Brasilia. La campaña para las elecciones de octubre en Brasil arrancó formalmente este jueves con los partidos de los 13 candidatos a la Presidencia, entre ellos el encarcelado exmandatario Luiz inácio Lula da Silva, habilitados para motivar en mítines y por Internet a una población indecisa o saturada por la crisis y la corrupción.
El Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), que convirtió el miércoles el registro en Brasilia de la improbable candidatura de Lula en su primer acto masivo para los comicios del 7 de octubre, inició la jornada con una manifestación de poco más de un centenar de participantes frente al Teatro Municipal en São Paulo.
El centro-izquierdista Ciro Gomes, del Partido Democrático Trabalhista (PDT), fue uno de los primeros en abrir fuego, con un acto callejero en el norte de Río de Janeiro en el cual prometió “salvar a Brasil”.
El exbanquero Henrique Meirelles, del Movimiento Democrático Brasileño (MDB, centroderecha, el partido del impopular presidente Michel Temer), divulgó por las redes su Pacto por la confianza, el programa con el que promete devolver a Brasil al crecimiento.
Y la ambientalista Marina Silva (Rede Sustentabilidade, centro) lanzó un video por las redes en el que insta a los brasileños a “hacer el cambio” y visitó un centro de salud en São Paulo.
Varios aspirantes, entre ellos el exgobernador de São Paulo Geraldo Alckmin, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB, centro-derecha), participaron a fines de la tarde en un encuentro de mujeres en la capital paulista.
Los candidatos a estas megaelecciones, que también designarán a los 27 gobernadores del país y renovarán la Cámara de Diputados (513 escaños) y dos tercios del Senado (54 escaños de un total de 81), tendrán hasta el 6 de octubre, víspera de la primera vuelta, para realizar mítines y distribuir material gráfico por las calles y por Internet.
Esta fase incluirá el ciclo de debates televisivos inaugurado el pasado viernes y el período de propaganda gratuita por radio y televisión que se iniciará el 31 de agosto.
Un nuevo periodo de campaña se abrirá en caso de segunda vuelta, prevista para el 28 de octubre.
Lula, protagonista
Lula, quien purga en Curitiba (sur) una condena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero, recibió por la tarde la visita de su compañero de fórmula, el exalcalde de São Paulo Fernando Haddad, y del premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.
El exmandatario (2003-2010) es el favorito en los sondeos, con casi un tercio de las intenciones de voto, pero su postulación, que ya fue impugnada el mismo miércoles por la fiscal general, Raquel Dodge, será con toda probabilidad invalidada, dado que la Ley de Ficha Limpia excluye de la carrera electoral a quienes hayan sido condenados en segunda instancia, como en su caso.
El Tribunal Superior Electoral (TSE), que tiene como máximo hasta el 17 de setiembre para decidir el futuro de Lula, tardará unos días, sino semanas, en dar su veredicto.
La campaña empieza con un electorado desmotivado, después de años de revelaciones de la Operación Lava Jato (Lavadero de Automóviles) sobre la corrupción enquistada en el aparato del estado. Los escándalos pusieron en la mira de la justicia o llevaron tras las rejas a dirigentes de casi todos los partidos, Lula incluido.
Más de un tercio del electorado se dice indeciso o tentado de votar en blanco o de anular su voto y la hegemonía política ejercida desde hace 24 años por el PT y el PSDB parece amenazada, según sondeos de fines de junio.
La crisis política y el débil despegue económico después de dos años de recesión, que dejaron 13 millones de desempleados, facilitó la emergencia de otros candidatos, como el ultraderechista Jair Bolsonaro -líder en las encuestas en un escenario sin Lula.