Harrisburg, EE. UU. Sacerdotes católicos del estado de Pensilvania emplearon rituales religiosos, símbolos de la fe y la amenaza de una eternidad en el infierno con el fin de tocar, abusar y violar a menores, según un reporte de un jurado investigador divulgado el jueves, una conducta que el principal fiscal del estado calificó de “armamentización de la fe”.
Los “sacerdotes pederastas” emplearon la propia fe de las víctimas y su confianza en ellos como líderes religiosos para abusar de ellos y silenciarlos, según detalló un informe de 884 páginas sobre la investigación estatal.
El Vaticano reaccionó este jueves con “vergüenza” y “dolor”por las revelaciones e indició que el papa Francisco estaba del lado de las víctimas.
Según extractos de los hechos recopilados durante la pesquisa, un cura ató a una de sus víctimas con cuerda dentro un confesionario en “una posición de oración”. Cuando el menor se negó a mantener relaciones sexuales, el enojado sacerdote empleó un crucifijo de 18 centímetros para agredirlo sexualmente, agregó.
Otra víctima contó como un religioso usó una cruz de metal para golpearlo.
“Depredadores en cada diócesis armamentizaron la fe católica y la usaron como una herramienta de su abuso”. Josh Shapiro, fiscal general de Pensilvania.
En la rectoría de una parroquia, cuatro curas hicieron que un chico se desnudara y posara como Jesucristo en la cruz mientras le tomaban fotos, detalló el reporte.
“Él afirmó que todos se reían y decían que las imágenes serían utilizadas como referencia para nuevas esculturas religiosas para las parroquias”, añadió. Dos de los sacerdotes implicados en esos hechos cumplieron más tarde penas de prisión por abusar sexualmente de dos monaguillos.
‘Instrumento de Dios’
Otro cura contó a un niño al que estaba acariciando que lo que hacía estaba bien porque él era “un instrumento de Dios”.
De acuerdo con el informe, los sacerdotes también utilizaron el sacramento de confesión como una oportunidad para atacar a menores.
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La investigación en seis de las ocho diócesis del estado de Pensilvania -Allentown, Erie, Greensburg, Harrisburg, Pittsburgh y Scranton- es la más amplia realizada nunca sobre abusos de sacerdotes católicos en Estados Unidos, según los defensores de las víctimas. Más de 1.000 menores, y posiblemente muchos más, fueron víctimas desde la década de 1940, indicó el informe.
La diócesis representa a alrededor de 1,7 millones de católicos.
“Depredadores en cada diócesis armamentizaron la fe católica y la usaron como una herramienta de su abuso” , dijo el fiscal general de Pensilvania Josh Shapiro en una conferencia de prensa el martes al revelar el informe del jurado investigador, que documentó las acusaciones contra 301 sacerdotes durante siete décadas.
Solo dos de los curas han sido acusados de delitos como resultado de la investigación del jurado, aunque algunos fueron procesados en años pasados. Más de 100 han muerto y muchos otros se han retirado.
“Los abusos descritos en el informe son criminales y moralmente reprobables. Estos hechos han traicionado la confianza y han robado a las víctimas su dignidad y su fe”. Comunicado del Vaticano.
Los líderes de la Iglesia dicen que la mayoría de las ofensas ocurrieron en algún momento en el pasado y señalan que se adoptaron reformas importantes a partir del 2002 para salvaguardar a los niños.
Solidaridad con las víctimas
En su primera manifestación pública luego de conocerse la investigación en las diócesis de Pensilvania, la Santa Sede dijo en un comunicado que “las víctimas deben saber que el Papa está de su parte. Aquellos que han sufrido son su prioridad, y la Iglesia quiere escucharlos para erradicar este trágico horror que destruye la vida de los inocentes”.
El Vaticano afirmó tomar “muy en serio” el informe y aseguró que “dos palabras pueden expresar lo que se siente ante esos crímenes horribles: la vergüenza y el dolor”.
"Los abusos descritos en el informe son criminales y moralmente reprobables. Estos hechos han traicionado la confianza y han robado a las víctimas su dignidad y su fe", asegura el comunicado.
El Vaticano recordó, sin embargo, que la mayor parte de los casos mencionados son anteriores al comienzo de los años 2000, cuando la revelación de varios escándalos llevó a la Iglesia estadounidense a emprender “reformas”.
La Santa Sede “empuja a estar en constante reforma y vigilancia en todos los niveles de la Iglesia católica, para garantizar la protección de los menores y de los adultos vulnerables. Subraya también la necesidad de obedecer a la legislación civil, incluida la obligación de denunciar los casos de abusos a menores”.