La promoción más alta en los últimos 16 años se anunció a finales del 2016. El Ministerio de Educación Pública (MEP) informó, con bombos y platillos, en conferencia de prensa, de que 7 de cada 10 estudiantes (73,26%) aprobaron todas las pruebas nacionales y podían graduarse.
Como dato adicional, en medio de la conferencia, las autoridades de ese entonces dijeron que se había otorgado una curva de ocho puntos, una cifra que pasó desapercibida ya que es algo muy común todos años que se hacen las pruebas nacionales.
Lo que el MEP no dijo es que sin ayuda de esa curva o compensación solo hubiera pasado el 38,26% (15.627) de los 40.591 estudiantes que presentaron las pruebas nacionales en 2016.
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La tónica en el 2015 y 2017 fue la misma: sin esa ayuda adicional, en promedio, solo el 35,87% y el 38,98% de los alumnos, respectivamente, hubieran pasado todas las pruebas de bachillerato; o sea, solo 4 de cada 10 aproximadamente se hubieran podido graduar en los tres años mencionados.
La información proviene de un análisis de la promoción real de las pruebas nacionales de bachillerato que hizo el MEP con los resultados de los colegios técnicos profesionales. Los datos, de acuerdo con el Ministerio, son aplicables a los colegios académicos porque tienen un comportamiento similar.
El ministro de Educación, Edgar Mora, pidió hacer ese análisis para identificar cuántos alumnos necesitaban de la curva para pasar el bachillerato y cuál es el porcentaje real de promoción de las pruebas nacionales Los datos obtenidos los va a usar para defender ante el Consejo Superior de Educación su propuesta de modificar las pruebas nacionales.
El jerarca definió, desde que ingresó al MEP, que su posición es que las pruebas nacionales sean “de certificación y diagnóstico; un requisito pero no un obstáculo para graduarse y obtener el título".
Se conoce como curva al otorgamiento de un número específico de puntos, igual para todas las materias, con el fin de elevar la promoción de las pruebas nacionales. El valor de la curva lo define el jerarca del MEP al recibir los datos reales de promoción nacional.
Mora atribuye a la “mala calidad de la educación” que tantos alumnos necesiten de un empujón para pasar.
“Las pruebas nacionales de bachillerato son pruebas de baja dificultad, bajo estándares educativos aceptables. Además, las pruebas nacionales de bachillerato responden a lo que los estudiantes debieron ver en clases”, manifestó.
Promoción real por pruebas
Según el análisis estadístico del MEP, el año pasado, el 90,2% (36.884) de los 40.892 que hicieron las pruebas nacionales pasaron el examen de Español sin curva. Con el puntaje adicional de ocho puntos que se otorgó, lograron aprobarlo el 98,5% de los alumnos (40.278) y con los resultados de las apelaciones pasó el 98,7% (40.360).
En la prueba de Inglés, sin la curva, lo aprobó el 80,06% de los estudiantes en 2017 (32.738), con la curva de ocho puntos el porcentaje que lo ganó fue del 93,34% (38.168) y con las apelaciones subió a 94,60% (38.683).
El examen de bachillerato de Matemáticas es el que, históricamente, ha presentado la menor promoción aun con ayuda de la curva. Sin embargo, sin este empujón, la promoción cae a niveles que no superan el 45% en los últimos tres años.
Continuando con el 2017, en Matemáticas sin la compensación pasó el 42,58% de los jóvenes; apenas 17.411. Con los ocho puntos adicionales otorgados por el MEP, aumentó al 73,2% (29.932) y con la apelación también fue del 73,2%.
En 2016 en Matemáticas, sin la curva, pasó el 44,43% de los estudiantes y en 2015 solo el 40,7%.
La promoción nacional de bachillerato en 2017, o sea, la cantidad de alumnos que lograron la nota mínima (70) en todas las pruebas de bachillerato y se pudieron graduar sin necesidad de los puntos otorgados por la curva fue de 38,98% (15.906). Con la curva de ocho puntos en bachillerato, aumentó a 69,98% el porcentaje de estudiantes que se pudieron graduar (28.583) y con las apelaciones el incremento llegó a 70,47% (28.816 estudiantes).
Ahora, tomando de ejemplo el 2015, en Química pasaron 74,5% (28.142) de los 37.775 estudiantes que hicieron bachillerato sin los nueve puntos de curva que ese año se otorgaron. Al aplicarse esos puntos adicionales, la promoción aumentó al 96,8% (36.566) y con las apelaciones a 97,6% (36.868).
En la prueba de Física, pasó sin curva, en 2015, el 75,24% de los alumnos (28.406), con la compensación de nueve puntos aprobó el examen el 93.8% de la población (35.432) y con las apelaciones el 94,6% (35.735).
En Estudios Sociales, hace tres años, pasó la prueba el 80,37% de los alumnos, sin curva, esto representó un total de 30.359 estudiantes. Con la curva, la promoción subió a 98,1% (37.057) y con las apelaciones el mismo porcentaje 98,1%.
Cambios en bachillerato
El MEP está en la obligación de hacer un cambio en las pruebas de bachillerato debido a que en la actualidad estas están relacionadas con los viejos programas de estudio que tenían un enfoque memorístico y por contenidos, y no en los actuales que se centran en el desarrollo de habilidades con énfasis en la resolución de problemas y el desarrollo de un pensamiento crítico.
Según el ministro de Educación, su propuesta de pruebas de “de certificación y diagnóstico", certificará al alumno de acuerdo con las habilidades que adquirió durante sus años de estudio y le permitirá identificar sus áreas de pensamiento más fuertes como, por ejemplo, el razonamiento lógico o la comprensión de lectura.
Mora dijo que las certificaciones obtenidas le servirán al alumno como enlace para ingresar al mundo académico y laboral, convirtiéndose en un “incentivo”, un valor agregado para el estudiante, pues no solo habrá concluido la Educación Diversificada, sino que, además, tendrá las certificaciones que hagan constar su nivel de dominio en las distintas áreas.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) propuso al MEP, en agosto del 2017, reformar el examen de bachillerato para que esté alienado con los nuevos programas de estudio. El planteamiento de la OCDE es que esta prueba reconozca las debilidades y fortalezas de cada estudiante y que no todos por igual tengan que someterse a la misma prueba, ya que esto contribuye al rezago de los alumnos más desfavorecidos.
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Andreas Schleicher, director de Educación y Habilidades de la OCDE presentó el año pasado el informe Revisión de políticas nacionales de educación en Costa Rica, que evalúa las prácticas del país en este ámbito, como parte del proceso para ingresar a ese organismo.
En ese informe, la Organización informó de que Costa Rica invierte más en educación que los 35 países miembros de esta organización que incluye naciones como Finlandia o Alemania. Sin embargo, añade el informe, esa inversión no se refleja en el desempeño de sus estudiantes.
Entre los aspectos que tomó en cuenta la OCDE para hacer esta afirmación estuvo el rendimiento del país diagnosticado por el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), realizado por la OCDE. En la última evaluación internacional, del 2015, Costa Rica retrocedió en el rendimiento en Matemáticas, Ciencias y Lectura, con respecto a las pruebas aplicadas en el 2012.
Las puntuaciones ubicaron muy por debajo del promedio de la OCDE, naciones que invierten mucho menos en educación obtuvieron mejores resultados.
Según el presupuesto nacional ordinario del 2017, Costa Rica invirtió ¢ 2,5 billones (7,6% del PIB) en educación, desde primaria hasta la universidad.
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El diputado del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), Luis Vázquez, presentó, a finales del 2016, un recurso de amparo con el fin de eliminar los exámenes de bachillerato. La Sala IV resolvió, en mayo de 2017, que no le compete determinar si la prueba debe mantenerse o eliminarse, pero ordenó al MEP implementar un plan para ayudar a los alumnos que reprueben los exámenes de bachillerato.
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