La Meca, Arabia Saudí. Con las primeras luces del día, una multitud de fieles comenzó a dar vueltas alrededor de la Kaaba, una construcción con forma de cubo que representa la casa de Dios y su unidad, en La Meca, uno de los lugares sagrados del islam y el lugar hacia donde miran los musulmanes practicantes de todo el mundo durante sus cinco oraciones diarias.
El peregrinaje, que dura cinco días y es uno de los cinco pilares del islam, es una de las mayores concentraciones de gente del mundo y se requiere que todos los musulmanes sanos lo realicen al menos una vez en la vida.
El hach ofrece a los peregrinos una oportunidad de sentirse más cerca de Dios ante los numerosos retos que enfrenta el mundo musulmán, incluyendo la amenaza del extremismo en Oriente Medio tras la derrota del grupo extremista Estado Islámico en Irak y Siria y la difícil situación que vive la minoría rohinyá en Myanmar.
“ Estamos muy bendecidos por Alá por estar en este lugar, y rezamos a Alá para que haga que las naciones islámicas de Occidente a Oriente estén en una situación mejor”, señaló Essam-Eddin Afifi, un peregrino de Egipto. ” Rezamos para que las naciones islámicas superen a sus enemigos”.
Los musulmanes creen que el hach revive los pasos del profeta Mahoma y de los profetas Ibrahim e Ismail (Abraham e Ismael en la Biblia). Según la tradición musulmana, Dios detuvo la mano de Ibrahim tras ordenarle el sacrificio de su hijo, Ismail, mientras que según la cristiana y la judía de la leyenda, a Abraham se le ordenó asesinar a su otro hijo, Isaac.
Los fieles dan la vuelta a la Kaaba en el sentido contrario a las agujas del reloj siete veces mientras recitan súplicas, y luego caminan entre las dos colinas que recorrió Hagar, la esposa de Ibrahim. La Gran Mezquita de La Meca, la más grande del mundo, abarca la Kaaba y las dos colinas.
Antes de viajar a La Meca, muchos peregrinos visitan la ciudad de Medina, donde está enterrado el profeta Mahoma y donde levantó la primera mezquita.
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Tras rezar en La Meca, los fieles se dirigirán el lunes a una zona llamada monte Arafat, el lugar donde Mahoma ofreció su último sermón. Desde allí, irán hasta Muzdalifa, recogiendo guijarros a lo largo del camino para la lapidación simbólica del demonio y para expulsar sus pecados en una ceremonia que tiene lugar durante tres días en el valle de Mina.
Al final del hach, los hombres se afeitan el pelo y las mujeres cortan un mechón de cabello en señal de renovación tras completar la peregrinación. En el resto del mundo, los musulmanes celebrarán el final del hach con la fiesta del Eid al-Adha, que recuerda la disposición de Ibrahim a sacrificar a su hijo. Durante el feriado se matan ovejas y ganado y se distribuye parte de la carne entre los pobres.
Más de dos millones de musulmanes viajarán a Arabia Saudí para participar en la peregrinación este año, dijo el portavoz del Ministerio de Interior saudí, el mayor general Mansour al-Turki, a periodistas el sábado.
La familia gobernarte en Arabia Saudí, Al Saud, fundamenta su legitimidad en parte en su gestión de los lugares sagrados del islam. El título oficial del rey Salmán es "custodio de las dos mezquitas santas”, en La Meca y Medina. Otros reyes saudíes, y los dirigentes otomanos de la región de Hijaz antes que ellos, adoptaron el cargo honorífico.
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El reino invirtió miles de millones de dólares procedentes de sus vastos ingresos por la venta de petróleo en medidas de seguridad y protección, especialmente en Mina, donde se registraron algunos de los incidentes más letales del haj.
El más grave ocurrió hace tres años, el 24 de setiembre del 2015, cuando una estampida y una avalancha de peregrinos mató a al menos 2.426 personas, según un conteo de The Associated Press. Los datos oficiales de las autoridades saudíes apuntaron que 769 personas fallecieron y 934 más resultaron heridas, pero no variaron desde dos días después de la tragedia.