La brecha salarial entre trabajadores del sector público y privado sigue ampliándose para ocupaciones calificadas altas, que incluyen directores, gerentes, profesionales, científicos y técnicos; no obstante, a un ritmo un poco menor que en años anteriores.
De acuerdo con la información de la Encuesta Continua de Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), al segundo trimestre de este año, hay cerca de 691.169 personas asalariadas con empleo formal con jornada tiempo completo, de las cuales 188.065 laboran en el sector público y 503.104 en el privado.
Si se divide por grado de calificación de la ocupación (para comparar categorías similares) entre los trabajadores de ocupación calificada alta, el salario promedio en el sector público es de ¢1.132.775 y en el privado de ¢894.717.
En el caso de la ocupación media en el público es de ¢502.612 y en la privada ¢362.888.
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La brecha entre asalariados de ocupación alta se amplió fuertemente luego de que entre los años 2012 al 2015, tras un ajuste que se realizó para los trabajadores del Gobierno Central (incluye principalmente ministerios), que ganaban menos que los del resto de las instituciones públicas. Esto ocasionó que los salarios de todo el sector público aumentaran.
En el 2008 se había detectado que los sueldos de los trabajadores del Gobierno Central se ubicaban en el percentil 30; es decir, que el 70% de los otros empleados del sector público ganaban más, y por lo tanto, entre el 2008 y el 2010 se les ajustó los salarios al percentil 50.
No obstante, debido a los encadenamientos que hay entre los trabajadores de distintas instituciones públicas el incremento se trasladó al resto de funcionarios del sector público.
Cuando se analiza la evolución de los salarios de la población con empleo formal, que labora en jornada de tiempo completo (de 40 a 48 horas semanales) del sector público y privado, de ocupaciones altas se nota que dicha brecha siguió ampliándose tras el ajuste, aunque a partir del 2015 a menor ritmo.
“De esta manera, mientras el salario nominal promedio en el sector privado se ajustó entre el 2012 y el 2015 para luego estabilizarse, el correspondiente al sector público mantuvo una tendencia creciente, que se mantiene a la fecha”, comentó Miguel Loría, uno de los autores del estudio “Costa Rica: empleo y política salarial del sector público” que publicó en el 2014, la Academia de Centroamérica.
Los datos reflejan que en la ocupación calificada alta es donde se da la mayor brecha. En la ocupación media (que incluye trabajadores de apoyo administrativo, ventas en locales, agrícolas, construcción, mecánica y operación de instalaciones y máquinas) la distancia es menor y se ha reducido un poco y en la ocupación no calificada la brecha bajó; no obstante, el sector público tiene muy poca población no calificada y por lo tanto los datos tienen alta variabilidad (20%).
Francisco Chang, subdirector general del Servicio Civil, aclaró que en el caso del Régimen de Servicio Civil (ministerios y entidades adscritas) los percentiles se dejaron de aplicar, desde enero 2010; así que no podría pensarse en efectos posterior a ello.
En esta comparación se incluyen en el sector público todos los trabajadores, tanto los del Gobierno Central, como los de instituciones públicas y bancos; aunque según señala la publicación de Loría, en este mismo sector también hay grandes disparidades para un mismo puesto.
Este estudio había detectado también diferencias hasta del 136% entre los salarios de trabajadores de una misma categoría entre el sector público y el privado con base en los datos de las Encuestas Nacionales de Hogares.
Según el especialista en mercado laboral Juan Diego Trejos, la brecha es mayor en la ocupación calificada alta porque este grupo es el que recibe más incentivos por dedicación exclusiva, prohibición, carrera profesional y anualidades de 5,5% (por ejemplo los profesionales en ciencias médicas).
¿Cuál es el problema?
Las brechas salariales no son negativas en el tanto los salarios respondan a la productividad de los trabajadores; no obstante, en este casos los salarios del sector público están más determinados por beneficios acordados que por un mayor rendimiento.
José Manuel Salazar, director de la Oficina Regional de la Organización Internacional el Trabajo para América Latina y el Caribe, dijo este tipo brechas también generan distorsiones en la economía.
Las distorsiones a su vez hacen que los recursos no se distribuyan de la mejor forma.
“Algo no está bien en un país donde las diferencias son muy elevadas porque en realidad la mayor productividad debería estar en el sector privado, el sector privado es el que crea la mayor parte del empleo”, comentó Salazar.
El tema también adquiere importancia en la actual situación fiscal donde la masa salarial aparece como uno de los disparadores automáticos del gasto público, según señala el estudio de la Academia de Centroamérica.
El Gobierno ha tomado algunas medidas administrativas para desacelerar el crecimiento en el salario del sector público, por ejemplo, al definir la anualidad como un monto y no como un porcentaje del salario base al menos para los trabajadores del Gobierno Central.
Por su parte, en el proyecto de Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas también se incluyen otras medidas para desacelerar el crecimiento futuro de los salarios del sector público. El transitorio XXIV del mismo proyecto aclara que los salarios de los servidores actuales no podrá ser disminuido y se les respetarán los derechos adquiridos que ostenten.
Algunas medidas que incluye el proyecto son elevar la nota para ganar la anualidad, la dedicación y la prohibición ya no serían un beneficio permanente, sino que se otorgarán según se necesiten y se reduce entre 50% a entre 10% y 25% el porcentaje que se paga por dedicación exclusiva, entre otras.