Los bebés deberían recibir su primera dosis de lactancia materna durante su primera hora de vida. Recibirla desde tan temprano baja en un 22% el riesgo de que los recién nacidos sufran algún tipo de enfermedad y se disminuye en un 33% las las posibilidades de que mueran.
Además, se genera mayor apego entre madre y niño, entre otra serie de beneficios.
Así lo señala el reporte Capturar el momento, difundido la noche de este lunes por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Este informe sale a la luz con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia materna, que se celebra las primeras semanas de agosto.
“Cuando se trata del comienzo de la lactancia, el tiempo es oro. En muchos países, puede ser un asunto de vida o muerte”, señaló Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef, al presentar el documento.
“Amamantarse desde el inicio da a los niños la mejor posibilidad de comenzar la vida”, complementó Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la OMS.
No obstante, muchos menores están lejos de esta posibilidad. El informe recogió datos de 76 países y vio que unos 78 millones (aproximadamente tres de cada cinco) no reciben este alimento vital en su primera hora de vida.
Costa Rica participó de este análisis y se evidenció que el 40,1% de los bebés no reciben esta alimentación en sus primeros 60 minutos. No obstante, los datos que figuran para nuestro territorio en el documento –a diferencia de los presentados para otros países– datan del 2011, por lo que podrían estar desactualizados.
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¿Por qué la primera hora es tan importante? Si se pudiera resumir en un palabra, esta sería “protección”. Una de las razones es que se aumenta la producción de calostro, una sustancia amarillenta rica en vitaminas, minerales y anticuerpos que el cuerpo de las glándulas mamarias generan días antes y después del parto. Esta sustancia constituye la primera “vacuna” del menor, ya que le protege de todo tipo de enfermedades y potencia su sistema inmunitario.
La costarricense Ingrid Broitman, nutricionista y asesora en lactancia materna explicó: “cuando un bebé se ‘prende’ del pecho, este arranca con calostro, no pierde tiempo de algo tan valioso. Esto le permite regular mejor su temperatura, los niveles de azúcar en sangre, el oxígeno en las células. Además, surge un mayor apego entre la mamá y el bebé y la lactancia fluye de manera más natural. Todo eso es importante”.
Y añadió: “durante ese momento la mamá recibe una serie de estímulos hormonales que la llevan a que el útero esté en su lugar y a producir mejor leche”.
Pero la protección va más allá. Por ejemplo, durante los primeros 28 días de vida el sistema inmunitario de los seres humanos está muy inmaduro y débil. Las posibilidades de sufrir enfermedades, principalmente respiratorias, es mucho mayor que en los siguientes 15 años de vida. Sin embargo, el recibir lactancia materna en la primera hora baja este riesgo en buena medida.
Además, los científicos han visto que un bebé amamantado de forma natural tiene 14 veces más protección contra virus y bacterias que si tomara leche de fórmula.
Estos primeros días también son claves para la supervivencia del recién nacido. Aunque muchos mueren en este período porque ya traen defectos congénitos, quienes no tienen estos problemas u otros padecimientos de fondo, ven disminuido el riesgo de muerte en un 33%, si toman leche de sus mamás durante la primera hora de vida.
Ahora bien, si no reciben este beneficio durante las primeras 48 horas el riesgo de mortalidad se eleva al 50%.
En países con un sistema de salud estable la mortalidad temprana es muy baja y no llega al 2%, sin embargo, se ha visto que la lactancia sí hace una gran diferencia en la calidad de vida de estos pequeños.
“Debemos, urgentemente, aumentar el apoyo a las mujeres para que puedan darle a sus hijos el inicio de vida que merecen. Se requiere apoyo en todos los niveles: de los trabajadores en hospitales y maternidades, de los gobiernos, de los sitios de trabajo y de las familias”, aseguró Adhanom al presentar el documento de OMS y Unicef.
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¿Y qué pasa después de esa primera hora? Las recomendaciones de la OMS son que el niño tenga como único alimento la leche de su madre durante los primeros seis meses de vida. Posteriormente, se recomienda complementar la dieta con otros alimentos, cada vez más complejos, durante 18 meses más.
“La leche materna es nutricionalmente perfecta. Más allá de todos los nutrientes que contiene, es un fluido biológico lleno de hormonas, factores de crecimiento y sustancias inmunológicas que ayudan al bienestar físico, mental y emocional del bebé”, enfatizó Broitman.
“La naturaleza es sabia; la leche va cambiando. No es la misma al nacer, que a los dos meses. No es la misma si el bebé es prematuro que si está de término, incluso no es la misma en la mañana que la noche. La leche se adapta según las necesidades del menor”, agregó.
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El documento de la OMS y la Unicef indica que las razones por las cuales a los niños se les priva de la leche de sus madres en los primeros 60 minutos son muy distintas y pueden variar entre países y culturas.
Una de las razones, según el reporte, es que a algunos bebé se les suministra otro tipo de alimentación en ese momento. Agua, miel, tés de hierbas y hasta fórmula son algunos de los alimentos que se encontraron al hacer la revisión en los 76 países.
Otra de las razones, principalmente en Occidente, es el aumento en las cesáreas, pues al salir de esta cirugía algunas mujeres pasan algún tiempo en recuperación y no amamantan de forma inmediata como en un parto natural.
Y, como tercer punto, se habla de las diferentes prácticas que se utilizan con los recién nacidos según el centro de salud donde ocurre el nacimiento. En algunos lugares a los bebés se los llevan para hacerles diferentes análisis y en ciertos casos duran más de una hora en ese proceso.
En nuestro país, Broitman asegura que la lactancia durante la primera hora de vida todavía enfrenta una serie de retos y por eso, hay incumplimientos.
“Cualquier cría de cualquier especie de mamífero necesita ese contacto con su madre toda la primera hora porque ahí les es más fácil buscar el ponerse a mamar y tener su primer alimento. Nosotros los humanos separamos a los bebés para limpiarlos, bañarlos, pesarlos y los devolvemos envueltos en cobijas, lo que dificulta el contacto piel a piel. O esperamos a que la mamá vuelva de la cesárea y ahí se pierde tiempo valioso. Bebé pasa buscando la teta de la mamá y no la encuentra”, ilustró Broitman.
¿Qué hacer? Las recomendaciones de la OMS y la Unicef van orientadas a incentivar las políticas de salud pública relacionadas con este tema, pero, además, informarles a las mujeres que tienen este derecho (en caso de que el menor haya nacido sano y no requiera ser intervenido) y lo exijan por el bien de sus hijos y el de ellas mismas.
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