Washington. Los estadounidenses votaban en gran número este martes en unas elecciones de medio mandato determinantes: la primera prueba para el gobierno de Donald Trump, pues se plantean como un referendo sobre el presidente en un país muy dividido.
Cualquier pivote del electorado que lleve a un avance de la oposición puede hacer trastabillar el programa de gobierno de Trump, por lo que hay mucha expectación en la decena de distritos que pueden determinar si son los demócratas o los republicanos quienes se quedan con las cámaras legislativas.
Las cadenas de televisión mostraban largas colas de personas que esperaban para sufragar en algunos centros de votación. Un indicio del interés que generan estos comicios es que al menos 38 millones de votos anticipados ya habían sido emitidos en los estados que permiten esta modalidad, un 40% más que en las elecciones de medio mandato en el 2014, según el experto de referencia Michael McDonald, de la Universidad de Florida.
Los primeros colegios electorales cerraron a las 18 horas (5 p. m. en Costa Rica) en muchas zonas de los estados de Kentucky e Indiana.
Las cifras de la participación no están centralizadas por una única autoridad electoral, pero en Texas, Nueva York y en Maryland los electores y escrutadores interrogados por la AFP parecían sorprendidos por la afluencia.
Si bien el nombre de Trump no figura en las papeletas, estas elecciones se consideran una suerte de referendo sobre su presidencia, que hasta ahora cuenta con mayoría republicana en las dos cámaras.
En los comicios están en juego las 435 bancas de la Cámara de Representantes, 35 escaños en el Senado, 36 gobernaciones estatales, además de varios cargos locales como alcaldes, jueces y alguaciles
"El tema central de las elecciones es Trump, Trump y Trump", resumió Cliff Young, del Instituto Ipsos de Estados Unidos.
"Me siento confiada de que vamos a ganar", dijo Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes.
En el Senado los republicanos cuentan con una magra mayoría de 51 a 49 y según los pronósticos van a mantener su predominio, ya que los demócratas salen a defender 26 escaños que ya tienen y los republicanos sólo nueve.
Consciente de los riesgos, Trump organizó mitines hasta la hora última de la campaña.
Contento por el crecimiento económico y la caída del desempleo a 3,7%, James Gerlock, de 27 años, votó por los republicanos en Chicago.
"A mí me encanta la desregulación y lo único que quiero es que todo siga moviéndose así", dijo.
Para los demócratas, esta es una oportunidad de frenar el poder de un presidente al cual acusan de provocaciones racistas y de atizar las divisiones con tal de ganar votos.
Algunos de los estudiantes de la escuela secundaria de Parkland, Florida, que después de un tiroteo que dejó 17 muertos lanzaron el movimiento March for Our Lives (Marcha por nuestras vidas) participaron en una campaña telefónica a favor de candidatos que endurezcan la legislación sobre armas.
“Creo que sin importar lo que pase, vamos a estar orgullosos de la forma en la que hemos creado un cambio positivo”, manifestó Lauren Hogg, un superviviente de 15 años.
La campaña estuvo marcada por violentos incidentes: el envío de paquetes con explosivos a prominentes líderes opositores y la masacre en una sinagoga en Pittsburgh donde murieron 11 personas.
Para consternación de muchos de sus correligionarios republicanos, en la última semana Trump -en lugar de destacar sus logros- prefirió centrarse en un duro discurso -que algunos califican de racista- en el que denunció la inmigración ilegal como una “invasión”.
A pocos días de las elecciones, el presidente envió a más de 4.800 efectivos a la frontera con México y sugirió que si los migrantes centroamericanos que marchan por miles en caravanas hacia Estados Unidos tiraban piedras a los agentes, éstos podrían responder con tiros, aunque después se retractó.
Estas elecciones también marcan el debut de nuevos rostros que han irrumpido como grandes promesas en el panorama político.
Una de ellas es la neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez, que se encamina a convertirse en la mujer más joven en ser electa para la Cámara.
Dejó a todos boquiabiertos cuando se impuso en las primarias demócratas en septiembre en el distrito del Bronx y de Queens, y ahora la joven de origen puertorriqueño, que se define como socialista, se transformó en el símbolo de una ola de mujeres demócratas pertenecientes a minorías que están revolucionando el partido.
"No puedo dejar de reflexionar sobre esto en el día de las elecciones mientras mi familia en Puerto Rico me ve presentarme al Congreso, ellos siguen sin tener derecho a votar en las elecciones federales, pese a estar sujetos a los legisladores federales", publicó en Twitter la candidata.
En estas elecciones, la comunidad latina, que constituye la minoría más grande del país con 59 millones de personas, podría batir récords de representación. También planea como interrogante cómo se comportará este voto, de unas 29 millones de personas, ante la retórica contra la inmigración de Trump.