Buenos Aires. Un chofer muy acucioso, que apuntaba los viajes que hacía con sus jefes trasladando sacos de dinero, desató el peor escándalo de corrupción de Argentina y una veintena de empresarios están en prisión o a punto de entrar.
Los cuadernos de la corrupción, un caso judicial de sobornos por millones de dólares, conmociona al gran empresariado como nunca antes en Argentina.
En el flanco político, el caso golpea a la expresidenta Cristina Kirchner y a una decena de exfuncionarios suyos. Roza también a hombres de negocios amigos o familiares del presidente Mauricio Macri.
Lo nuevo es que jamás hubo tantos y tan poderosos empresarios en capilla. Son al menos una veintena. Cada día surge otro nombre.
El empresario primo de Macri, Angelo Calcaterra, se declaró víctima de pedidos de dinero del kirchnerismo para financiar campañas.
Se sentó en el banquillo el número dos de la multinacional Techint, Luis Betnaza. Desfilan grandes empresarios como el constructor Carlos Wagner o Juan Carlos De Goycochea, de la española Isolux.
“No es la primera vez que importantes empresarios van a la cárcel, pero sí es inédito el número y el motivo”, dijo Sergio Morresi, politólogo de la Universidad de San Martín.
Danza de millones
Se investiga una danza de millones de dólares en presuntas ‘coimas’ salidas de las arcas patronales como contribución a la política por debajo de la mesa.
“El sector empresario tiene un rol relevante en esta causa, incluido Techint”, dijo el politólogo Rosendo Fraga sobre la compañía ítalo-argentina con inversiones en 100 países.
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“El procesamiento y la detención de empresarios es un hecho novedoso y considerando la impopularidad y la impunidad de la que gozan, es probable que sea bien recibido por la opinión pública”, dijo el sociólogo Ricardo Rouvier.
Morresi piensa que “un resultado posible es un verdadero avance en la transparencia, con condenas judiciales”.
El caso se popularizó como “los cuadernos de la corrupción”. Arranca con un chofer arrepentido que trasladaba a exfuncionarios kirchneristas.
Él anotaba puntillosamente movimientos con supuestos bolsos de dinero. Es Oscar Centeno, expulsado del ejército por mala conducta.
Centeno, detenido, se declaró arrepentido de sus actos, lo cual le permite comparecer como colaborador de la Justicia.
El chofer anotó durante más de una década los recorridos que hacía con su jefe, Roberto Baratta, y otros exmiembros del gobierno para recaudar bolsos con millones de dólares, presuntamente destinados a funcionarios con el fin de favorecer la concesión de contratos de obras.
“No hay dudas de que los cuadernos describen con precisión el modo en que el kirchnerismo recaudó ilegalmente fondos durante siete años sin que saltara la alarma de ningún órgano de control”, dijo Nicolás Solari, de la consultora Poliarquía.
Las anotaciones de Centeno van de 2005 a 2015, períodos de gobierno del fallecido expresidente Néstor Kirchner y de su esposa y sucesora, Cristina Fernández de Kirchner.
“Hemos visto cómo pueden escalar estos casos”, dijo la consultora Capital Economics en referencia a Perú y Brasil. “Si el gobierno de Macri se ve envuelto será más difícil que las agresivas reformas económicas pactadas con el FMI pasen en el Congreso”, añadió.
‘Perseguida política’
La expresidenta y senadora Cristina Fernández, la política opositora de mejor imagen, declara el lunes ante Claudio Bonadio, polémico juez investigador. Bonadio ha dicho a allegados que quiere llevarla a la cárcel. Ella se declara perseguida política.
En el desfile de empresarios entraron los de la llamada Patria Contratista, como se conoce a quienes se enriquecieron con obras y servicios públicos en dictadura y gobiernos democráticos.
El exjefe de gabinete Alberto Fernández denunció que los empresarios cercanos al poder salieron libres y que los que quedaron tras las rejas, por ahora, son kirchneristas.
“¿Alguien me puede explicar cómo es que el primo (de Macri) Calcaterra siendo miembro de la asociación ilícita está libre y todos los demás presos?”, preguntó.