Huehuetán, México. Miles de hondureños continuaban este lunes una titánica caminata por territorio mexicano con destino a Estados Unidos, desafiando nuevas amenazas del presidente Donald Trump de cortar la ayuda a Honduras, Guatemala y El Salvador, en represalia por el imparable éxodo migrante.
Con escasas pertenencias y llevando niños y bebés a cuestas, más de 7.000 migrantes, según estimaciones de la ONU, reanudaron su marcha poco antes de mediodía hacia el norte de México desde Tapachula, estado de Chiapas, ciudad fronteriza con Guatemala.
“Caminen con nosotros para que vean lo que se siente!", gritó un migrante en la plaza de Tapachula, a manera de banderazo de salida, provocando gritos entre la multitud. Emprendieron rumbo a Huixtla, también en Chiapas, que será la segunda parada de muchas hasta llegar a Tijuana o Mexicali, limítrofes con Estados Unidos y a más de 3.000 kilómetros.
“Me siento fuerte, a pesar de la temperatura del sol", afirmó Noemí Bobadilla, de 39 años, quien limpiaba bodegas en Honduras y ahora atraviesa México con una amiga y su bebé. Pero cientos prefirieron pedir ayuda; se montaron jubilosos sobre tráileres, camionetas para transportar ganado y automóviles, gritando “¡Sí se pudo!, ¡Sí se pudo!” y ondeando banderas de Honduras al pasar por la comunidad de Huehuetán, donde los vecinos se organizaron para darles comida, agua, pañales y calcetines.
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Temprano el lunes, Trump escribió en Twitter: “Vamos a empezar a cortar, o reducir sustancialmente, la tremenda cantidad de ayuda externa que habitualmente les damos”.
El presidente lamentó además que México no haya sido capaz de detener el avance de los migrantes y puso en alerta a las patrullas fronterizas y a los militares ante esta “emergencia nacional”.
Sadly, it looks like Mexico’s Police and Military are unable to stop the Caravan heading to the Southern Border of the United States. Criminals and unknown Middle Easterners are mixed in. I have alerted Border Patrol and Military that this is a National Emergy. Must change laws!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 22, 2018
“Parece que la policía y los militares de México son incapaces de detener la caravana que se dirige a la frontera sur de Estados Unidos. Criminales y personas de Oriente Medio no identificadas están mezclados”, afirmó Trump.
Empero, un equipo de periodistas de The Associated Press (AP) que ha viajado con la caravana durante más de una semana ha hablado con hondureños, guatemaltecos y salvadoreños, pero no ha visto a ningún migrante de Oriente Medio, como aseveró el gobernante.
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Más tarde, el saliente presidente de México, Enrique Peña Nieto, advirtió de que aquellos que optaron por mantenerse en la caravana de indocumentados “difícilmente podrán lograr su objetivo, sea de ingreso a Estados Unidos o de permanencia en México".
Cambios en política migratoria
Por su lado, el próximo canciller mexicano, Marcelo Ebrard, dijo que cuando el 1.° de diciembre inicie el gobierno del presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador, habrá “cambios sustanciales" en la política migratoria.
“Habrá muchas más visas de trabajo” y "vamos a invertir en Honduras, Guatemala y El Salvador”, prometió.
La ayuda estadounidense para la región norte de Centroamérica ya se ha reducido. Según la organización no gubernamental Oficina de Washington para América Latina (WOLA, en inglés), el apoyo a Honduras pasó de $209,2 millones a $181,7 millones entre el 2016 y el 2017, un monto aún relevante para el pequeño país cuyo presupuesto nacional es menor a $10.000 millones.
“Para nosotros es un éxodo, no es un evento que tiene principio o fin... vienen más personas”, comentó en conferencia de prensa Rubén Aguilar miembro del Movimiento Migrante Mesoamericano, antes de salir de Tapachula.
Gran parte de la caravana que salió hace casi diez días de San Pedro Sula, Honduras, logró ingresar a México ilegalmente y durmió en la plaza principal de Tapachula, ciudad con más de 300.000 habitantes, tras haber recorrido más de 760 km a pie. Los impulsa, según dicen, la urgencia de apartarse de la violencia criminal y los altos índices de pobreza en Honduras.
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La comitiva, que partió hace más de una semana con menos de 200 migrantes, fue atrayendo más personas a su paso y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estimó que ahora podría haber unas 7.200 personas. El portavoz adjunto del organismo, Farhan Haq, dio la cifra a periodistas en la sede de la organización en Nueva York y dijo que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informó de que un gran número de personas seguían llegando a México el lunes.
“Los Estados de la región deben cooperar para resolver la situación”, manifestó Haq, quien agregó que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) envió un equipo de emergencia a las ciudades mexicanas cerca de la frontera con Guatemala. El objetivo es brindar a los miembros de la caravana la información adecuada sobre el sistema de asilo de México, así como asesoramiento legal y asistencia humanitaria.
La intención de los migrantes era ingresar al país a través del puente internacional, paso oficial entre Guatemala y México. Pero el Gobierno de este país cerró la frontera el viernes ante la llegada masiva de los hondureños. Muchos optaron por cruzar el caudaloso río Suchiate a nado o en precarias balsas.
Organizaciones civiles protectoras de migrantes difundieron en Tapachula un comunicado responsabilizando al Gobierno de México de “los tratos crueles, inhumanos y degradantes cometidos” contra los migrantes y de realizar detenciones arbitrarias.
Pese a ello, una segunda caravana de casi un millar de hondureños inició el domingo la travesía desde Guatemala. El trayecto por México puede tomarles un mes y van con el “riesgo latente” de ser detenidos, según Rodrigo Abeja, activista de Pueblos Sin Frontera.
Sin documentos, los migrantes quedan en la clandestinidad y a merced de traficantes de personas o de drogas que los secuestran o buscan reclutarlos contra su voluntad.
En el 2010, un grupo de 72 migrantes de Centro y Suramérica fueron secuestrados por el cartel de Los Zetas y asesinados porque se negaron a unírseles, según el Gobierno. Sus cadáveres fueron hallados en una bodega de Tamaulipas, fronteriza con Estados Unidos.