Un embarazo no se vive de la misma forma dentro los Ngöbes, en la casona de Coto Brus, que en el resto del país. La cultura propia de esta comunidad indígena le da un trasfondo muy distinto, pues, según dicen, la llegada de cada bebé trae consigo un mensaje.
Por este motivo, en el Ebáis de La Casona, Coto Brus, a unos 40 minutos del centro de San Vito, la atención que se les brinda a las mujeres gestantes es muy distinta. Aquí, desde el 2012, la medicina “blanca” (como llaman ellos a la medicina alopática, habituada en el Valle Central) se combina con la medicina tradicional para dar solución a las condiciones de salud.
Cuando una mujer de esta etnia se entera del embarazo no solo lleva el control con la partera. Se le motiva a que también sigan el consejo de los médicos y personal de salud. Ambas vertientes se unen para tener en el único propósito: tener un bebé y una mamá sanos.
“Se trata como un embarazo normal, pero se les respeta su cultura. Se sabe que muchas de ellas también tienen parteras que las atienden. Se comprende que ellas sean más reservadas al comunicar lo que sienten o al dejarse revisar”, manifestó Melania Valverde, quien aunque no es médico titular en ese Ebáis de La Casona ya ha trabajado allí.
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Como parte de la motivación para que las futuras madres asistan al control prenatal, se les entregan bolsitos diseñados por mujeres de la comunidad. Estos artículos tienen los colores del semáforo: verde, amarillo y rojo y están bordados con los motivos que las Gnöbe llevan en sus vestidos.
El color del bolso que se les entrega avanza –al igual que el semáforo– conforme se acerca el parto. También hay uno blanco que se les entrega cuando ya tuvieron al bebé.
En cada bolso se les da jabón, toallas y algún otro implemento para la higiene de ella y de su hijo. Se les pide que lo regresen en la próxima visita, como forma de convencerlas de que vuelvan.
Además, el material informativo de datos sobre el embarazo y consejos para el parto se entrega en idioma ngöbere, para que quienes no dominan el español puedan tenerlo en su lengua. El diseño gráfico de este material también utiliza imágenes de mujeres de esta etnia.
Los cursos de preparación para el parto también se dan por separado de quienes no son de este grupo cultural, y ahí se les recalca la posibilidad que tienen de llevar a su partera o líder espiritual. Las capacitaciones se imparten en el hospital pero el reclutamiento tiene como punto de partida el Ebáis.
“En el Ebáis siempre me han atendido muy bien. Siempre han sido muy amables conmigo”, señaló Mayela González minutos después de tener su bebé, mientras se encontraba en el Hospital de San Vito y le dijeron que debía llevar al bebé a ese centro de salud para sus revisiones posteriores y vacunas.
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Antes de que la mujer salga del hospital con su recién nacido, en el centro médico se les asigna la primera cita en el Ebáis, para facilitarles el proceso y procurar la atención del menor.
Brígida Palacios y Rufino Villareal llevaron a su hija Xiomara, de tres días, a revisarla al Ebáis. Ellos tuvieron a su segunda hija en el Hospital de San Vito y cumplieron con esta solicitud de los médicos.
“La atención en el hospital fue muy buena, ahí nos dijeron que hay que estar viniendo al Ebáis. Acabamos de estar ahí y nos trataron muy bien. Sí hay mejor atención de la que tuvimos con nuestro hijo mayor (de tres años y nueve meses)”, comentó Palacios mientras caminaba con su esposo y su hija hacia su casa.
Las autoridades del hospital confirman que hay muy buena relación con el Ebáis y que ellos saben en qué momento deben referir a una embarazada o a un menor recién nacido, pues ya se tienen protocolos establecidos.
“Es la atención del primer nivel, si las mujeres se sienten tomadas en cuenta por su cultura desde el Ebáis les será más fácil acudir al hospital para tener a su hijo o si este requiriera atención ya después de nacido”, acotó Alexandra Gamboa, médico que funge como enlace entre la comunidad indígena y el Hospital de San Vito.
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