Plantaciones comerciales de café en diferentes zonas de Costa Rica lograron triplicar y hasta cuadriplicar la productividad promedio de cosecha del país, mediante el uso de nuevas variedades de alto rendimiento, en especial el Catiguá y el Obatá, de la línea de los catimores (híbridos), al obtener promedios de entre 60 fanegas en fruta por hectárea hasta 80 fanegas por hectárea.
Estos resultados renuevan las esperanzas de las autoridades cafetaleras de incrementar de nuevo la producción nacional del grano, esta vez sin aumentar el área de siembra sino solo sobre la base de mejores rendimientos, declaró la directora ejecutiva del Instituto del Café de Costa Rica (Icafé), Xinia Chaves.
Estos rendimientos ya se habían obtenido en ensayos, pero ahora ya se corroboraron en plantaciones comerciales.
En algunos casos, los rendimientos llegan hasta entre 125 y 130 fanegas por hectárea, frente a las 24 fanegas por hectárea de promedio nacional actualmente. Una fanega de grano en fruta corresponde a un saco de 46 kilos (un quintal) de café beneficiado.
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Chaves agregó que adicional a los altos rendimiento, las nuevas variedades son más resistentes a la roya y que la calidad del grano es excelente, pues los catadores le han dado una nota arriba de 87, en una tabla de 100, muy cerca de las calificaciones obtenidas por los mejores lotes del país en concursos de café fino.
“Estas variedades reúnen las condiciones que la caficultura costarricense requiere en este momento”, señaló la dirigente del sector.
Advirtió, empero, que al ser de muy alto rendimiento, las plantaciones de este tipo de variedades requieren de mucha atención nutricional. Es decir, requieren asistencia fuerte e inversión en fertilizantes, por lo que el productor debe estar consciente de esta situación.
La esperanza de las autoridades cafetaleras es respaldada por empresarios del sector, como Fernando Altmann de las fincas Jimena y La Angelina, situadas en Naranjo; Alberto Guardia, de Hacienda Sonora, en Carrillo Altos de Poás; Francisco Flores Negrini, del beneficio La Guaria, en San Rafael de Poás, y Carlos Gallegos Borbón, de finca La Espiga, entre Naranjo y Sarchí.
Todas estas fincas ya tienen explotaciones comerciales con las nuevas variedades y aseguran que en un segundo año de cosecha puede lograr rendimientos promedio de entre 60 fanegas y 80 fanegas por hectárea. En algunos lotes se lograron entre 125 y 130 fenegas por hectárea.
En el campo
Según Altmann, la plantación de las nuevas variedades se inició por la buena relación que tienen con el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie), donde se realizaron ensayos. Las empresas de Altmann tiene ahora un vivero en Cartago, donde desarrollan el material de reproducción, y esperan ofrecer a los productores alrededor de un millón de plantas para este 2019, con preventas del 50%.
Paralelamente tiene unas 22 hectáreas cultivadas en dos fincas, La Jimena en San Jerónimo de Naranjo, y Angelina en Llano Bonito, también de Naranjo. En estas dos propiedades han logrado rendimientos que van desde las 60 fanegas por hectárea hasta las 120 fanegas por hectárea.
Además, esta empresa desarrolló ensayos desde zonas bajas, como Guápiles, hasta altas como Los Santos, para determinar los rendimientos en cada caso. Altmann dijo que venden el material al valor normal y dan gratuitamente el asesoramiento.
En tanto, Guardia recordó que en hacienda Sonora llevan 10 años de experimentos con diversas variedades. En los últimos cuatro años, detalló, se han realizado con las variedades ofrecidas por el Icafé. En esta finca, recordó el propietario, se tuvo una emergencia con una de las variedades cuando apareció un fuerte ataque de un mal muy parecido a la denominada “chasparria” que generalmente causa un hongo. Pero luego de ensayos se descubrió que era una bacteria y se logró controlar.
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Guardia advirtió que nada nuevo es fácil, que se debe tener atención y que en estos casos las plantas requieren de mucha atención nutricional.
Flores comentó que en La Guaria llevan 10 años de renovación con estas nuevas variedades. Pero defendió los excelentes resultados, pese a las altas necesidades nutricionales, las cuales se podrían compensar con menos inversión en control de plagas y hongos. “Con toda sinceridad, en este momento si no se hace la transformación a variedades nuevas es muy difícil subsistir en la actividad cafetalera”, afirmó Flores, para luego explicar que con ellas permiten más producción y mejora adaptación a los cambios de clima.
Para Flores es fundamental el trabajo que ha realizado la finca experimental de la compañía Starbucks en Costa Rica en este cambio que experimenta el sector cafetalero costarricense.
Gallegos igualmente resalta el aporte del centro experimental de Starbucks en Costa Rica. En este caso, la empresa tiene ya como 230 hectáreas sembradas con nuevas variedades, con rendimientos de 30 a 32 fanegas por hectárea en el primer año y de 125 a 130 fanegas por hectárea en el segundo año de producción.
El costo de una planta para reproducción está entre los ¢270 y los ¢275, informó Gallegos, lo cual es muy parecido al valor de las variedades tradicionales en Costa Rica.