Bogotá. Victoria Sandino está lista para librar su tercera gran batalla. Ya no será en la selva, con un fusil, sino en el Congreso como representante de la FARC, la exguerrilla que por años hostigó a la democracia en Colombia.
La líder rebelde está sentada en un café del centro de Bogotá, a unos kilómetros de la sede del Senado que por los próximos cuatro años será su nuevo campo de lucha. Esta vez con el discurso y la ley como armas.
A Judith Simanca Herrera (43 años), su nombre legal, la custodian tres escoltas. Aunque los transeúntes bogotanos no parecen familiarizados con la mujer que convirtió los turbantes de colores en su sello personal.
Por décadas vivió a la sombra de los comandantes, pero ahora se miran entre iguales. Comparece a su lado y toma la vocería. Es una de las mujeres con más poder de la disuelta guerrilla comunista.
Una dirigente formada en las montañas andinas que pasó 24 años tras las siglas FARC: Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
Sandino ocupará uno de los diez escaños del Congreso reservados a la exguerrilla. A partir de este viernes compartirá el Capitolio con la derecha opuesta al pacto que desarmó y transformó en partido al que fue el grupo rebelde más poderoso -y quizás temido- de América.
Sus adversarios de siempre serán mayoría y ella y sus antiguos compañeros de armas deberán buscar alianzas para sobrevivir políticamente.
Victoria y Sandra Ramírez, la compañera del fallecido fundador y comandante de las FARC Manuel Marulanda (Tirofijo), son la cuota femenina en el Parlamento del partido surgido de los pactos de paz del 2016.
La tercera batalla
Dice que en la Cámara Alta librará su tercera contienda ondeando la bandera de la defensa de las mujeres, del acuerdo de paz y los derechos de las minorías.
En la primera tuvo suerte: sobrevivió al exterminio del partido Unión Patriótica a manos de paramilitares y agentes estatales en los años 80 y 90. Entonces era una entusiasta y joven comunista.
De la segunda tiene recuerdos más frescos. Tras dos décadas de clandestinidad, escaló dentro de una guerrilla dominada exclusivamente por curtidos guerreros antes de convertirse en el ahora partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC).
Sandino atiende a la AFP a horas de empezar el camino de la lucha política legal tras el fallido intento de tomar el poder por la vía armada.
Reconoce que el camino no será fácil. El presidente electo, el derechista Iván Duque, promete modificar el pacto de paz. El país enfrenta una ola de violencia contra activistas y en los pasillos del Congreso se encontrará casi a diario al mayor adversario de las FARC: el popular expresidente y senador Álvaro Uribe.
Además, deberá responder ante el sistema de justicia surgido del pacto para juzgar a exguerrilleros y militares por crímenes cometidos durante el conflicto.
- ¿Cómo piensa hacer escuchar su voz en un Congreso dominado por la derecha?
- Estar en el Congreso va a ser abrumador. Será un ambiente bastante hostil, sobre todo porque la extrema derecha ganó las elecciones y se envalentonaron.
“Nosotros venimos de discusiones con lo que hemos llamado la bancada de la paz y estamos en disposición de poner los temas pertinentes sobre la mesa".
- ¿Cuáles temas piensa impulsar desde el Parlamento?
“La agenda de género tiene un papel prioritario, estará en el eje central de mi actividad parlamentaria y política”.
"En las FARC no había una agenda específica dirigida hacia las mujeres, es una de las ganancias del acuerdo a nivel interno de la organización.
"También hemos avanzado muchísimo en temas LGBTI porque en un principio no había comprensión hacia la participación de las personas de diversidad sexual al interior de las FARC. Era una cultura patriarcal y machista a la que no era ajena la organización.
“Hemos avanzado a tal punto que muchos de nuestros compañeros y compañeras ya abiertamente han reconocido lo que son. Ayer terminamos un encuentro de mujeres donde participaron muchas compañeras nuestras que son trans, sexualmente diversas.
“Otra de las iniciativas legales que no puede faltar son las circunscripciones especiales para las víctimas y los territorios afectados por el conflicto.
"Así como el ingreso vital: una renta básica para las mujeres cabeza de hogar, los adultos mayores que no tienen ingreso ni pensión. Para toda esta población que de una u otra manera puede ser vulnerable”.
- ¿Existe el riesgo de que vuelvan a la guerra si se incumplen los acuerdos?
- Hay un grupo de personas muy amplio que estuvo en la guerra y que siente que si esos atentados siguen contra nuestra gente, van a perder la confianza, eso no es ningún secreto.
"Pero también está la disposición a la paz de nuestros compañeros, la gran mayoría ha tenido hijos durante todo ese periodo.
“Antes del proceso de dejación de armas, se estaban ubicando en los puntos de asentamiento para trasladarse a las zonas veredales (donde se concentraron los excombatientes para la reinserción). Veníamos con una mentalidad de que íbamos a echar eso para adelante y eso sigue, lo que hay es frustración en torno al cumplimiento del gobierno para que la gente pueda hacer sus proyectos, tener un modo de vida digno”.