Madrid. El presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, descartó que el Valle de los Caídos, de donde su gobierno busca exhumar los restos del dictador Francisco Franco, pueda convertirse en un monumento para la reconciliación, como pidieron expertos y su propio partido.
"El Valle de los Caídos no puede ser un lugar que se deba resignificar, no puede ser un lugar de reconciliación, tiene que ser un lugar de reposo y, en consecuencia, un cementerio civil", explicó Sánchez el martes en rueda de prensa en la ciudad boliviana de Santa Cruz (este).
El gobierno de Sánchez inició el proceso legal para exhumar a Franco del mausoleo del Valle de los Caídos, un complejo cuya construcción fue ordenada en 1940 por el dictador en una zona montañosa a unos 50 kilómetros al norte de Madrid y erigido por 20.000 presos políticos.
Pero la pregunta es qué hacer luego con el gigantesco monumento.
Una comisión de expertos recomendó en el 2011 su “resignificación”, creando un centro de interpretación para explicar su contexto.
El partido socialista propuso el año pasado reformar la Ley de Memoria Histórica para convertirlo en un lugar de "reconciliación" y de "memoria", y el propio ministro de Cultura, José Guirao, dijo la semana pasada que debía ser un "ejemplo de lo que no nos debe volver a pasar", al estilo de los campos de concentración en Alemania.
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Sin embargo, Sánchez, en medio de una gira latinoamericana, estimó el martes que el monumento debe limitarse a ser “un cementerio civil para los restos de las víctimas de la contienda de la guerra civil y el franquismo, que están ahí enterrados”.
Compuesto por una basílica horadada en la roca y una enorme cruz de 150 metros de altura, en ese complejo Franco hizo enterrar los restos de unas 37.000 víctimas de la guerra civil (1936-1939), entre ellas opositores republicanos trasladados desde fosas comunes sin el consentimiento de sus familiares.
Prioridad del gobierno
Al llegar al poder el 1°. de junio, Sánchez se puso como prioridad exhumar al dictador, que gobernó España con puño de hierro desde que ganó la guerra en 1939 hasta su muerte en 1975, a lo que se oponen la familia de Franco y la oposición conservadora.
"Ninguna democracia puede rendir tributo al dictador, en consecuencia esa decisión (de trasladar sus restos) es una decisión que dignifica nuestra democracia", explicó Sánchez en rueda de prensa junto al presidente boliviano, Evo Morales.
La nueva postura de Sánchez generó críticas en España, donde sigue vivo el debate sobre la memoria histórica.
"El bandazo del día de Sánchez es sobre el Valle de los Caídos. Ahora ya no será un centro de la memoria sino que será un cementerio civil. Pedimos a Sánchez que deje de ocuparse de los que murieron hace 40 años", escribió en Twitter Pablo Casado, líder del opositor Partido Popular (conservador).
El líder del partido liberal Ciudadanos, Albert Rivera, lamentó en un tuit que Sánchez vaya “en contra de lo aconsejado por los expertos” en el 2011.
Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, dijo no entender la propuesta de Sánchez de que sea “un cementerio civil” pero manteniendo su basílica destinada al culto, lo cual es “otra incompatibilidad”.
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Silva afirmó que la Iglesia católica "fue una herramienta legitimidora de la dictadura".
Su asociación ha pedido por años que el Valle de los Caídos sea un museo que explique cómo fue su construcción con “trabajo esclavo” y se permita sacar los restos a los familiares que lo deseen, recordó.
En la conferencia de prensa, Sánchez evocó la necesidad de "poner en marcha una comisión de la verdad que sea lo más plural posible".
En ella deben coexistir "todas las perspectivas históricas sobre la guerra civil y la dictadura y a partir de ahí que de una vez por todas se cierren las heridas que desgraciadamente todavía se siguen sufriendo en nuestro país", señaló.
Sin embargo, Emilio Silva rechaza dar cabida a "quienes están negando que en España hubo una dictadura, o que franco perseguía a los diferentes o que asesinó a miles de personas".
No se debe seguir “equiparando algo que no es equiparable: quienes defendieron la democracia y quienes la destruyeron”, agre