Luego de atravesar una crisis económica y social, a inicios de los años 80, la Comunidad Autónoma del País Vasco, en España, se transformó en un lugar donde el 93% de los trabajadores tiene un nivel de satisfacción medio o alto con aspectos del trabajo como jornada laboral, vacaciones, permisos, estabilidad, remuneración salarial y promoción.
Donde además, aumentó la participación de las mujeres en el mercado laboral y el número de personas que laboran en investigación y desarrollo; todo lo cual se transformó en una reducción de la pobreza de 13,3%, en 1996, a 5,7%, en el 2008.
Jon Azua, quien fue entre 1991 y 1995 vicepresidente del Gobierno de la Comunidad Autónoma del País Vasco, y antes ocupó otros cargos oficiales, explicó que esa transformación se logró con una estrategia de clúster (agrupamiento), donde empresas, gobierno, sector financiero, académico y todo el que tiene que ver con esa industria se sientan en una sola mesa a definir una estrategia y todos colaboran en su logro, aún empresas que son competencia. Azua, presidente y fundador de la firma EnovatingLab, compartió de su experiencia con este diario.
– ¿Como el País Vasco llega a pasar de una crisis, todavía más fuerte que lo que nosotros estamos viviendo hoy, a unos resultados donde la mayor parte de los trabajadores están satisfechos con su trabajo?
– La verdad que con mucha constancia mucho esfuerzo, compromiso y responsabilidad. La situación que había en el País Vasco a finales de los 70 y principio de los 80 cuando se accede al autogobierno, a recuperar la parte del auto gobierno después de una dictadura, pues era tremendamente complicada.
"Encuentras un país que, por un lado, había tenido una historia económica importante antes de la dictadura, que le tocó de crisis en crisis, la crisis mundial, energética, financiera, monetaria e industrial, y que todo su poderío, por decirlo de alguna manera, todo lo que le permitía ser un país positivo en términos de resultados se le cae como fichas de dominó y tiene que reinventarse.
“Hay una crisis empresarial importantísima, no sólo por el cambio de modelo y paradigma, sino porque estaba muy castigada, por el terrorismo, por la extorsión, por el llamado impuesto revolucionario”.
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– ¿Cómo surge la idea de los clústeres, la cual les ha ayudado a ustedes a salir adelante?
– En el tema de clúster yo aprendí lo que siempre se ha estudiado, las agrupaciones, los racimos, todo eso, pero de manera real y ver lo que realmente eso podía hacer fue con Michael Porter.
"En el año 1986, cuando estaba como vicepresidente de Asuntos Económicos en el país Vasco, se formó un pequeño grupo, estábamos tres ministros para pensar de qué manera podríamos tratar de abordar una estrategia país.
"Entonces empezamos a mirar las estrategias de desarrollo regional que habían en Europa, no nos convencía ninguna, era muy centrada en ordenación del territorio, infraestructuras físicas pero poco del sentido económico-social que nosotros queríamos darle al país.
"Y así es como voy a ver a Harvard a Michael Porter y le planteo la posibilidad de colaborar con nosotros. Él me habla de sus líneas de investigación, y estaba trabajando lo que en años más tarde, en 1989 y I990, fue la ventaja competitiva de las naciones.
“Al final conseguimos que Michael Porter nos ayudará con un estudio previo de lo que luego fue esa ventaja competitiva, su trabajo fue tremendamente criticado en el País Vasco por los medios de comunicación, por el medio académico y vino un cambio de gobierno en el cual yo dejé el gobierno, y entonces el gobierno en ese momento no lo puso en marcha por las dificultades y el rechazo que tenía”.
– ¿Y qué era lo que proponía?
– Los clúster que proponía le sonaban, a la gente, como que no aportaba nada nuevo.
– ¿Era entre empresas privadas o público-privadas?
– Privadas y públicas, el concepto básico, y no es exactamente el que luego aplicamos. Como eso no se pudo hacer (en ese momento), yo salí del Gobierno y desde la Bolsa de Bilbao impulsé uno de ellos, que era el clúster financiero para trascender de la bolsa y crear una especie de plaza financiera, entonces ahí metimos a los agentes financieros, a las empresas relacionadas con bolsa, con la financiación, con banca, formación, universidades, etc.
"Cuando entro al gobierno como vicepresidente, y ya era responsabilidad mía toda esa política económica industrial y financiera, entonces resucito el tema y lo que vamos a hacer es una política de competitividad, una nueva política industrial basada en la ‘clusterización’ de la economía, comienzan conversaciones, convencer, llevar al parlamento y no fue fácil porque a la mayoría de la gente no le entusiasmaba.
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– ¿Cuál fue el primer clúster que lograron hacer?
– El primero que pusimos en marcha, y se quedó como un tema de gabinete porque hubo el rechazo de las fuerzas principales, fue el de acero.
"Hubo algunos que apostaron de una manera muy clara desde el principio, por ejemplo, la asociación clúster del automóvil que funciona extraordinariamente bien, es una asociación que dio el paso inmediatamente, también con sus quejas y críticas pero lo hizo, es un gran baluarte de liderazgo en el País Vasco.
"Máquinas y herramientas no quería pasar al tema de la ‘clusterización’ porque entendía que su propia asociación era muy potente y podrían abordar ellos el modelo, pero al final aceptaron participar con el Gobierno, con sus matices, pero lo hicieron y así fuimos creando los 10 primeros que fueron los que se fueron organizando conforme al modelo que les proponía el Gobierno.
– ¿En el clúster participan las empresas, el Gobierno y el sector educativo?
– Cualquier agente que guarde relación con la actividad económica territorial que es objeto en el clúster, entonces participan empresas, privadas o públicas, empresas de consultoría y de servicios que estén relacionadas con esa actividad; empresas financieras, banca, finanzas, el mundo de la academia, universidades, escuelas específicas, centros de investigación, centros de investigación cooperativa, corporaciones tecnológicas... Es decir, todos aquellos que al final, por simplificar mucho, determinan tu cuenta de resultado o tu actividad y, por supuesto, los gobiernos.
– ¿Qué lecciones de ahí ve que podemos aprender los costarricenses?
– No se trata tanto de enseñar o de aprender muchas lecciones, sino de ver cosas que le pueden servir a tu país para poder dar ese salto, yo creo que lo primero es que por muy difícil y compleja que esté la situación o un país, en un momento determinado, que siempre va a haber incertidumbre, desafíos, conflictos y problemas, lo primero que tienes que hacer es querer apropiarte de tu futuro, que seas tu quien defina y seas el protagonista de tu futuro.
"Como pueblo eso lógicamente exige compromiso, responsabilidad y liderazgo, y hay riesgos, hay que tomar decisiones, te pueden salir bien o pueden salir mal, ser constante en el tiempo, pensar que esto se construye en años, en décadas y que nunca acaba.
"Siempre habrá demandas nuevas, la sociedad siempre te dirá cosas diferentes, tienes que estar preparado para ir adaptándose y cambiando continuamente.
“Yo creo que Costa Rica tiene fortalezas muy importantes para dar otro salto, como lo dio en su día, para poder avanzar claramente y ubicarse en una posición entre los líderes latinoamericanos, y mucho más allá, en determinados campos; tiene empresas y, entre comillas, solo tienen que atender a cinco millones de personas, no a 2.000 millones, entonces hay madera más que suficiente, en mi opinión, para poder hacerlo y creo que lo puede hacer”.