Brasilia. Neoliberal en lo económico, de moral conservadora, con amplia presencia militar y apenas dos mujeres: así es el perfil del gabinete con el que el ultraderechista Jair Bolsonaro pretende reformar Brasil desde el 1.° de enero.
Fiel a su promesa de reducir el tamaño del Estado ante la asfixiante situación fiscal de la primera economía latinoamericana, el excapitán del Ejército ha recortado de 29 a 22 el número de ministerios. Entre los desaparecidos, figura el de Trabajo. No pudo meter más tijera, dijo, por una cuestión de “funcionalidad”.
El resultado es un equipo de siete ministros militares, ocho con perfil técnico y siete políticos, unidos en su crítica feroz a los gobiernos izquierdistas del encarcelado Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y la destituida Dilma Rousseff (2011-2016). Hay dos mujeres –una más que en el actual gobierno conservador de Michel Temer– y ningún negro.
“Es un equipo inusitado, con tres grupos con objetivos muy distintos: un grupo nacionalista-antiglobalista, que se orienta en la política populista de Donald Trump; un grupo de neoliberales que controla la parte económica, y otro de militares con influencia en varias áreas”, explicó Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getúlio Vargas (FGV).
“Es pronto para decir cómo va a ser el juego de poder entre esos tres polos”, agregó.
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Un gran reto de Bolsonaro será recuperar el esplendor de la economía tras dos años de recesión y otros dos de tímido crecimiento.Para ello fichó a Paulo Guedes, moldeado en la Universidad de Chicago (cuna del liberalismo económico moderno) para dirigir un superministerio de Economía, que tendrá a su cargo Hacienda, Planificación, Comercio Exterior y una parte del desmembrado ministerio de Trabajo.
Partidario de privatizar lo que se pueda y de un Estado cuanto más pequeño mejor, Guedes ha nombrado a otros economistas veteranos -apodados por la prensa como Chicago Oldies- al frente de la empresa estatal Petrobras, del banco de fomento BNDES y del Banco Central.
“La formación del equipo económico sugiere que Guedes gozará de amplia autonomía para manejar la agenda de reformas sin injerencia de otras alas del gobierno”, manifestó Thomaz Favaro, analista de Control Risks.
Otra prioridad de Bolsonaro es el combate a la corrupción y a la criminalidad galopante.Para ello ha creado un superministerio de Justicia para el respetado juez anticorrupción Sergio Moro, célebre por liderar la operación Lava Jato que mandó a la cárcel a Lula y a otros encumbrados políticos.
Pero habrá que ver cómo Bolsonaro y Moro resuelven sus divergencias en temas bandera del ultraderechista, como la flexibilización del porte de armas y la caracterización de movimientos sociales como “terroristas”.
Para el politólogo Wladimir Gramacho, profesor de la Universidad de Brasília, Guedes, Moro y el diputado Onyx Lorenzoni, futuro jefe de gabinete, “tienen la confianza de los tres pilares que sustentan un gobierno: Congreso, economía y opinión pública”.
Sello conservador
El futuro mandatario, de 63 años, nunca escondió su nostalgia por la dictadura militar (1964-1985) ni su pretensión de colocar a militares al frente de los ministerios.Además de nombrar vicepresidente al general Hamilton Mourao, el exparacaidista ha designado a tres generales en Defensa, Secretaría de Gobierno y Seguridad Institucional, y a otros cuatro en Minas y Energía, Ciencia y Tecnología, Contraloría General de la Unión e Infraestructura.
“Todavía está por ver la fuerza de los militares en el futuro gobierno y su interés en ejercer mayores cotas de poder”, expresó Gramacho.
Bolsonaro se ha rodeado de ministros que comparten sus valores conservadores -contrarios al aborto y a la “ideología de género”-, su fe cristiana, su visión proestadounidense, antiglobalizadora y antizquierdista del mundo. Y hasta su escepticismo respecto al cambio climático.
El futuro canciller Ernesto Araújo prometió limpiar el Ministerio de Relaciones Exteriores de todo vestigio de “marxismo cultural”, y el filósofo Ricardo Vélez Rodríguez, que ocupará Educación, opina que “quien define el género es la naturaleza”.
En Medio Ambiente, nombró al abogado Ricardo Salles, identificado con el sector ruralista, según denunciaron Greenpeace y otras organizaciones que combaten la deforestación.
La pastora evangélica Damares Alves, futura ministra de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos, sorprendió con declaraciones conciliadoras respecto a la comunidad LGBT. “Es posible tener un gobierno de paz entre el movimiento conservador, el movimiento LGBT y los demás movimientos”, afirmó.
El excapitán, durante 28 años diputado federal, ha roto por ahora con la política de intercambio de cargos por apoyos partidarios, conocida como “el toma y daca”. Ha negociado, en cambio, algunos ministerios -como el de Agricultura, para el que fue designado la diputada Tereza Cristina-, con la bancada ‘BBB’ (Buey, Bala y Biblia), que le dio un apoyo clave y reúne transversalmente a parlamentarios del agronegocio, a los partidarios de la liberalización del porte de armas y a los evangélicos.