Seúl y Washington. Corea del Norte advirtió el jueves de que nunca dejará sus armas nucleares en forma unilateral a menos que Estados Unidos retire primero lo que Pionyang dice es su amenaza atómica hacia el país asiático, en una referencia a la presencia militar de Washington en el sur de la península.
La afirmación sorprendentemente directa choca con la presentación más positiva que hace Seúl sobre la posición norcoreana, y podría sacudir la frágil diplomacia trilateral para apaciguar una crisis nuclear que el año pasado generó temores de guerra.
La declaración norcoreana llega en una época en que Estados Unidos y Corea del Norte forcejean en torno a los pasos de la desnuclearización que Washington desea y el retiro de las sanciones internacionales, algo que Pionyang pide.
El comunicado, difundido por la Agencia Noticiosa Central Coreana (KCNA, oficial), también deja entrever problemas de credibilidad para el gobierno liberal surcoreano, el cual ha afirmado continuamente que el líder norcoreano, Kim Jong-un, está realmente interesado en negociar para deshacerse de sus armas nucleares.
Durante todo el proceso, Seúl ha intentado mantener un ambiente positivo para el diálogo.
LEA MÁS: Compromiso de Kim Jong-un con la desnuclearización suscita interrogantes
“Estados Unidos debe reconocer ahora el significado preciso de la desnuclearización de la península coreana y, especialmente, debe estudiar geografía” , se afirma en el comunicado norcoreano.
“Cuando hablamos acerca de la península coreana, incluye el territorio de nuestra república y también toda la región de (Corea del Sur) donde Estados Unidos ha colocado su fuerza invasora, incluyendo armas nucleares. Cuando hablamos acerca de la desnuclearización total de la península coreana, significa el retiro de todas las fuentes de amenaza nuclear, no solo del sur y el norte, sino también de áreas vecinas a la península coreana”, agrego.
Los comentarios de Pionyang también podrían ser interpretados como una prueba de lo que los escépticos han dicho todo el tiempo: que Kim nunca renunciará voluntariamente a un arsenal que ve como una garantía más fuerte de supervivencia que cualquier garantía que Estados Unidos pudiera ofrecerle.
Puede inferirse también que a la larga Corea del Norte exigirá que Estados Unidos retire o reduzca significativamente el número de los 28.500 soldados que tiene emplazados en Corea del Sur, un punto delicado en cualquier acuerdo de desarme.
Kim y el presidente estadounidense, Donald Trump, se reunieron en Singapur el 5 de junio, donde dijeron tener el objetivo de la “total desnuclearización” de la península coreana, aunque no describieron cómo lo alcanzarán, ni cuándo.
Expectativa de cumbre
Los líderes intentan organizar otra reunión para principios del año próximo.
Este jueves, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, confirmó que el objetivo es concretar ese encuentro a inicios del 2019.
LEA MÁS: Corea del Norte continúa con su programa nuclear, según la ONU
“Seguimos trabajando para poner en marcha el compromiso del presidente Kim a favor de una desnuclearización”, expresó Pompeo en una entrevista con la emisora estadounidense KNSS Radio, en un momento en que las negociaciones sobre este “compromiso”, entabladas en la primera cumbre en junio en Singapur, parecen estar en punto muerto.
“Seguiremos sosteniendo reuniones y esperamos que en el nuevo año el presidente Trump y el presidente Kim se encuentren, poco después del Año Nuevo, para hacer más progresos”, aseguró.
Pompeo, quien ha viajado cuatro veces este año a Coreadel Norte, afirmó que la situación ha mejorado “indudablemente” con relación a la tensión que se vivió entre los dos países en el 2017."No se han probado más misiles, no se han hecho más pruebas nucleares. Estamos hoy en una mejor posición", insistió.
Trump habla con frecuencia del caso de las negociaciones con Corea del Norte asegurando que se trata de una historia exitosa, mientras busca un acuerdo para que Pionyang renuncie a sus armas nucleares.
LEA MÁS: Trump se enreda en los mecates al negociar con Corea del Norte
Los críticos del acercamiento destacan, no obstante, que el país asiático no ha hecho compromisos concretos y que difícilmente ponga fin a su programa de armas nucleares, que la dinastía Kim ha construido por décadas incluso en medio de una crisis social.