Marisol Badilla, vecina del residencial La Venecia, en San Antonio de Coronado, debe atravesar cuatro cantones cada día para trasladarse de su casa a su trabajo.
El viaje de 6,3 kilómetros que cruza Coronado, Moravia, Goicoechea y Montes de Oca demora 40 minutos en las mañanas y el doble de tiempo por las tardes, producto de un crecimiento disperso y desordenado de la Gran Área Metropolitana (GAM) y del deficiente sistema de transporte público.
Al igual que Marisol, el 50% de quienes laboran en la región central del país tienen que trasladarse a un cantón distinto al de su residencia, el equivalente a 1,5 millones de personas, según el más reciente informe del Estado de la Nación, dado a conocer este martes 13 de noviembre.
El recorrido de esa educadora empieza a las 5:50 a. m., cuando aborda un autobús de la ruta Los Romilios o La Gallera, que en 20 minutos la lleva hasta el centro de Guadalupe, en Goicoechea.
Allí empieza la otra parte del trayecto, un kilómetro de caminata hasta su trabajo en la Escuela Betania, en Montes de Oca. Decidió hacerlo de esa forma porque no está a gusto con el servicio de la Periférica, que generalamente no cumple los horarios o se queda varada, según la educadora.
Pero el regreso a casa es el verdadero martirio de cada día, pues el tiempo en el bus puede duplicarse.
"En la tarde es terrible, porque yo normalmente debo abordar el bus en la hora pico entre 4:30 o 5 de la tarde. Dura un montón en llegar a las paradas, vienen superllenos, no montan a las personas, hay que esperar mucho tiempo y cuando logramos que paren, van tan llenos que uno casi va en la puerta”, describió Badilla.
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El Estado de la Nación señala que el sistema de transporte y movilidad de Costa Rica no ofrece las condiciones óptimas para el traslado de personas y bienes de forma segura, confiable, oportuna y limpia.
Esto se traduce en mayores tiempos de movilización, dependencia de hidrocarburos, contaminación creciente, impacto en la salud, altos costos económicos, accidentes y pérdida de calidad de vida.
¿Y cuánto le cuestan estas presas a los usuarios? Miles de dólares por año y ese costo varía según el cantón en el que se resida.
Según un informe del investigador independiente Leonardo Sánchez, se monetizó el tiempo perdido en un congestionamiento y cuánto le cuesta a cada trabajador.
Así, por ejemplo, el costo per cápita de quienes se desplazan desde Barva de Heredia, Vásquez de Coronado, Moravia o San Pablo, también de Heredia, oscila entre $5.000 y $3.000 anuales.
Por el contrario, los costos per cápita más bajos se dan en Tibás, San José, Cartago y Santa Ana, entre otros, donde la cifra es inferior a $3.000 anuales.
Este cálculo se estimó al considerar la duración de los traslados en momentos de congestionamiento, el perfil profesional de los viajeros y el valor del trabajo por hora.
Luego se midió ese costo en situaciones de flujo libre y se dio un valor a la diferencia que generan las presas.
Sánchez explica que los valores más altos ocurren en cantones donde la población tiene un alto grado de escolaridad, pero donde se ofrecen pocas opciones de empleo, y esto obliga a los usuarios a desplazarse.
En conjunto, el costo para los trabajadores de la congestión en la GAM representa un 3,8% del producto interno bruto (PIB), que equivale a $2.527 millones por año, según los datos de la Encuesta de Hogares del 2016 (usada para el estudio).
Para Lucía Reyes, vecina de Barva, las peripecias que debe vivir cada día para ir en bus de su casa al trabajo, en La Uruca, son agotadoras. Ella considera que contar con otro tipo de infraestructura, como una ciclovía u otro tipo de servicio público, podría ser de ayuda.
“Usar el transporte público es cansado si se toma en cuenta lo relativamente cerca que está mi casa de mi trabajo, y saber que se puede llegar en 20 minutos, pero a veces duro una hora y media o más. Es un poco frustrante”, dijo Reyes.
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Con más congestionamiento
Además, los investigadores del Estado de la Nación analizaron la base de datos de la aplicación Waze y esto les permitió identificar los 28 distritos de la GAM con los mayores niveles de congestionamiento, donde se concentraron el 41% de todas las presas del 2017.
Entre esa lista de distritos se pueden citar Desamparados, Guadalupe, San Francisco de Dos Ríos, Curridabat, San Juan y Llorente de Tibás, así como los cascos centrales de Heredia y Cartago.
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En esos 28 distritos los atascos se dan entre las 6 a. m. y las 6 p. m. entre semana, con momentos críticos entre 7 a. m. y 8 a. m. y entre 4 p. m. y 6 p. m., horas que coinciden con el mayor desplazamiento de trabajadores.
En esos períodos se contabilizan más de 200.000 embotellamientos durante el año.
Los fines de semana no escapan de esta situación. Los sábados presentan más congestionamientos entre las 10 a. m. y la 1 p. m., y los domingos entre 4 p. m. y 6 p. m. Por otra parte, los meses de noviembre y diciembre son los que tienen mayor concentración de presas, debido al aumento en la actividad comercial.
El informe concluye que los embotellamientos no se comportan de la misma manera, ni se dan en los mismos horarios, pues dependen de los lugares donde se presentan y las actividades que se desarrollan, por lo que es necesario tener esos aspectos claros a la hora de desarrollar políticas y tomar decisiones para dar una solución al problema.
Presas e infraestructura
La infraestructura vial y la estructura de ciudad lineal, dispersa y de bajas densidades de población aumentan los recorridos y tiempos de viaje de las personas, lo cual ha favorecido patrones insostenibles de movilidad, según el Informe de este año.
Uno de los aspectos que ha influido en esta coyuntura es la ausencia de instrumentos de regulación del territorio urbano.
El análisis señala que la GAM no cuenta con un órgano regional que articule competencias y funciones en esa materia; y a nivel de cantones, solo una tercera parte de los municipios tiene planes reguladores vigentes; la mayoría está en proceso de elaboración o actualización, lo que puede tardar hasta 10 años.