El temor a salir de sus casas después de que anochece lo experimentan a diario miles de nicaragüenses, así como el personal diplomático costarricense que labora en Managua.
El embajador de Costa Rica en Nicaragua, Eduardo Trejos, cuenta que las balaceras y explosiones han pasado muy cerca de las oficinas en las cuales labora, pero hasta el momento ninguno de los funcionarios ha sido herido. Aun así, la delegación experimenta la angustia de ver como cada semana aumenta la cifra de heridos y muertos durante los disturbios, los cuales se han extendido por casi tres meses.
En este periodo, afrontar la crisis se ha convertido en la prioridad de la Embajada, la cual vive un aumento sustancial en las solicitudes de visa para ingresar a Costa Rica.
A tres semanas de dejar ese cargo para asumir la jefatura máxima de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS), Trejos relata cómo se vive el conflicto en Managua, así como las medidas que ha activado la representación diplomática para hacerle frente.
– ¿Cómo ha percibido el cambio en Nicaragua, desde el momento en que llegó?
– Lo que yo percibo, porque estos son comentarios muy personales de la vivencia, que cumpliré dos años de haber llegado, es que la Nicaragua a la que yo llegué no existe. Es otro país, con una realidad muy diferente, no solo para los que podemos ser diplomáticos acreditados ante el gobierno de Nicaragua, sino para la población en general.
“Todo lo que hace dos meses y medio era normal, en cualquier ciudad del mundo, ya en Nicaragua no lo es. Y eso es muy complicado, y más complicado para la gente que ha perdido sus trabajos, para la gente que ha perdido sus negocios, la gente que ha perdido la vida. Eso es lo más doloroso de todo, y bueno, la afectación general en Nicaragua es muy grande y tenemos mucho dolor”.
– ¿El personal diplomático ha tenido que tomar algún tipo de medidas para protegerse?
– Sí, sí. No tenemos un personal de seguridad adicional, tenemos el mismo de siempre, que es una combinación entre contratación de seguridad privada y la pública. Hemos variado los horarios de atención en función de las marchas o de los bloqueos, porque queremos que los funcionarios estén lo más temprano posible en sus casas y que no los agarre la noche trasladándose, entonces hemos modificado los horarios para que el funcionamiento les permita a ellos llegar de día.
“Hemos tenido muchos procesos de trabajo para poder mejorar nuestra atención consular a los usuarios. El Consulado de Nicaragua tenía filas de cinco y seis cuadras con la administración anterior y en mi gestión logramos generar un sistema de cita previa, donde entonces los nicaragüenses en vez de irse acumulando desde la madrugada por filas y filas, logran tener una cita a través de un call center manejado en Costa Rica con un número nicaragüense y, entonces, la persona llega media hora, hace su gestión, se le da la visa o no y entonces se puede retirar. Eso nos ha permitido muchos más controles y mejorar muchísimo el servicio en Managua y Chinandega”.
– ¿En el lugar en el que está ubicada la Embajada han habido muchos disturbios?
– Tanto la Embajada como el Consulado, que están en lugares separados, están muy cerca de la carretera a Masaya, entonces la mayoría de las concentraciones públicas de los habitantes se han dado en esa carretera. Esta semana (la semana anterior), el miércoles, había una que salía de la carretera. Entonces, cuando hay esas afectaciones y sabemos que la marcha comienza a las 3 p. m., a las 3 tenemos que tratar todo lo que podamos para que el personal esté en sus casas, o de camino.
– ¿Alguna persona de la Embajada ha tenido algún problema?
– No, inconvenientes porque han tenido su demora, gestiones que antes hacían en quince minutos ahora toman una hora y media. Hay mucho temor en las noches, hay una especie de estado de sitio autoimpuesto.
“Las personas…, después de las seis o las siete de la noche, es muy difícil ver movimientos. Últimamente ha sucedido que ahí por donde está la Embajada, en las noches, se reportan balas, ráfagas de tiros y algunas explosiones. Eso por supuesto que trae mucho temor a la población de toda Nicaragua”.
– Para la población de Costa Rica es muy difícil tener noción sobre los enfrentamientos que se producen allá, las manifestaciones que se realizan aquí son pocas y pacíficas, la policía prácticamente solo observa, casi nunca tiene que intervenir. ¿Cómo son las protestas en Nicaragua?
– Es otra cosa totalmente diferente. Lo que hay es un proceso de tranques o bloqueos en muchas de las diferentes comunidades en Managua y en los departamentos. Eso hace que las poblaciones de una u otra forma se sientan más seguras, impidan el acceso a la gente o no quieran que la gente pase. Es decir, hay diferentes tónicas.
“Se usan los propios adoquines de las calles para hacer las barricadas, y la gente tiene temor. Muchos de ellos están encapuchados o con cascos. Entonces es un nivel de violencia bastante alto de un lado y de otro. Pero es una situación que hoy, por ejemplo, me informan que hay tres muertos ayer, dos heridos graves, más de veinte detenidos, tenemos más de 320 muertos. Es decir, son niveles de agresividad muy, muy fuertes a la población nicaragüense, porque todos son hijos, padres, o hermanos de alguien y es una tragedia”.
– ¿Cómo es para las personas que no participan activamente en las manifestaciones? ¿Se siente el peligro?
– Claro, por eso es que la gente no sale de noche. Vos sabés que tu riesgo aumenta si estás participando en una manifestación o en un bloqueo, pero hay muchas personas, no tengo el cálculo de cuántas, que han muerto por disparos al aire, que no estaban directamente involucradas en alguno.
– ¿Cuáles son las zonas más convulsas en este momento?
– Es muy difícil. Masaya es realmente un bastión, Diriamba, Jinotepe, León, hace algunas semanas Granada… Yo creo que cada uno de los departamentos o ciudades importantes, Monimbó por supuesto, ha tenido momentos específicos donde la población y la policía y los otros elementos que están involucrados en el conflicto, han tenido diferentes choques.
– ¿Han tenido reportes de algún costarricense con problemas, además de la ciudadana que resultó herida en el primer fin de semana de protestas?
– Afectaciones sí, de personas que tienen doble nacionalidad, costarricenses y nicaragüenses.
– ¿Qué tipo de cuestiones?
– Fallecimientos.
¿Y en esos casos, cómo han actuado?
– No te puedo adelantar nada de eso porque fue muy reciente y todavía no han introducido los documentos oficiales.
– Usted comentaba ahora que el sistema de citas les ha permitido dosificar las solicitudes de visas, pero si no fuera así, ¿Cree que sería mucho mayor el flujo en este momento?
– Lo que hemos observado es que hay mucho nicaragüense yendo a Migración y Extranjería de Nicaragua a sacar sus pasaportes. Entonces, se ha visto en gente que tiene algún tipo de intención, no sabemos si a Costa Rica o hacia el norte, o hacia Estados Unidos o a Panamá, pero digamos que tiene en su proyecto probablemente tener a mano su documento por si hay que salir.
"Ayer hablé con el cónsul, nosotros estamos en 575 visas diarias en Managua y, en Chinandega, estamos en aproximadamente 350 gestiones consulares, además del servicio que se le da a los costarricenses.
“Esto hace un año no llegaba a 450, entonces hay un incremento, no es algo que no podamos manejar, pero también nos afecta porque entonces tenemos una acumulación de días, donde la gente tiene que esperar para sacar su cita, entonces si hace un año vos eras nicaragüense y querías sacar tu visa, llamabas al call center y te la daban en dos días, ahora te la dan en seis días, y eso podemos medirlo como un incremento en el volumen de necesidad de la población”.
– Dadas las circunstancias, ¿Ha cambiado la relación de la representación diplomática de Costa Rica con Nicaragua?
No. Lo que pasa es que yo llegué con dos tareas fundamentales. Una, mejorar la gestión consular de servicio, poner orden, que no fuera necesariamente la cantidad de personas nicaragüenses haciendo fila seis o siete horas la que te determinara, eso era indigno, para Nicaragua y para Costa Rica, tanto en Managua como en Chinandega.
"Solventado eso, el otro tema importante era que nosotros tenemos una vinculación comercial muy estrecha con Nicaragua, o teníamos mucho intercambio, y queríamos potenciarlo, y otra de mis tareas era la reactivación de la cámara de comercio costarricense y nicaragüense, para que entonces los empresarios costarricenses en Nicaragua y nicaragüenses en Costa Rica pudieran generar sinergias para aumentar sus capacidades y generar agendas de trabajo a nivel económico y comercial.
“Esas cosas se lograron, ahora a lo que veníamos era a un tema de intensificación de mejoramiento de pasos fronterizos. Y eso quedó ahí. Eso para mencionarle que la relación con el gobierno es muy dosificada. Yo al presidente lo vi cuando recibió mis cartas credenciales y tenemos algunos interlocutores en la Cancillería, con los que resolvemos temas operativos. Los ministros se ven y entonces hay relaciones en materia de seguridad, pero evidentemente ahora eso fue hasta hace dos meses y medio, ahora las prioridades están en otro lado, entonces no hemos tenido un intercambio fluido porque no es la prioridad”.
– Usted hablaba ahora de lo que quedó pendiente.
– Claro, pero las cosas que estaban pendientes estaban en el escenario de una Nicaragua más normal, ahora creo que la agenda se traslada a otros ámbitos y bueno, es acompañar al pueblo de Nicaragua para ojalá que logren encontrar una solución rápidamente y lo más pacíficamente posible, porque no podemos estar satisfechos cuando tenés todos los días gente muriendo, o gente herida o gente desaparecida.
“Entonces esa es la priorización, y las cosas que afectan directamente a Costa Rica, que es el manejo de la carga, el tema comercial, los flujos migratorios, tenerlos presentes. Ahora han aparecido muchas armas en Nicaragua y nosotros no queremos que esas armas ingresen a Costa Rica de ninguna forma, entonces esas son ahora las prioridades”.
– ¿Esto último como lo están atendiendo?
– Los controles en frontera y detectar cualquier tipo de trasiego porque ahora se están usando ahí, pero esperamos que Nicaragua pronto logre encontrar una ruta para la normalidad pero bueno, esas armas van a quedar ahí, ya las tienen los grupos de un lado o del otro y no queremos que esas armas salgan, entonces tendremos que tener los mecanismos de prevención.
– Con la esperanza de que el país entre pronto en un periodo de calma, ¿qué potencial cree que tiene la relación entre Costa Rica y Nicaragua?
– La relación con Nicaragua es, fue y será clave para nuestro país, es de la más alta prioridad de cualquier gobierno, no solamente de este. Se entiende la coyuntura actual en la que está viviendo el pueblo nicaragüense y el deseo del gobierno es obviamente que logren alcanzar acuerdos que les permitan volver a una institucionalidad, que les resuelvan los problemas que quieren resolver en materia de democracia o de instituciones o de lo que ellos decidan y que cese la violencia.
“Yo creo que el gobierno de la República sabe perfectamente que lo que le pase a Nicaragua nos afecta directamente a nosotros y hay miles de personas nicaragüenses que tienen relaciones con Nicaragua, familiares de negocios o inversiones y que, cuanto más pronto vuelva la normalidad a Nicaragua, será mejor para nosotros”.
– Sectores de Nicaragua, como la Iglesia, piden que se adelanten las elecciones presidenciales. ¿El gobierno de Costa Rica tiene una posición sobre esa alternativa?
– No, la posición del gobierno es que ellos tienen que tomar las decisiones que les ayuden a fortalecer lo objetivos que negocien. Y eso es una decisión que les compete a ellos, lo que ellos decidan hacer en una mesa de negociación nosotros lo respetaremos.
– Ahora, sobre su próximo traslado a la DIS. ¿Qué ha podido adelantar? ¿Ha coordinado con don Mariano Figueres?
– Lamento mucho el accidente que tuvo Mariano, ojalá que se recupere lo más pronto posible porque la verdad es que la transición y la información que me trasladó fue valiosísima. Por dicha, nos pudimos reunir varias veces, él tuvo la amabilidad de no guardarse nada. El subdirector que estaba con él es el que sigue en este momento a cargo. Yo todos los días recibo coordinaciones a través de medios electrónicos sobre lo que está pasando y a través del correo electrónico, y bueno asumiendo mucha de la información que trasladó Mariano.
“Sabemos que tenemos un proyecto de ley que está en curso, tenemos un recurso presentado por la Defensoría ante la Sala Constitucional, sabemos que necesitamos un tema de ley, un esquema legal que le permita a la Dirección, independientemente de donde esté, poder operar de manera correcta y legal y bueno, después todas las demás vinculaciones que uno tiene, que es lograr generar este servicio de inteligencia que le permita al gobierno de la República combatir flagelos que son continentales, como el tráfico de estupefacientes, el crimen organizado, el lavado de dinero, bandas criminales que se instalan en nuestros países y que evidentemente la coordinación de los cuerpos de inteligencia es muy importante”.
– Este marco legal que se necesita, ¿qué cree que debe contener?
– Básicamente, yo creo que es un proceso que respete los derechos humanos, que sepa bien cuál es su marco de acción, que tiene que ser totalmente coherente con el resto del marco legal, no es hacer un marco legal que vulnere otras legislaciones. Y que le permita a la inteligencia de Costa Rica, los departamentos que conforman la DIS, la seguridad de que tienen un proyecto claro de trabajo, y que no va a estar en función de que no voy a ser yo el director sino alguien más, que sus marcos de trabajo no cambian porque son los marcos del Estado, muy parecido a lo que hace la Cancillería con su política exterior.
“Puede venir un gobierno del PAC, o un gobierno del PLN o un gobierno del PUSC, pero que por ejemplo, los lineamientos en los que se basa la política exterior o la inteligencia del Estado tiene que trabajar en función de eso, y estén al servicio de cualquier gobierno, independientemente de la visión política económica, tendrán matices o puntos de acento, pero al final vos sabés que están enmarcados en un concepto de Estado”.
– ¿Piensa que el Ejecutivo debe impulsar un nuevo proyecto con estas características?
– Hay un proyecto de ley, yo todavía no le he dado el informe al presidente de cómo está en la corriente legislativa y con las observaciones que ha hecho la Defensoría de los Habitantes. De ahí nosotros tenemos que respetar lo que digan nuestros órganos judiciales, la Sala Constitucional y la respuesta que haga a la consulta de la Defensoría y estar atentos a que si es en un marco legal con ciertos lineamientos y el proyecto de ley los cumple, perfecto, si no los cumple, tenemos que cambiarlo.
– ¿Lo ha estudiado con detalle?
Con detalle no porque no solo tengo que ver el proyecto, sino que tengo que reunirme con las personas que adversan algunos de los puntos o que tienen visiones distintas, entonces yo tengo que reunirme con esas personas para tener un intercambio más preciso sobre sus observaciones y si son solventables o no solventables, porque tienen otra visión estratégica de la institución, y después de eso entonces poderle entregar al presidente, pero mucho de eso se va a resolver con el recurso presentado por la Defensoría.
– Usted habla de la necesidad de que la ley sea respetuosa de los derechos humanos. ¿Le parece necesario que establezca específicamente los mecanismos de investigación que puede utilizar la Dirección?
– A ver, nosotros como un órgano del Estado podemos realizar únicamente lo que nos permita la legislación, y así es como se orienta cualquier tipo de normativa, ya sea a través de leyes, reglamentos o decretos. Respetando eso, evidentemente solo lo que la legislación nos determine podemos hacer, no podemos inventarnos cosas a futuro, tenemos que prever que las cosas que necesitemos hacer estén incorporadas en la ley, porque si aparecen después y no están metidas en la normativa ni se ven reflejadas en la ley, diay, ya quedamos listos, porque nosotros no podemos adelantarnos a decir qué es lo que no vamos a hacer, porque lo que vamos a hacer es lo que tenemos que dejar escrito. Todo lo que no esté ahí que podemos hacer, no lo podemos hacer.
“Nosotros somos un órgano que le trabaja a diferentes mecanismos del Estado, nosotros trabajamos muy cerca con el OIJ, muy cerca con la Policía de Control de Drogas, muy cerca de la Policía de Fronteras, muy cerca de los Guardacostas, muy cerca de Aviación Civil. Digamos, somos el primer canal de información donde después de que nosotros realizamos ciertas acciones, hay cosas que trasladamos para que sean judicializadas o sean investigadas”.
– ¿Actualmente está suficientemente definido lo que sí puede hace la DIS?
– En este momento no, no tenemos. Necesitamos la ley, pero es que esto no pasa por Presidencia, el Ministerio de Seguridad o la organización judicial. No, es cómo vamos a trabajar la inteligencia del país de una manera congruente, y que sean políticas de Estado. Para eso sí se necesita la legislación, y necesitamos crear una legislación que le permita a la inteligencia, independientemente de que se llame DIS, DINA o como quieran generarla, que pueda operar. En este momento lo peor que tenemos es que no tenemos.
– ¿Tiene alguna preferencia sobre dónde debería estar la DIS?
– No, eso no, sería irresponsable de mi parte decirlo porque tengo que escuchar a todas las partes y tengo que darle primero el informe al presidente.