Ceviche, mariscada, arroz con camarones, aros de calamar, una pasta con “frutos de mar”, caldosas... esas son solo algunas de las comidas que se vuelven populares con la llegada de la Semana Santa.
Por supuesto, también están las empanadas de chiverre (o el chiverre en miel o conserva para comer sobre pan, galleta o solo), el arroz con leche y los tamales de frijol.
De todas, sin embargo, debemos cuidarnos. De los primeros, para evitar intoxicaciones o reacciones adversas a lo que comemos; de los segundos, por su alto nivel de grasa y azúcares.
“Las tradiciones son muy lindas y es muy bonito conservarlas, pero también con cuidado para que no afecten nuestra salud”, manifestó Gabriela Lara, vocera del Colegio de Profesionales en Nutrición.
“Y en todo esto también influye la forma en la que preparamos los alimentos y, también, la forma en la que comemos. Debemos sentarnos, comer tranquilos, tener una relación con el alimento. Con el trajín y el estrés la comida nos puede caer peor, o podría no llegarnos la señal de saciedad y esto hacernos comer más”, añadió.
Evitar intoxicaciones
Durante los primeros diez meses de 2020, el Centro Nacional de Control de Intoxicaciones (CNCI) atendió 1.111 eventos relacionados con alimentos.
Esto es solo un porcentaje muy bajo de las que en realidad suceden, dado que muchísimos casos se logran manejar en casa sin requerir llamar a este centro y otros son vistos en consultorios privados o en clínicas, que aun y cuando son de la seguridad social no hacen el reporte.
De estos casos, 696 corresponden a intoxicaciones y 415 a reacciones adversas a alimentos.
Viviana Ramos, directora del CNCI, explicó que las intoxicaciones se dan cuando se ingieren alimentos (o agua) contaminados con bacterias, parásitos, virus o las toxinas producidas por estos microorganismos.
Por su parte, una reacción adversa a alimentos es cualquier respuesta clínica anormal que puede atribuirse a la ingestión, contacto o inhalación de un alimento, de sus derivados o aditivos. Pueden clasificarse en alergia o intolerancia alimentaria.
Entre enero y octubre de 2020, el 4,45% de las intoxicaciones y el 20,73% de las reacciones adversas estuvieron relacionadas con pescado o mariscos.
Todas las alergias a los alimentos tienen como causa una reacción exagerada del sistema inmunitario. En otras palabras, aunque la comida esté en perfectas condiciones de frescura e inocuidad, nuestras defensas reaccionan de forma exagerada como si existiera alguna amenaza para la salud.
Hay personas que son alérgicas a un tipo de mariscos y otras, a todos. Hay quienes son alérgicas al pescado y no a mariscos o viceversa, y también aquellas que definitivamente no pueden consumir ningún producto del mar.
¿Cuáles son las consecuencias? Varían según la persona. En algunos casos solo hay ronchas o sarpullido en la piel y comezón, pero en los casos más graves pueden incluir problemas respiratorios serios.
“La digestión es como las huellas dactilares, todos tenemos una diferente sensible a cosas diferentes. Lo mismo pasa con las alergias”, indicó Lara.
“Por eso es importante conocernos, conocer qué nos cae mal o qué nos da alergia y evitar esos alimentos”, añadió.
En caso de no ser bien manipulados o almacenados, los pescados y mariscos también son muy susceptibles de proliferar microorganismos que pueden provocar dolores de cabeza y de abdomen, diarrea y vómitos. En los casos más graves la persona puede deshidratarse en poco tiempo.
“Debemos cuidarnos de dónde compramos nuestras comidas. Es normal ver que en las calles, cerca de las playas, venden pescado ¿qué sabemos nosotros de cómo los tratan? No sabemos si se rompió la cadena de frío y eso es muy importante. Cortar la cadena de frío es sumamente peligroso, deben permanecer a 5° C o menos, de lo contrario entran en proceso de putrefacción”, subrayó Lara.
Y añadió: “lo malo es que en los mariscos no se nota a simple vista cuando ya están descompuestos, por lo que esto aumenta el riesgo de intoxicaciones”.
Para Ramos, una intoxicación debe tomarse en serio y las personas deben hidratarse y buscar ayuda.
“Muchas personas tenderán a tomarse un medicamento para cortar la diarrea o el vómito, pero si pasa esto se alivian los síntomas, pero no vamos a dejar que salga el alimento contaminado”, expuso.
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En caso de intoxicación
Si usted tiene alguna pregunta o duda, el Centro Nacional de Intoxicaciones, con sede en el Hospital Nacional de Niños, atiende las 24 horas durante los 365 días.
Allí se dan asesorías sobre cualquier tipo de intoxicación o reacción alérgica en personas de todas las edades. También se atienden consultas de animales intoxicados.
Para comunicarse puede llamar al 2223 1028 o al 800 INTOXICA (800 468 9422).
Para casos en los que hay diarrea y vómitos, lo ideal es tomar suero. Tomar simplemente agua no basta, porque no se podrían reponer los electrolitos. Tomar bebidas deportivas tampoco funciona, porque no le dan a la persona lo necesario.
FUENTE: Centro Nacional de Control de Intoxicaciones. || DISEÑO / LA NACIÓN.
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Cuidarse de ‘calorías vacías’
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Las otras comidas tradicionales de esta época no son tan sensibles a una reacción adversa, aunque una mala manipulación de alimentos o incorrecto almacenamiento puede generarlas.
No obstante, el problema más común es que se trata de alimentos que pueden aportar altas cantidades de carbohidratos, grasa y azúcares, y no necesariamente tener los nutrientes que una persona va a necesitar.
“Una porción de tamal asado o una empanada de chiverre, podrían tener hasta 400 o 500 calorías, eso ya es poco menos de la tercera parte de las calorías de un día completo. Son calorías vacías que no te aportan a la nutrición”, enfatizó Lara.
“El chiverre como fruta es muy nutritiva, tiene mucha fibra y nutrientes, el problema es cuando ya nos vamos a preparaciones, la miel de chiverre puede tener mucha azúcar añadida”, agregó.
Dentro de las recomendaciones, la nutricionista señala consejos en dos vías, la primera es si nosotros vamos a preparar estas comidas, la segunda es si las compramos ya hechas o si alguien nos ofrece.
“Si vamos a prepararlo nosotros tenemos más cosas en control, por ejemplo, variar preparaciones, como usar menos azúcar, o sustituto, o hacer variaciones, por ejemplo, usar leche descremada en lugar de leche condensada para hacer arroz con leche; usar harina integral en lugar de harina refinada; o hacer las empanaditas más pequeñas”, ejemplificó la profesional.
Si más bien estamos invitados a un lugar donde nos ofrecen esas comidas, hay otras recomendaciones.
“El concepto de demostrar amor con comida juega en contra, pero siempre podemos hacer algo, como, por ejemplo, comer un poquito y pedir el resto para llevarnos y luego compartirlo en casa, o solo servirnos una vez en un plato y no comer más”, aconsejó.
“A veces pensamos que comer mucho en una ‘sentada’ y luego no comer en mucho rato es igual a comer la misma cantidad más distribuida durante el día, pero no. Por eso es mejor comernos esas otras empanaditas horas después o al día siguiente”, concluyó.