Si usted mira el calendario escolar de su hijo, este debería completar 200 días de lecciones efectivas. Así quedó establecido desde 1998 por decisión del MEP y ratificado por una decisión de la Sala Constitucional.
En ese entonces, pasar de 177 a 200 días tenía claros objetivos: “mejorar la cantidad y calidad del aprendizaje y elevar el número de horas lectivas en todas las instituciones, en particular de la zona rural”.
Para concretar el cambio, sin embargo, el MEP debió compensar a los educadores con un incremento del 14% en el salario base, y a los funcionarios administrativos con un 2,5% más.
Veinte años después de aquel paso, surgen dudas sobre si se cumplió la meta y si valió la pena la inversión. La respuesta a estas interrogantes no la conoce el Ministerio de Educación Pública (MEP).
"Los 200 días del curso lectivo deben ser sometidos, como todas las demás acciones de la institución, a evaluación. En los últimos años se han realizado dos estudios (propio y externo) para medir el impacto del curso lectivo de los 200 días de clases. El MEP está trabajando en establecer una agenda de investigación que incluya este tema como una de sus prioridades”, explicó Guiselle Cruz, viceministra académica.
Los estudios a los que se refiere Cruz datan del 2006 y 2008: el primero fue realizado por el Ministerio y el segundo por la Facultad de Educación de la Universidad de Costa Rica (UCR).
El MEP no tiene ni conoce algún análisis más reciente aunque las conclusiones de los anteriores no daban muchas señales de que la ampliación del curso lectivo contribuyera a la educación. Ese resultado se explicaba por el cansancio, agotamiento y desgaste de estudiantes y docentes.
“Entre los docentes no existe buena disposición para el cumplimiento de los doscientos días lectivos con la actual distribución desde febrero hasta diciembre, el incentivo salarial no representa un elemento motivador de importancia. La ventaja de un curso lectivo más largo significa más tiempo para desarrollar y profundizar los programas de estudio, lo cual debería repercutir en una mejor educación. Sin embargo, las desventajas que se consideran trascienden el ámbito pedagógico y se centran en aspectos de salud física y mental que afectan directamente la calidad de vida tanto de docentes como estudiantes”, fue una de las conclusiones del informe del 2006 del MEP.
En esa investigación, se determinó que la ampliación del curso lectivo por sí misma no garantizaba “la calidad de la educación, debido a que el sistema educativo requiere de cambios en su estructura". Hoy, 12 años, después el MEP tampoco puede garantizar que el objetivo de los 200 días se esté cumpliendo.
“La implementación de los 200 días debe revisarse. Lo que los docentes hacen en los últimas semanas del curso son labores administrativas como documentación, notas, registros electrónicos y trabajar con los estudiantes que están aplazados. Algunos docentes solo llegan a cumplir horario. Sí hay un sector que cuestiona por qué tienen que ser 200 días lectivos si pueden ser 190”, dijo Braulio Miranda, director del Colegio Técnico Profesional de Hojancha, Guanacaste.
Deserción y repitencia
Según el estudio elaborado por el MEP con base en la opinión de especialistas en educación (funcionarios del MEP, representantes de las universidades, directivos de las asociaciones magisteriales e investigadores sobre la realidad educativa), la deserción estudiantil y la repitencia se incrementaron en función del aumento de los días lectivos.
Esas variables, precisamente, fueron analizadas en el estudio de la Universidad de Costa Rica, de 2006, llamado Doscientos días anuales de clase efectiva en el Sistema Educativo Costarricense: Un Análisis Situacional.
El estudio revisó las cifras antes de aplicarse el incremento de los 200 días y después.
“Con respecto a las desventajas de la ampliación del curso lectivo, estas se relacionan con el cansancio físico y estrés del personal docente. Por esas mismas razones, se relaciona el aumento de días lectivos con aumento de la deserción y la repitencia de los estudiantes, sumado al trabajo rutinario y pérdida de tiempo al final del año lectivo", dice.
El estudio no incluyó, sin embargo, porcentajes para comparar los momentos, pero sí números absolutos. Así, los estudiantes que repetían un nivel en 1996 fueron 20.797, mientras que en 2004 esta cifra aumentó a 28.677.
Además, 28.401 abandonaron los estudios en 1996 mientras que en 2004 esa cifra aumentó a 30.442.
"Por otra parte, se logra determinar que con la ampliación del curso lectivo a doscientos días no se está promoviendo el desarrollo integral de los estudiantes. Esto porque el desarrollo integral de una persona no se alcanza solamente con mantener al estudiante más tiempo en las aulas, sino que está relacionado con las condiciones y opciones educativas que se ofrezcan. Coinciden las manifestaciones de los tres grupos de informantes claves, MEP, universidades y gremios, que los doscientos días lectivos no inciden en el rendimiento académico y a veces, lejos de beneficiar más bien lo puede estar afectando negativamente”, concluyó además el estudio de la UCR .
En 2017, la repitencia entre colegiales fue de 28.591 alumnos (un 8,4%) mientras que la deserción fue de 26.290 alumnos (7,2%), según estadísticas del Ministerio de Educación. No obstante, ante la ausencia de análisis recientes se desconoce si influye la duración del curso en esos resultados.
Nuevo impulso
En 2006, el MEP implementó el mecanismo llamado Plan 200 con el fin de aprovechar más el curso lectivo y con el objetivo de realizar actividades de capacitación y desarrollo profesional en las últimas dos semanas. Ese periodo se destinaba a talleres recreativos sobre cómo hacer carteles, bailes populares y dinámicas para el trabajo en equipo, entre otros.
Según el Informe del Estado de la Educación (2013), el 80% de docentes consultados consideró que las capacitaciones del Plan 200 del MEP contribuyen “poco o casi nada a mejorar la enseñanza".
El informe explicó que el Plan 200 se implementó sin mayor evaluación de los resultados por parte del MEP, pese a que existían aspectos que requieren revisión y a pesar de que el Ministerio aportó un financiamiento que en 2011 fue de ¢100 millones y para 2012 y parte de 2013 ascendió a ¢300 millones.
¿Qué se hace actualmente en las aulas en los últimas semanas de clases?
Según el Ministerio de Educación Pública, desde el el año 2016, impulsa la estrategia Dejando huella, “en aras de aprovechar al máximo el valioso tiempo disponible en procura de mejorar los procesos educativos”.
La estrategia tiene como fin orientar el diseño y la ejecución de actividades complementarias a los procesos de formación permanente desarrollados durante el curso lectivo. Por ejemplo, capacitaciones de docentes desde y entre los centros educativos de un mismo circuito.
“Algunas dependencias ministeriales proponen temáticas relevantes para su análisis en los centros educativos del país. Estas no pretenden ser únicas o limitar el quehacer de las instituciones educativas, sino que es una propuesta para que cada director y directora junto a su personal docente y administrativo valore iniciativas de trabajo institucional o interinstitucional”, explicó el Ministerio.
Además, según el MEP, se comparten lecciones aprendidas o experiencias educativas exitosas de buenas prácticas a nivel circuital.
Los estudiantes, supuestamente, participan en discusiones y diálogos referidos a la importancia de prevenir o atender situaciones ambientales de riesgo.
Este año, el Instituto de Desarrollo Profesional Uladislao Gámez Solano –de capacitación del MEP– con todos los insumos del seguimiento de los dos años anteriores y la consulta a las personas participantes, pretende realizar una evaluación de efectividad de Dejando Huella.
Según el Ministerio, son los directores de los centros educativos los encargados de velar por el cumplimiento de los 200 días lectivos.
El ministro de Educación, Edgar Mora, manifestó que Costa Rica no puede unilateralmente suspender el Convenio Centroamericano sobre Unificación Básica de la Educación, que es el que establece un curso anual de 200 días.
“Pese a que en lo últimos días de clase, no se trabaja necesariamente en clase con los estudiantes, durante el último mes lectivo se implementan programas de capacitación y actualización docente, necesarios para mantener la calidad de la educación, lo cual beneficia a los alumnos; el problema hasta hoy es que el resultado de esos programas no se evalúa ni se deja registro de cumplimiento”, dijo el jerarca.