El contacto con la naturaleza y su verdor se ha asociado siempre con una buena salud mental y menores episodios depresivos o cuadros de ansiedad. Científicos del Instituto para la Salud Global de Barcelona, España (Isglobal) se dieron ahora a la tarea de averiguar si esto también tenía algún impacto en el deterioro cognitivo propio de la vejez, y encontraron que sí hay una asociación.
La diferencia no es abismal, pero el estudio publicado en la revista Environmental Health Perspectives sí muestra que los adultos mayores que viven en barrios donde el contacto con la naturaleza es mayor, presentan un deterioro cognitivo y pérdida de funciones básicas más lento que quienes habitan en lugares “más grises”.
“Evidencia reciente ha mostrado beneficios cognitivos de la exposición a los espacios verdes en niños y niñas, pero los estudios sobre las posibles relaciones entre exposición a estos sitios y el declive cognitivo en personas mayores todavía son escasos. Por eso quisimos explorarlo”, indicó en un comunicado de prensa Carmen de Keijzer, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio.
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Seguimiento durante una década
Los investigadores tomaron en cuenta 6.500 personas a las que dieron seguimiento durante una década. Los participantes tenían entre 45 y 68 al comienzo de las pesquisas.
En tres momentos diferentes, durante estos diez años, los participantes completaron una batería de exámenes cognitivos que evaluaron su razonamiento verbal y matemático, su fluidez verbal y memoria a corto plazo, así como el declive en todas estas funciones a lo largo de los años.
Además, los científicos calcularon el espacio verde en el vecindario de cada participante con la ayuda de imágenes satelitales.
Al finalizar los diez años y analizar los resultados, de Keijzer y su equipo determinaron que el deterioro cognitivo era un 4,6% menor en quienes vivían en sitios con más verdor. En el caso de las mujeres, la diferencia era mayor y se acercaba al 6%.
“Existen evidencias de que el riesgo de demencia y deterioro cognitivo puede ser influido por la exposición a amenazas ambientales relacionadas con el entorno urbano (como la contaminación del aire y el ruido) y por el estilo de vida (con factores como el estrés o el comportamiento sedentario). Por el contrario, también se ha sugerido que vivir cerca de espacios verdes incrementa la actividad física y la vida social, reduce el estrés y mitiga la exposición a la contaminación atmosférica y al ruido”, señalo de Keijzer.
Los científicos dijeron que este tema debe estudiarse más e incluir diferentes poblaciones, pero que ya esta puede ser una base de evidencia científica para comenzar a trabajar.
Estos resultados se dan en un momento especial en el que el envejecimiento de la población se mantiene constante y en el que, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se espera que en el 2050 la proporción de personas de más de 60 años en el mundo se haya duplicado con respecto a la del 2015. Cualquier hallazgo, por más pequeño que sea y que beneficie a esta población, es recibida con beneplácito por los especialistas en diferentes campos.
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Más beneficios
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Una investigación del 2015, desarrollada por científicos de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos, ya había dado pistas de cómo la naturaleza repercute positivamente en el bienestar mental de los adultos mayores. Ellos se dieron a la tarea de ver si el contacto con espacios verdes (con gran cantidad de árboles y plantas) y azules (donde hay fuentes de agua) ayudaba a esta población a mejorar su calidad de vida.
Para ello, los investigadores entrevistaron a 300 adultos mayores una vez al año durante cinco años. Dentro de las preguntas, se les solicitaba indicar cuánto tiempo pasaban alrededor de zonas verdes. A ellos también se les hacían exámenes que buscaban saber cómo estaba su salud mental, y si había riesgo de cuadros depresivos o de ansiedad.
La respuesta, publicada en la revista Health and Place , fue que estos espacios naturales constituyen una terapia que alimenta la salud mental y emocional de las personas de la tercera edad.
Los investigadores vieron que estos lugares provocaban sensaciones de renovación y conexión espiritual, además de que constituyeron un espacio para reunirse y compartir con sus familias o con otras personas de su edad.
Mas el contacto con la naturaleza ofrece ventajas para la población en general, no solo para quienes peinan canas. Por ejemplo, una investigación de la Universidad de Syracuse, en Nueva York, EE. UU. también indicó, en el 2014, que los árboles salvan unas 850 vidas al año y bajan la tasa de males respiratorios en distintos grupos etarios.
Para llegar a esas conclusiones, los investigadores analizaron el aire de lugares en los que hay gran cantidad de árboles y lo compararon con el que se encuentra en sitios de escasa naturaleza. Buscaron cuatro tipo de sustancias diferentes: nitrógeno, ozono, dióxido de azufre y partículas finas contaminantes (PM 2,5).
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Estas últimas partículas son especialmente dañinas para la salud, pues, al ser tan finas, tienen la capacidad de llegar directamente a los pulmones y afectar la respiración y funcionamiento del manejo del aire en el cuerpo.
Los investigadores vieron que en las áreas con más árboles la contaminación con ozono y PM 2,5 era hasta tres veces menor.
Por su parte, si se cortaban árboles, la contaminación comenzaba a ascender paulatinamente. En cuestión de cinco años podía aumentar un 18%.
Aumente el verdor en su hogar
No todas las personas tienen la posibilidad de vivir con grandes jardines a su lado. Muchos habitan, por ejemplo, en torres de apartamentos con muy poco espacio.
No obstante, para especialistas en jardinería y diseño del espacio interno, en cualquier espacio usted puede tener ese verdor que le ofrecen las plantas y que, según los estudios científicos le traerán grandes beneficios.
La primera regla, según Valeria Lugo, especialista en viveros, es tener ese espacio cerca de una ventana o balcón, pues todas las plantas necesitan la luz solar para su supervivencia.
“Se pueden poner una o dos plantas grandes y ya con eso se hace una gran diferencia. O, comprar varias plantas pequeñas y ponerlas en repisas. Ahí la creatividad de cada uno puede dar grandes herramientas”, indicó la especialista.
Lugo enfatizó que es vital saber qué tipo de planta se tiene y los cuidados específicos que necesita, ya que cada una es diferente y requiere de una forma específica para convivir con ella. Algunas necesitan agua todos los días, a otras, más bien eso las puede ahogar. La única forma de cerciorarse es consultar al comprar cuál es la mejor forma de tratar esa planta en específico.
“Al llegar al vivero comente que tiene poco espacio, dónde vive y cómo es el clima en su casa. Con eso ya pueden aconsejarle mejor sobre qué comprar y cuáles son los cuidados que debe darle”, concluyó la especialista.
Otra sugerencia dada por otros expertos es la posibilidad de instalar en el hogar los llamados jardines verticales (en paredes o muros), muy de moda en construcciones modernas.
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