Aunque suene paradójico, un antidepresivo no siempre es recomendable para tratar una depresión.
Ese es el caso de la depresión mixta, un subtipo que, pese a afectar a entre 15 y 30% de los pacientes con depresión mayor, pocas veces es detectado por los psiquiatras y menos aún por médicos de atención primaria.
Como comparte síntomas con otros tipos de depresión, quienes la presentan reciben el mismo tratamiento.
“El problema es que en la depresión mixta (que es el cuadro que presenta la más alta suicidalidad en salud mental) los antidepresivos empeoran sus manifestaciones clínicas y es posible que incluso gatillen el acto suicida”, advierte el doctor Paul Vöhringer, profesor asociado de Psiquiatría de la Universidad de Chile e investigador adjunto del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad.
Él también es profesor de la Universidad de Tufts (EE. UU.) e integra un consorcio internacional de investigadores, junto con los cuales es coautor de un estudio recientemente publicado en el Journal of Affective Disorders, que validó con 350 pacientes en Italia, Estados Unidos y Chile, una escala para evaluar los síntomas de depresión mixta .
Junto con los rasgos típicos de la depresión pura, como baja en el ánimo, la motivación y la capacidad de disfrutar, en el subtipo mixto la persona suele al mismo tiempo estar muy activa o físicamente agitada, presenta irritabilidad marcada, impaciencia, inquietud interna, aceleración mental, labilidad emocional y dificultad de conciliar el sueño al acostarse.
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"Son pacientes que sufren más hospitalizaciones, más episodios depresivos, más abuso de sustancias y de suicidalidad", enumera Paul Vöhringer.
La aparición de estos síntomas, agrega, es episódica: “Tienen un inicio y un fin bien marcados, que representan un cambio importante en el comportamiento habitual de la persona”.
Difícil detección
Aunque se describió en 1906, este subtipo de depresión solo se incorporó en el 2013 al manual de trastornos mentales DSM-5, lo que explicaría lo poco difundido que está entre el cuerpo médico.
"Incluso entre los psiquiatras es un cuadro poco conocido, lo que aumenta el riesgo de no reconocerla y tratarla en forma inadecuada", corrobora el doctor Pablo Salinas Torres, académico del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Oriente de la Universidad de Chile.
Para Vöhringer, el gran problema es que la mayoría de los pacientes con depresión son diagnosticados y tratados en la atención primaria por médicos no especialistas. "Eso hace casi imposible que se detecte una depresión mixta, cuyo diagnóstico requiere más especialización y pericia clínica", señala.
De hecho, Salinas indica que muchos de estos pacientes llegan derivados a un especialista por “depresión resistente a tratamiento”.
Por lo tanto, pueden pasar meses antes de que una persona con depresión mixta reciba el abordaje adecuado. Y es posible que incluso el cuadro inicial haya empeorado", advierte Salinas.
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Pero la detección no es el único desafío en este cuadro. El tratamiento que ha mostrado la mayor efectividad para sacar al paciente de la fase aguda se basa en antipsicóticos atípicos, fármacos cuya sola mención despierta rechazo entre muchos pacientes, que los asocian a patologías psiquiátricas severas.
"Dado el estigma que tiene el término 'antipsicótico', yo prefiero hablar de bloqueadores dopaminérgicos, que además en depresión mixta se usan en dosis más bajas que en otros trastornos psiquiátricos", dice Vöhringer.
Como una forma de mejorar la detección y tratamiento de estos pacientes, el doctor Salinas subraya la importancia de la educación médica continua para que los especialistas incorporen o actualicen conocimientos como este.
Jóvenes en la mira
En un estudio dirigido por el doctor Paul Vöhringer, con 96 pacientes ambulatorios diagnosticados con depresión y atendidos en el sistema privado en Santiago de Chile, se detectó que 22% tenía depresión mixta. Su edad promedio era 21 años.
“Las investigaciones sugieren que si un joven o adolescente presenta un cuadro depresivo, lo más probable es que sea mixto. Pero entre los psiquiatras infantojuveniles no está tan incorporada esta noción”, advierte el psiquiatra.