Alepo, Siria.
Al menos 45 civiles murieron este sábado en los barrios rebeldes de Alepo, devastados por una lluvia de bombas lanzada por las fuerzas del Gobierno sirio y su aliado ruso, tras otro fracaso en las negociaciones entre Washington y Moscú sobre una tregua
Entre las víctimas figuran al menos siete civiles --entre las raras personas que se aventuran al exterior para buscar comida-- que hacían cola para comprar yogur en un mercado del barrio de Bustan al-Qasr, según la organización Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Un corresponsal de la AFP describió un escenario trágico, con restos de cadáveres esparcidos en el suelo, en medio de un baño de sangre. Las clínicas estaban desbordadas con la llegada de nuevos heridos.
Bustan al-Qasr se halla en la línea que divide la zona gubernamental de la ciudad, en el oeste, de los barrios controlados por los rebeldes, en el este.
Para mayor sufrimiento, los casi dos millones de habitantes de Alepo carecían este sábado de agua debido a los bombardeos de la noche anterior. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) teme una "catastrófica aparición de enfermedades" a causa de la falta de agua potable, en particular entre los niños.
"El sufrimiento indiscriminado que se está causando a civiles (...) es una violación inaceptable de la ley humanitaria internacional" expresaron en un comunicado conjunto el sábado la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, y el comisionado europeo para laAyuda Humanitaria, Christos Stylianides.
Alepo, antigua capital económica y segunda mayor ciudad del país, se ha convertido en el principal botín de la guerra en Siria, que ha causado más de 300.000 muertos en cinco años y medio.
Castigo inmisericorde. Desde el lunes arrecian los bombardeos gubernamentales y rusos. El jueves, el ejército sirio anunció el comienzo de una vasta ofensiva, con operativos de "reconocimiento y bombardeos", previos a una "operación terrestre".
En la tribuna de las Naciones Unidas en Nueva York, el ministro de Relaciones Exteriores sirio, Walid Muallem, lamentó que "ciertos países sigan derramando lágrimas de cocodrilo sobre la situación de los sirios en algunas zonas", como Alepo, en tanto "continúan apoyando y armando a los terroristas (...) que impiden la entrega de ayuda humanitaria". Damasco califica así a todo grupo o persona levantados en armas en su contra.
Añadió: "Nosotros, en Siria, estamos combatiendo al terrorismo en nombre de todo el mundo".
A pesar de una reunión en Nueva York de los jefes de la diplomacia estadounidense, John Kerry, y ruso, Serguéi Lavrov, cuyos países apoyan a bandos opuestos, la comunidad internacional parece incapaz de frenar este conflicto.
Un alto el fuego de una semana, impulsado por Moscú y Washington, terminó el lunes pasado sin que la ayuda humanitaria hubiese llegado a la parte de Alepo asediada por el régimen. Ambas potencias se acusan mutuamente de haberlo violado.
Los habitantes de los barrios rebeldes de Alepo estaban encerrados en sus casas este sábado por la mañana cuando ocurrieron los nuevos bombardeos.
El OSDH informó que hubo ataques de la aviación rusa y que los helicópteros del régimen lanzaron barriles con explosivos por segunda noche consecutiva.
"El régimen golpea duramente esta zona porque quiere impulsar a la gente a irse hacia los sectores de Alepo controlados por el gobierno, y así retomar" las zonas en manos de los insurgentes, afirmó Rami Abdel Rahman, director del OSDH.
El Ejército pidió esta semana a los habitantes que se alejaran de las posiciones de los grupos rebeldes y aseguró que los civiles que quisieran abandonar estas zonas en dirección al sector progubernamental no serían detenidos.
El viernes, al menos 47 civiles--entre ellos siete niños-- perdieron la vida en los bombardeos, según balance del OSDH.