La costarricense-nicaragüense Ana Quirós sufre quebranto de voz cuando recuerda las horas de reclusión que vivió el lunes en El Chipote, la cárcel de máxima seguridad ubicada orillas de la laguna de Tiscapa, Managua.
A ella se le mojan los ojos cuando recuerda que los reos políticos recluidos en esta prisión de Nicaragua, aun viviendo penurias, le mostraron afecto en esos momentos, la animaran para seguir la lucha contra el gobierno de Daniel Ortega y hasta se desprendieran de su agua y pasta dental para asistirla.
“Están en penurias y así tenían fuerza para demostrarme su solidaridad, para luchar por una Nicaragua diferente, en libertad, sin asesinatos ni dictadura”, dice con la voz entrecortada.
Quirós fue expulsada de Nicaragua la tarde del lunes. Denunció su caso un días después, en una conferencia de prensa en la Fundación Arias para la Paz, en San José.
Cuenta que pasó ocho horas recluida en El Chipote, con las manos esposadas, sin los cordones de sus zapatos y sin su reloj. En el proceso migratorio y policial para sacarla de Nicaragua, sufrió burlas y agresiones verbales de parte de la policía gubernamental, asegura.
Esta activista de derechos humanos tiene 62 años. Hace 40 años, se involucró en la lucha revolucionaria, la cual llevó a Ortega al poder en 1979 como coordinador de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, una vez que los guerrilleros derrotaron a la dictadura de los Somoza.
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Entonces, Quirós se quedó a vivir en Nicaragua, donde se casó y tuvo dos hijos. En 1997, obtuvo la nacionalidad nicaragüense.
Como especialista en salud pública, trabajó por los derechos humanos, especialmente de las mujeres, desde el Centro de Información y Servicio de Asesoría en Salud (CISA).
Quirós es la misma activista costarricense que resultó herida en la cabeza, la espalda y las manos en una de las primeras protestas que se realizaron contra el régimen de Ortega el 18 de abril, en Managua.
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El sábado la notificaron
Este lunes 26 de noviembre, seis meses después, el mismo gobierno le quitó la nacionalidad nicaragüense y la expulsó hacia Costa Rica. “Es una decisión a toda luces espuria e ilegal. La razón principal de quitarme la nacionalidad es luchar por una Nicaragua diferente, libre de dictadores. No puedo negar que sentí miedo”, asegura la activista.
La tarde del sábado, recibió una notificación en su casa en Managua. La nota provenía de la Dirección General de Migración y Extranjería con la orden expresa de que se presentara a las 10 de la mañana del lunes en las oficinas de la institución, en el centro de la capital, con su cédula y pasaporte.
“No me explicaron nada, ni el porqué de la cita”, relata Quirós.
También recuerda haberse presentado el lunes, a la hora indicada, en Migración y Extranjería, después de participar en una conferencia de prensa en Managua, para referirse a la cita.
Unos 60 policías antimotines estaban fuera de Migración cuando ella llegó. “Había un enorme despliegue de policías como si se tratara de un caso de un delincuente”, dijo.
Ahí iniciaron los abusos. “Me tomaron fotos de todos los perfiles, me preguntaron varia veces mi nacionalidad, mi nombre. Nunca me mostraron (el texto de) la resolución que decía que me quitaban la nacionalidad. Solo dijeron que por tener doble nacionalidad (de Nicaragua y Costa Rica)”, denuncia.
Después de media hora de interrogatorio, fue trasladada la Dirección de Auxilio Judicial, el nombre oficial de la cárcel conocida como El Chipote.
Iba fuertemente custodiada por la policía, esposada, dentro de una patrulla tipo “perrera” y en caravana policial.
Ya en El Chipote, recuerda, recibió el mismo maltrato. No solo la interrogaban una y otra vez repitiendo las mismas preguntas sobre sus datos personales, sino que los policías le adelantaron su expulsión hacia Costa Rica.
“Ya estando en Costa Rica se puede echar en la cabeza la salsa de tomate que quiera. Se burlaron en alusión a la sangre derramada cuando me agredieron el 18 de abril”, denuncia Quirós.
Luego del interrogatorio, la enviaron a una celda pequeña, de menos de medio metro cuadrado, donde apenas cabía una banca para sentarse. Posteriormente, la trasladaron a otra celda más amplia donde compartió espacio con tres activistas más, también críticas al gobierno de Ortega.
No sabe precisar el tiempo que pasó entre una celda y otra, pero ahí observó las diferentes caras de la crisis de Nicaragua que deja desde abril 320 muertos, producto de la represión, según organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Por un lado, cuenta, los policías la acusaban de ser “asesina”, “terrorista”, y “golpista”. Por otro, recibió el cariño y el impulso de “compañeros y compañeras de lucha” para seguir protestando, ahora desde afuera de Nicaragua, contra el gobierno de Ortega.
A las 4 p. m., fue trasladada en autobús hacia la frontera de Peñas Blancas. Iba custodiada por policías armados con AK-47. En el trayecto, los policías la obligaron a quitarse la camisa y la gorra alusiva a los colores azul y blanco de la bandera de Nicaragua.
“Mis pertenencia se la robaron. Ni los cordones de los zapatos que me quitaron en la cárcel me devolvieron”, acusa Quirós.
En Peñas Blancas, otro contingente de policía la esperaba para “resguardar” su expulsión. Aproximadamente a las 6:30 p. m., fue entregada a las autoridades migratorias costarricenses.
Seguirá denuncia contra gobierno de Ortega
Quirós adelantó que iniciará, con apoyo de organizaciones de derechos humanos, una denuncia internacional contra el gobierno de Nicaragua, por los abusos sufridos.
“No quisieron rcibirme un recurso para revocar la suspensión de la nacionalidad, así que vamos a iniciar un proceso de denuncia internacional”, puntualizó.