Panama City, EE. UU. El huracán Michael destruyó casas hasta los cimientos y derribó árboles y postes de luz en el noroeste de Florida, una zona balnearia en el golfo de México donde tocó tierra el miércoles en la tarde del miércoels con vientos de 250 kilómetros por hora.
Según las autoridades, fue la tormenta más poderosa en golpear este estado del sureste estadounidense en más de una década.
Una persona murió en el norte de Florida, informó un funcionario del condado de Gadsden, al oeste de la capital estatal, Tallahassee.
El ojo de Michael ingresó a tierra firme cerca de Mexico Beach, un poblado a unos 30 km al sureste de Panama City, cerca de las 17 GMT (11 a. m. en Costa Rica) como un huracán de categoría 4 en el máximo de 5 en la escala Saffir-Simpson, informó el Centro Nacional de Huracanes (NHC).
Con vientos ululantes, el meteoro impactó la costa con lluvias laterales, ráfagas poderosas y fuertes olas. Inundó calles y muelles, derribó árboles, esparció ramas y hojas, dejó sin electricidad a más de 190.000 hogares y comercios, destrozó marquesinas y envió tejas por los aires. Se escucharon explosiones, al parecer causadas por transformadores.
Se registraron daños extensos en Panama City, incluyendo árboles arrancados de raíz y caída de cables eléctricos en prácticamente todo el lugar. Los techos fueron arrancados y varias casas quedaron destruidas por los árboles caídos.
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En el suelo podían verse señales de tránsito retorcidas Los residentes salieron al atardecer para evaluar los daños una vez que finalizó la lluvia, aunque con el cielo aún nublado.
El gobernador de Florida, Rick Scott anunció poco después de que el vórtice de la tormenta ingresó a tierra que las “agresivas” labores de búsqueda y rescate apenas se iniciaban, y llamó a la población a mantenerse alejada de los caminos.
🌪🇺🇸Poca broma el #HurricaneMichael pasando por Panama City Beach, en Florida.pic.twitter.com/VFF6CecZxM
— Emilio Doménech (@Nanisimo) October 10, 2018
“Si usted y su familia lograron permanecer a salvo después de la tormenta, lo peor que pueden hacer ahora es actuar despreocupadamente”, previno.
Dado que el huracán seguía golpeando al estado horas después de tocar tierra y que las condiciones eran demasiado peligrosas para que equipos de búsqueda y rescate salieran, no había reportes inmediatos de más muertos o lesiones serias.
Cerca de cuatro horas después de que el huracán tocó tierra, el ojo de Michael abandonaba el panhandle de Florida (franja de tierra a lo largo de la costa del golfo de México) y se acercaba al sureste de Alabama y el suroeste de Georgia, indicó el NHC.
Añadió que Michael había bajado a categoría 3, con vientos de 205 Km/hora –menos fuertes pero aún peligrosos–.
“Michael debería debilitarse a medida que cruce el sureste de Estados Unidos a lo largo del jueves”, señaló esa entidad.
Fuerte en poco tiempo
Michael era un fenómeno meteorológico que pasó rápidamente de una depresión tropical, el fin de semana, a una poderosa tormenta de categoría 4 la mañana del miércoles. Es el huracán más poderoso que pega en la zona de Florida conocida como panhandle del que se tenga registro.
“He tenido que tomar antiácidos por lo nauseabundo que me siento hoy por la inminente catástrofe” , dijo en un tuit el científico del Centro Nacional de Huracanes, Eric Blake, en momentos en que la tormenta se volvía más aterradora porque ganaba fuerza alimentándose del mar inusualmente cálido del golfo de México, con 28,8 grados Celsius.
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Se emitieron órdenes de desalojo para más de 375.000 personas en la costa del golfo de México. Sin embargo, la tormenta que rápidamente se fortalecía y movía, dio poco tiempo a la gente para prepararse, y las autoridades de emergencia lamentaron que muchas personas ignoraron las advertencias, ya que al parecer pensaron que podían resistir la tormenta.
“Desafortunadamente, esta es una situación histórica, increíblemente peligrosa y de riesgo de vida”, expresó Ken Graham, director del NHC. “Será increíblemente catastrófico”.
El general Terrence O'Shaughnessy, comandante del Comando de Defensa Aeroespacial de Norteamérica, dijo que la rapidez con que se formó y creció la tormenta tomó a los residentes con la guardia baja.
“Comenzó como tormenta tropical, luego aumentó a categoría 1, después 2 y cuando menos lo esperábamos, era un huracán de categoría 4”, añadió.
Conforme el meteoro se intensificaba, los meteorólogos veían imágenes satelitales con completo asombro. “Estamos en territorio desconocido”, escribió en Facebook el meteorólogo Dennis Feltgen del Centro Nacional de Huracanes. “El archivo histórico, que llega hasta 1851, no tiene registrado que un huracán de categoría 4 golpeara el noroeste de Florida”.
Es probable que la tormenta desate un debate sobre calentamiento global. Los científicos dicen que el calentamiento global es responsable de que sea más frecuente e intenso el clima extremo, como tormentas, inundaciones, sequías e incendios.
Sin embargo, sin estudios extensos no pueden vincular directamente un solo evento al cambio climático.
Sorteando el huracán
Diane Farris, de 57 años, y su hijo caminaron a una escuela convertida en albergue cerca de su casa en Panama City, y encontraron 1.100 personas en un espacio para la mitad de ese cupo. Ni ella ni su hijo tenían forma de comunicarse porque su único celular se mojó y dejó de funcionar.
“Me preocupo por mi hija y nieto. No sé dónde están”, afirmó la mujer mientras sollozaba.
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Vance Beu, de 29 años, se quedó en el apartamento de su madre, en un pequeño complejo de viviendas de madera. Un enorme pino abrió un hueco en su techo y dijo que la tormenta sonaba como una turbina de avión conforme el viento aceleraba. Incluso se le taparon los oídos ante la baja presión.
“Sinceramente fue horrendo. Había mucho ruido. Pensamos que las ventanas se romperían en cualquier momento. Protegimos las ventanas por dentro colocando colchones”, relató.
Kaylee O’Brien estaba llorando al revisar los restos del apartamento que compartía con tres compañeros en Whispering Pines, en donde se respiraba el aroma de los pinos rotos por el viento. Cuatro árboles chocaron contra el techo de su apartamento y estuvieron a punto de impactar a dos personas. Su gata siamesa de un año, Molly, está desaparecida.
“No la hemos visto desde que el árbol chocó contra la casa. Es mi bebé”, declró O’Brien entre lágrimas.