Ciudad del Vaticano. El papa Francisco canonizará el domingo al papa Pablo VI, el artífice de la modernización de la Iglesia católica en los años 60, quien pasará a la historia por su oposición a la píldora anticonceptiva en la era de la revolución sexual.
El italiano Giovanni Battista Montini, nacido en 1897 en el seno de una familia noble, fue pontífice de 1963 a 1978, años difíciles para la Iglesia, marcados también por la influencia de la Teología de la Liberación en América Latina y los curas guerrilleros, como el padre Camilo Torres.
Durante su pontificado clausuró en 1965 las labores del Concilio Vaticano II, iniciadas por Juan XXIII en 1962 y puso en marcha muchas de las reformas que se indicaban: suprimir la tiara papal, la “silla gestatoria” con la que cargaban los pontífices, todos emblemas de lujo.
Después de Juan XXIII y Juan Pablo II, Francisco canoniza a un pontífice que considera un referente intelectual y que a menudo cita.
Poco después de su elección en 1963, Montini depositó como gesto de humildad la tiara pontificia en el altar de la basílica de San Pedro, un gesto que inspiró al argentino Jorge Bergoglio a entregar en marzo del 2013 la cruz pectoral de oro y cambiarla por una de plata.
Con su canonización, el papa Francisco quiere reforzar el diálogo con las demás religiones, con el mundo contemporáneo, e impulsar la idea ecuménica de Pablo VI, quien inauguró una serie de viajes convirtiéndose en el primer papa que visitó los cinco continentes.
El llamado “papa peregrino” viajó a Tierra Santa en 1964 y se encontró con el patriarca ortodoxo Atenágoras I, con quien celebró la anulación de los decretos de excomunión mutua impuestos tras el Gran Cisma entre Oriente y Occidente en 1054.
Igual de célebre fue su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York (1965), un histórico llamado por la paz y contra la guerra en Vietnam, así como su visita a Colombia (1968), la primera a América Latina, sacudida por la luchas revolucionarias y la influencia de teólogos comprometidos con los pobres como el brasileño Leonardo Boff y el peruano Gustavo Gutiérrez.
Estuvo en India, Uganda, Filipinas y Australia, y creó la Jornada Mundial de la Paz, que se celebra desde hace casi 50 años el primero de enero.
La revolución sexual de mayo de 1968, las innovaciones litúrgicas, la protesta de obispos y la partida de miles de sacerdotes y religiosos además de la rebelión de los ultratradicionalistas del movimiento Lefebvrista sacudieron la Iglesia que guiaba.
Fue distante con el ultracatólico dictador español Francisco Franco y asistió impotente pocos meses antes de morir en 1978 al secuestro y asesinato por parte de las Brigadas Rojas de su amigo Aldo Moro, presidente entonces de la influyente Democracia Cristiana italiana.
En total publicó siete encíclicas, entre ellas “Humanae Vitae”, en 1968, en la que condenó el uso de la píldora como método anticonceptivo, pese a que sus consejeros le pedían que no se pronunciara. Una cuestión candente para la iglesia 50 años después.