Washington. Es un momento crucial para Nancy Pelosi: el comienzo de un regreso triunfal como la primera mujer presidenta de la Cámara de Representantes o el inicio de una evaluación política sobre quién debe liderar a los demócratas en la era de Donald Trump.
Con los demócratas recuperando el control de la Cámara Baja, Trump expresó el miércoles su respaldo a Pelosi en el cargo. En un tuit, Trump dijo que Pelosi “se ha ganado ese gran honor” e insinuó que el Partido Republicano pudiera ayudarla a asegurarse el puesto. “Si ellos (los demócratas) le ponen obstáculos, quizás nosotros añadiremos algunos votos republicanos” , escribió en Twitter.
In all fairness, Nancy Pelosi deserves to be chosen Speaker of the House by the Democrats. If they give her a hard time, perhaps we will add some Republican votes. She has earned this great honor!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) November 7, 2018
Recobrar el martillo de presidenta podría ser el último acto de Pelosi y ella planea usarlo para restaurar el poder del puesto tras el retiro de su predecesor republicano Paul Ryan. Pelosi quiere reafirmar para los estadounidenses la importancia de la rama legislativa como parte igual del gobierno.
“La gente verá un Congreso muy diferente que el que tenemos ahora”, expresó a The Associated Press cuando estaba de campaña en Arizona días antes de las elecciones.
La demócrata por California no piensa que los estadounidenses entienden completamente el papel del presidente de la Cámara Baja que, tras el vicepresidente, es el segundo en la línea de sucesión presidencial.
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”Lo que quisiera hacer ahora es decir, esto es lo que este cargo es: es la principal figura de la primera rama del gobierno, tiene un enorme poder y logra que se hagan cosas”, dijo. Tenemos que mostrar “el poder del martillo”.
Pelosi tenía un ánimo de celebración el martes por la noche cuando declaró: “Mañana (miércoles) es un nuevo día en Estados Unidos”.
Momento histórico
Pocos legisladores han recuperado el puesto de presidente de la Cámara de Representantes tras perderlo y, como primera mujer con el martillo, el ascenso de Pelosi sería un hito.
Pero, a los 78 años, ella sabe que su tiempo en el Capitolio se acerca al fin, aunque se niega a poner fecha. Una nueva generación de representantes demócratas, impulsados por un activismo resurgente, ha llegado. Y con ello llega un cambio.
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Pelosi hizo campaña incansablemente para estas elecciones, visitando 30 ciudades en 31 días para impulsar a candidatos demócratas. Sufrió innumerables ataques en anuncios políticos republicanos y las arengas de Trump contra su “agenda radical demócrata”.
Pero persuadió a los candidatos a no caer en la trampa de responder y concentrarse en su agenda legislativa de reducir los costos de la atención de salud, reconstruir la infraestructura del país e implementar reformas al gobierno. Calmó además los llamados liberales a un juicio político contra Trump.
"No se trata de demócratas y republicanos en estos momentos”, les dijo a voluntarios en California. “Se trata de nuestro país”.
Varios demócratas han dicho claramente que no votarán por Pelosi como líder. Algunos son de distritos ganados por Trump en el 2016 y dicen que ven a Pelosi como demasiado liberal. Otros representan bastiones liberales que la consideran demasiado dispuesta a hacer concesiones.