Ciudad del Vaticano. El papa Francisco aceptó la renuncia del arzobispo australiano Philip Wilson tras haber sido declarado culpable de encubrir abusos sexuales a un niño en los años setenta, un caso más que empaña a la Iglesia católica.
El arzobispo de Adelaida, de 67 años, fue acusado de encubrir los abusos de un conocido cura pedófilo, Jim Fletcher, por lo que un tribunal lo declaró culpable en mayo por un máximo de dos años de cárcel.
“El Santo Padre aceptó la renuncia del gobierno pastoral de la arquidiócesis de Adelaida (Australia) presentada por monseñor Philip Edward Wilson”, reza este lunes la nota divulgada por el Vaticano.
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El prelado, que siempre ha negado las acusaciones, anunció en mayo que renunciaba a sus funciones para sopesar el veredicto.
El 3 de julio el religioso fue condenado a 12 meses de cárcel, sin posibilidad de ser liberado antes de seis meses.
El papa Francisco adoptó la línea de tolerancia cero contra la pedofilia en la Iglesia, tras una serie de escándalos que han afectado su papado.
El sábado, en un gesto sin precedentes en la historia reciente, anunció la suspensión del célebre cardenal estadounidense Theodore McCarrick, de 87 años, del Colegio Cardenalicio y le prohibió ejercer su ministerio tras una investigación que consideró “creíbles” las acusaciones de abuso sexual en su contra.
McCarrick, un sacerdote que fue ascendido a obispo y arzobispo en la arquidiócesis de Nueva York antes de partir hacia Washington en 2001, es uno de los cardenales estadounidenses más conocidos en el ámbito internacional.
Francisco intenta así corregir los errores y omisiones del pasado con respecto a los escándalos de pedofilia y su encubrimiento, uno de los grandes males de la iglesia.
El caso chileno
En mayo, 34 obispos chilenos anunciaron su renuncia por estar involucrados escándalos de pederastia, y sucesivamente 14 sacerdotes de ese país fueron suspendidos por supuestos delitos sexuales, en un limpieza sin precedentes en sus cinco años de papado.
Varios miembros de la jerarquía eclesiástica chilena fueron acusados por las víctimas de ignorar y encubrir los abusos del sacerdote pedófilo Fernando Karadima en los años 1980 y 1990.
Australia, Chile, Estados Unidos, Irlanda, son algunos de los países en que los casos denunciados han salpicado a la jerarquía de la Iglesia.
El cardenal australiano George Pell, que está siendo sometido a juicio en Melbourne por presuntos abusos de menores, nunca había sido acusado en persona hasta hace poco tiempo.
El purpurado, hasta hace poco número tres del Vaticano, había recibido muchas críticas por falta de sensibilidad hacia las víctimas.
Esa falta de sensibilidad y de voluntad de escuchar a las víctimas es la mayor acusación contra los responsables de la Iglesia, acusados de haber creado un mecanismo para encubrir en las diocésis y entre obispos a los curas pedófilos.
Un sistema que permitió ocultar por décadas los atroces y repetidos abusos del fundador de los Legionarios, el mexicano Marcial Maciel, del chileno cura Karadima y del mismo Wilson.
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Francisco, que inicialmente minimizó las denuncias contra Karadima, tuvo que pedir luego perdón, recibir a las víctimas y prometer una verdadera limpieza de la institución.
Asociaciones de víctimas en todo el mundo exigen que el papa argentino pase de las palabras de condena y la creación de comisiones sobre el problema, a los hechos, con una política antiabuso más fuerte y contundente, que prevenga los abusos y garantice que se haga justicia.