Washington. Un periódico británico informó el martes de que Paul Manafort, quien fue jefe de la campaña de Donald Trump, se reunió en secreto con el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, en la embajada ecuatoriana en Londres, pocos días o semanas después de ser contratado para participar en la campaña presidencial del republicano.
Si se confirma, el informe indicaría una conexión directa entre la campaña de Trump y WikiLeaks, que publicó decenas de miles de correos electrónicos robados por espías rusos durante las elecciones del 2016.
La campaña aprovechó los correos electrónicos para socavar a la rival de Trump, la demócrata Hillary Clinton.
El diario The Guardian, que no identificó las fuentes de sus informes, dijo que Manafort se reunió con Assange “en torno de marzo del 2016” , el mismo mes cuando los piratas rusos comenzaron su ataque fulminante para robar correos electrónicos de la campaña de Clinton.
Los abogados de Manafort no devolvieron de momento los mensajes de The Associated Press en busca de comentarios.
Horas antes, el presidente Donald Trump acusó el martes al fiscal que investiga la injerencia rusa en las elecciones, Robert Mueller, de “arruinar vidas” . Trump tuiteó que la prensa “ presenta a Bob Mueller como un santo”, pero cuando finalice la investigación quedará claro que trató a varias personas de manera “horrible” y “perversa”, y arruinó sus vidas porque se negaron a mentir.
Aparentemente se refería al comentarista político de derecha Jerome Corsi, quien dijo que se negó a aceptar una declaración de culpa porque le hubiera obligado a confesar falsamente que mintió a los investigadores.
En la víspera, Mueller acusó a Manafort de mentir a los investigadores federales en la pesquisa sobre Rusia, lo que violaría su acuerdo con la Fiscalía y lo pone en riesgo de pasar más tiempo en la cárcel con nuevos cargos penales.
El colapso del acuerdo alcanzado por Manafort, revelado el lunes en un documento judicial, también implica que el equipo de Mueller perderá a un testigo cooperante que pertenecía al grupo que manejaba la campaña de Trump y que estuvo presente en varios episodios cruciales que están siendo investigados. Entre ellos se incluye una reunión en la Torre Trump en la que participaron Donald Trump Jr.
Adicionalmente, una abogada rusa que le había dicho que tenía información perjudicial sobre la demócrata Hillary Clinton.
Con la medida resurge la relación cáustica que Manafort ha tenido con la oficina del fiscal especial desde que fue encausado el año pasado.
Antes de su acuerdo con la Fiscalía, Manafort impugnó agresivamente en el tribunal la legitimidad de Mueller, se sometió a un juicio y fue a dar a la cárcel después de que los fiscales descubrieron que había intentado interferir con los testigos del caso.
En el nuevo legajo, el equipo de Mueller indicó que Manafort “cometió delitos federales” al mentir acerca “de varias cuestiones”, incluso después de que accedió a cooperar sinceramente con la investigación.
Los fiscales dicen que presentarán detalles sobre la “naturaleza de los delitos y mentiras del demandado” en un escrito a ser entregado a la juez en fecha posterior.
Por medio de sus abogados, Manafort niega haber mentido y añadió en ese mismo legajo que él cree que “proporcionó información veraz” durante las reuniones con los investigadores de Mueller. Tampoco acepta que violó su trato con la Fiscalía.
Ambas partes coinciden ahora en que no pueden solucionar el desacuerdo. La jueza federal de distrito Amy Berman Jackson deberá establecer una fecha para sentenciarlo.
Manafort, quien sigue en prisión, había estado reuniéndose con los investigadores de la oficina del fiscal especial desde que se declaró culpable en setiembre de asociación delictuosa contra Estados Unidos y asociación delictuosa para obstruir la Justicia. Llegó a ese acuerdo para evitar tener que ser enjuiciado de nuevo tras ser declarado culpable a mediados de año de ocho cargos graves relacionados con millones de dólares que le ocultó al Servicio Interno de Impuestos en cuentas bancarias en el extranjero.
Mueller está investigando las acusaciones de que Moscú influyó en la campaña electoral de Estados Unidos para favorecer la derrota de Clinton.