Los hogares de mayor poder adquisitivo pagarían más impuestos respecto a su ingreso que los hogares pobres, con la versión del proyecto de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas que se aprobó en primer debate, en la Asamblea Legislativa.
Según un estudio que publicó, este jueves 11 de octubre, el Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica, el 20% de los hogares más pobres aportarían, de los ingresos nuevos que produce la reforma, un 4,19% de su ingreso, y el 20% de los hogares más ricos un 6,17%.
El estudio lo presentaron José Antonio Cordero, director del Instituto, y los investigadores Rudolf Lücke y Luis Ángel Oviedo.
La reforma aprobada en primer debate transforma el impuesto de ventas a un Impuesto al Valor Agregado (lo extiende a los servicios), modifica el impuesto sobre la renta y realiza cambios en el pago futuro de los salarios de los trabajadores al sector público.
Los investigadores consideraron los impactos de todos los elementos de la reforma, excepto empleo público, porque lo que se analiza es la recaudación y no el ahorro que generaría.
No obstante, Lücke explicó que en el caso de las reformas al empleo público, aunque no se midió el impacto, es de esperar que no se afecte a los grupos más pobres.
“En el caso del gasto no hicimos análisis, pero en efecto el gasto que se modifica es el empleo público y cuando uno analiza los salarios del empleo público versus privado se da cuenta de que está afectando a los deciles (se dividen a los hogares en diez grupos según sus entradas) de mayores ingresos", comentó.
Los investigadores explicaron que el Impuesto al Valor Agregado (IVA) es un impuesto regresivo por definición (afecta más a los hogares más pobres respecto a su ingreso), porque las personas lo pagan independientemente de su ingreso.
Pero Oviedo explicó que el actual impuesto de ventas es regresivo y al convertirlo en un impuesto al valor agregado no se vuelve más regresivo.
El aporte adicional que tendrían que dar con el IVA el 20% más pobre sería de ¢3.000 mensuales por hogar, lo cual representa un 1,6% de su ingreso, y el 20% más rico aportaría ¢40.526 mensuales, lo cual representa 1,4% de su ingreso.
El Instituto también evaluó el impacto que tendría el 1% de IVA a la canasta básica sobre las familias pobres, pues eso eleva el costo de los bienes y servicios que ellos consumen y por lo tanto eleva la línea de pobreza.
El Instituto concluyó que la pobreza según la Encuesta Nacional de Hogares del 2017 es de 20,03% y con el 1% del IVA a la canasta básica, subiría a 20,41%, eso son alrededor de 5.800 hogares o 18.000 personas.
No obstante, Cordero explicó que si la reforma no se aprobara las familias pobres también sufrirían, aunque no han medido el impacto que eso tuviera, pero definitivamente habría secuelas sobre ellas.
“Unos esperaría que el Gobierno asuma en alguna forma la atención de las personas que caen por debajo de la línea de pobreza como resultado de la reforma”, comentó Cordero.
Los investigadores señalaron que una forma de reducir la regresividad del impuesto al valor agregado es eliminar de la canasta básica algunos productos que no consume la gente más pobre, los cuales pasarían a pagar el 13% en lugar del 1%.
Cordero añadió que no es una reforma perfecta, que es lo que se pudo plantear y negociar en un proceso terriblemente desgastante, y la misma no resuelve problemas de pobreza, ni de crecimiento, ni de equidad, porque no es para eso.