Los ingresos por impuestos que recibe el Gobierno pasaron de crecer 6,8% en el primer semestre del 2017 respecto al mismo periodo del año anterior, a apenas un 1% en el primer semestre de este año, informó la tarde de este viernes 20 de julio el Ministerio de Hacienda.
“Los ingresos tributarios (¢2.151.719 millones) apenas crecen 1% en contraposición al 6,8% del 2017, variación que se explica por la caída del impuesto selectivo de consumo en su componente de aduanas (11,6%), remesas al exterior (3,9%), ingresos y utilidades a las personas jurídicas (1,7%) y el impuesto único a los combustibles (1,7%)”, explicó el Ministerio de Hacienda en un comunicado.
De acuerdo con Hacienda, este comportamiento obedece, entre otros, a una menor importación de vehículos y a un menor consumo de gasolina, seguido de una merma en las utilidades de algunos contribuyentes.
Por su parte, el gasto total del Gobierno creció un 7% en el primer semestre y si se excluye el pago de intereses el incremento es de 4,5%.
El menor crecimiento de los ingresos tributarios en conjunto con un mayor servicio de la deuda, generaron un mayor déficit.
El déficit financiero del Gobierno (ingresos totales menos gastos totales) alcanzó ¢993.551 millones, lo cual representa un 2,8% de la producción.
En el comunicado, Hacienda manifestó su preocupación por la caída en el gasto de capital (14,3%) a pesar de su impacto favorable en crecimiento y reactivación.
“Es lamentable que la alta rigidez en el gasto nos impida destinar los recursos necesarios a áreas tan importantes para el desarrollo del país como la construcción de obra pública”, dijo Rocío Aguilar, ministra de Hacienda.
“Esto nos pone de nuevo ante la urgencia de modificar la legislación en materia fiscal, de manera que se amplíen las oportunidades de una mayor inversión en infraestructura”, añadió Aguilar.
Frente a estos resultados, Aguilar volvió a llamar la atención sobre las consecuencias de no avanzar más rápidamente en la construcción de acuerdos, que nos permitan contar con la reforma fiscal para estabilizar el gasto y mejorar la recaudación.
Para la jerarca, recurrir a más endeudamiento para atender los programas prioritarios, sin mejorar la situación de las finanzas públicas, aumentará aún más el servicio de la deuda, dificultando la senda de consolidación fiscal a la que aspira el país.
“Cada vez más delicada la situación fiscal del país, ahora acrecentada por el estancamiento en los ingresos tributarios. Todo pareciera indicar que al final del año el Gobierno Central presentará indicadores con respecto al PIB (producto interno bruto) muy preocupantes e insostenibles”, opinó el economista Norberto Zúñiga.
Zúñiga comentó que conforme pasa el tiempo sin una solución, el ajuste requerido para mantener el nivel de deuda respecto a la producción será mayor. En este momento se proyecta superior al 4% de la producción.
“Como el ajuste es tan grande, es necesario atacar todos los flancos posibles, especialmente los gastos corrientes, principales responsables del desbalance fiscal de los últimos años. La reactivación de la actividad económica debe ser una prioridad por sus favorables consecuencias fiscales, pero también por su impacto en el empleo, los salarios y la sanidad de las carteras crediticias”, comentó.