Nueva York. Tiene apenas 28 años y todas las ganas de cambiar el sistema. Harta de Donald Trump, la neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez, de origen puertorriqueño y defensora de la clase obrera, posiblemente se convierta en la representante mujer más joven del Congreso de Estados Unidos.
No muchos la conocían hasta setiembre, cuando su cómodo e inesperado triunfo en las elecciones primarias demócratas de un distrito que incluye partes de Bronx y de Queens, contra el veterano congresista en funciones Joe Crowley, dejó a todos boquiabiertos y la convirtió en una estrella de la política.
La joven latina, quien se autodefine como socialista, se transformó de pronto en el símbolo de una gran ola de mujeres demócratas que pertenecen a minorías y que, hastiadas del statu quo demócrata y del gobierno de Trump, están revolucionando a la élite de su partido.
Defensora del salario mínimo de $15 la hora, de abolir la policía migratoria (ICE), de ampliar la cobertura de salud y de eliminar la matrícula en universidades públicas, promete también luchar contra el cambio climático y combatir los crecientes costos de la vivienda en Nueva York.
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Ahora se enfrentará en las elecciones de medio mandato, el 6 de noviembre, al candidato republicano Anthony Pappas, un veterano profesor universitario. Y tiene fuertes chances de triunfar.
“Es muy joven, tiene mucha energía y es muy inteligente (...); es muy buena candidata y ha trabajado muy duro”, dijo la analista política Jeanne Zaino, profesora del Iona College. Y se ha beneficiado “de la frustración real que hay en el país, en la derecha y en la izquierda, con el establishment”, apunta.
La fotogénica Ocasio-Cortez también ha participado en las últimas semanas en campañas por otros candidatos del ala izquierda del Partido Demócrata en Kansas, California, Misuri y Michigan.
Para Zaino, la pregunta clave es si Ocasio-Cortez y otros “radicales” conseguirán tomar las riendas del Partido Demócrata y provocarán cambios en el gobierno, o si terminarán siendo un equivalente del Tea Party republicano, que ganó fuerza en sus inicios, pero al final se desbarató.
“Aún no sabemos la respuesta. Mucho depende no solo de lo que pase en el 2018, porque no veremos ahora grandes cantidades de progresistas electos, sino en el 2020 y el 2022, porque esto lleva tiempo”, afirmó.
“El Congreso es demasiado viejo”
Nacida en el Bronx, donde reside hoy en un modesto apartamento de un dormitorio, Ocasio-Cortez se presenta como un cambio en todo sentido: es joven, es mujer, es latina, su piel es color aceituna, maneja hábilmente las redes sociales y está mucho más a la izquierda que cualquier contrincante.
“El Congreso es demasiado viejo”, dijo al portal de noticias Elite Daily. “No tienen nada en juego”.
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El promedio de edad de los representantes estadounidenses es de 57,8 años, más del doble de la edad de Ocasio-Cortez.
Proveniente de una familia de clase media, su padre era arquitecto y su madre, una ama de casa puertorriqueña. Pero las cosas se complicaron con la muerte de su padre de un cáncer en el 2008, en plena crisis subprime y cuando Alexandria estudiaba en la universidad.
La familia quedó al borde de la quiebra, su madre comenzó a limpiar casas y la propia Alexandria trabajó largas jornadas como mesera para ayudar a la familia.
Logró estudiar Economía y Relaciones Internacionales en la Universidad de Boston, donde trabajó también con el fallecido senador Ted Kennedy. Y luego fue organizadora del candidato presidencial de izquierda Bernie Sanders en las elecciones del 2016.
Puerta a puerta
Su candidatura comenzó desde abajo: con una bolsa de supermercado al hombro, la joven distribuyó folletos puerta por puerta durante meses.
“Es mucho más difícil detestar a alguien cuando le conoces, es por eso que el trabajo puerta a puerta es tan importante”, expresó en una reciente reunión política en un café de Queens, organizada por la comunidad gay.
Se presenta en su campaña como una abanderada de los más desposeídos. “No se supone que las mujeres como yo disputen cargos electorales”, dijo en un video que publicó en su página web y se tornó viral, pese a su pequeño presupuesto.
Ocasio-Cortez aún está pagando su deuda universitaria, cuando ganó las primarias no tenía seguro médico, y dice que pensó que nunca tendría el dinero para lanzar una candidatura. Además, como Sanders, ha rechazado donaciones de empresas y el 67% de sus fondos de campaña –que totalizan casi $1 millón– provienen de contribuciones inferiores a $200, según la ONG Open Secrets.
“Realmente me inspira ver que se puede pasar de ser mesera a representante en el Congreso”, estimó la neoyorquina Kaitlyn Richter, una de sus votantes. “Vemos bien que conoce todos los problemas de los que habla”.