del papiloma en la orofaringe. Además, no hay programas de tamizaje específicos, como sí lo hay con el cáncer de cuello de útero mediante el papanicolau.
Un equipo de la Universidad de Rochester en EE. UU. busca una posibilidad de encontrar cómo “deshacerse” del VPH que queda “atrapado” en el organismo. De manera paralela también trabajan en alguna forma de tamizaje.
“En este momento aún no sabemos cuán eficaz sea la vacuna contra VPH para los casos de cáncer de orofaringe, por lo que es necesario estudiarlo más a fondo”, destacó Mattew Miller, coordinador de la investigación de Rochester.
Sin embargo, es un estudio que apenas comienza y para el cual no hay fecha de resultados y mucho menos se sabe cuándo se tendrán soluciones.
Mientras tanto, el Hospital San Juan de Dios ya va un paso adelante para dar tratamiento diferenciado a los pacientes cuyo cáncer si tiene vinculación con el papiloma.