Hace un año, 43 estudiantes se atrasaron en hacer bachillerato por los daños causados en sus comunidades por la tormenta Nate. Este año, otro tipo de desastre perjudicó, no a 43, sino a miles de muchachos en todo el país.
A las pruebas nacionales que comienzan ese martes están convocados 49.000 jóvenes, la mayoría de los cuales no contaron con apoyo de profesores para repasar la materia y ni siquiera para terminar de ver los contenidos del programa. Los docentes se fueron a huelga desde el 10 de setiembre y a la fecha no han regresado a las aulas.
Ante esa circunstancia, los colegiales buscaron apoyo entre sus iguales, otros pagaron tutores o aprovecharon los cursos gratuitos que dieron universidades o voluntarios que convocó el Ministerio de Educación Pública (MEP).
Su respaldo para enfrentarse a las pruebas que inician este martes serán el esfuerzo personal de cada uno y las medidas que tomó el Ministerio para compensarlos por los efectos de la huelga: reducción de contenidos, modificación de la nota de presentación y, eventualmente, una curva. Además, se les permitió a todos hacer las pruebas aún y cuando no se sepa si han pasado quinto año.
Exministros y expertos coinciden en que una situación como esta es “atípica” y genera desventajas para los muchachos. Sin embargo, respaldan la decisión del MEP de aplicar los exámenes, así como los planes para tratar de compensar a los estudiantes.
“A mí me tocaron situaciones muy difíciles, no tanto como estas, las circunstancias en aquella época eran distintas por dos razones: la ley era diferente y, en segundo lugar, creo que los educadores antes tenían más conciencia de su misión; más mística. Nunca llegaron a tales extremos, les preocupaba mucho que los alumnos no tuvieran clases y buscaban una solución.
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Había mucho más mística en los educadores, es una pena que no sea así ahora. Nunca había pasado algo sí, está muy bien el hecho de mantener la prueba, creo que eso le ayuda a los muchachos a realizar esfuerzos personalmente para lograr tener éxito y eso está muy bien. Yo no habría eliminado las pruebas en estas circunstancias ”, dijo Francisco Antonio Pacheco, exministro de Educación (1986-1990).
Pacheco dijo que los maestros deberían estar preocupados porque la huelga contra la reforma fiscal, que solo ellos mantienen de los gremios que la empezaron hace 50 días, ha pasado a ser “intrascendente” para la población, que ya asimiló que los docentes no están dando clases.
“Es una huelga que no cumple ninguna función. Los docentes deberían sentirse tristes de saber que a la mayoría parece no importarle que ellos cumplan con su deber”, manifestó Pacheco.
El exjerarca del MEP, Marvin Herrera (1990-1994), afirmó que las condiciones en que se aplicará bachillerato este año son “inusuales” y también respalda a los actuales encargados en las decisiones tomadas a favor de los estudiantes.
“Es evidente que las circunstancias en que llega la aplicación de estas pruebas son inusuales. Siento que los estudiantes están llegando en condiciones muy desfavorables y eso ha hecho que el MEP haya tomado decisiones remediales; espero que los alumnos no sean perjudicados. Es una coyuntura muy difícil y las condiciones no son las normales”, manifestó Herrera.
Por su parte, Leonardo Garnier, exministro de Educación 2006-2010 y 2010-2014, añadió que las medidas tomadas por el MEP reducen la desventaja de los jóvenes más afectados por la protesta sindical.
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Según él, estas medidas pueden lograr que los resultados se ubiquen en niveles parecidos a los del año anterior. En el 2017, 40.892 estudiantes hicieron las pruebas de bachillerato. De esos, 28.693 obtuvieron su título de bachiller en Educación Media; 12.199 quedaron rezagados por deber alguna materia.
“Creo que el MEP tiene los mecanismos para corregir el impacto de la huelga en los resultados de las pruebas. No haber aplicado la prueba habría variado sobre la marcha las reglas del juego, favoreciendo a unos y desfavoreciendo a otros y abriendo un margen de incertidumbre jurídica, incluso para los procesos de admisión a las universidades. Creo que la decisión fue la más acertada y se acompaña de las medidas compensatorias del caso”, comentó Garnier.
Las pruebas nacionales las realizarán 49.164 estudiantes (todo el padrón, independientemente de si pasaron o no quinto año) que están distribuidos en 981 centros educativos.
Edgar Mora, ministro de Educación, califica el bachillerato en estas circunstancias adversas como "un gesto de templanza, de resistencia y de adaptabilidad.
“Lo que más me impresiona es la fortaleza de miles de estudiantes que tienen plena conciencia, no importa su edad, desde el más joven hasta el más viejo, que esta prueba es fundamental para su emancipación. La educación es el más fuerte antónimo del oportunismo. Enseñamos y aprendemos para no depender de lo fortuito y lo azaroso y para que cuando sea eso lo que nos sobrecoge, podamos responder con habilidad y destreza hasta restituir la normalidad”, añadió el jerarca.
Revisión de la prueba
Francisco González, coordinador de una investigación que realiza la Universidad Nacional (UNA) sobre el bachillerato, considera que estos exámenes enfrentan, en su año número 30, su mayor punto de urgencia en cuanto a revisión integral y considera, además, que el MEP debe aprovechar para hacer una revisión del sistema educativo en general.
“La prueba, a partir de esta variación que se hizo para este año, se aparta del modelo que venía funcionando desde hace años. No recuerdo que haya pasado esto antes, hay que entender que este contexto no solamente pone a discusión las pruebas, sino todo el ciclo lectivo general, donde la prueba es un componente más. No deberíamos ver solo el examen de bachillerato; hay otras áreas vulnerables en la educación. Estemos o no de acuerdo con las formas en que los educadores se han organizado, la huelga causó un impacto directo en el proceso de aprendizaje de los estudiantes”, dijo el especialista.
González manifestó que es necesario hacer una revisión de cuáles son los objetivos de las pruebas nacionales, ya que estos se redactaron con el inicio de las pruebas, hace 30 años, y no han variado con el tiempo salvo el año pasado que se eliminó un objetivo.
El ministro Mora, desde el inicio de su gestión, manifestó que propondrá al Consejo Superior de Educación que las pruebas nacionales sean de ‘certificación y diagnóstico’.
“Soy el único ministro de Educación en 30 años que tiene la intención expresa de propiciar la transformación definitiva de esta prueba final de la educación y también soy a quien le ha tocado defender al bachillerato actual del infortunio, del abandono de los estudiantes, de la intención de algunos de hacerlo cobrar como una presa ‘colateral’ de la huelga y del oportunismo que hace lucir a este como el momento oportuno para eliminarlas”, declaró Mora.
Para Isabel Román, coordinadora del Estado de la Educación, a pesar de la huelga, es importante mantener la normalidad del ciclo lectivo y las pruebas de bachillerato “son parte de esa normalidad”. La investigadora resaltó que este es el único mecanismo que tiene actualmente el sistema educativo para verificar qué se enseña en las aulas.
“Lo que más se vio afectado fue la posibilidad de repaso de los estudiantes para la prueba; pero el MEP ha realizado las adecuaciones del caso necesarias para evitar el menor impacto sobre los estudiantes, estas acciones como medidas extraordinarias están bien, por esta vez. Los resultados de un año no afectan las tendencias globales. El bachillerato es un instrumento que puede mejorarse y complementarse pero sería un retroceso para el país eliminarlo o bajarle el status que hoy tiene”, dijo Román.