La Gerencia de Logística de la Caja ordenó evaluar la calidad de las jeringas usadas por los enfermos diabéticos ante reportes de problemas sufridos por estos pacientes.
Se tomarán muestras del producto en todos los hospitales, Áreas de Salud y Ebáis del país y se llevarán a un laboratorio certificado para corroborar si la jeringa cumple con los requisitos que hagan seguro su uso.
La medida es una de las tres ordenadas por esa Gerencia ante quejas de enfermos publicadas por este diario.
Varios pacientes aseguran que la nueva jeringa distribuida por la Caja desde hace unos meses no tiene suficiente filo en la aguja y esto les causa dolor al inyectarse y moretones en la piel.
Según entrevistas de La Nación con pacientes y enfermeras responsables de la atención de los diabéticos, en uno de los productos distribuidos por la Caja el émbolo de la inyección no baja bien, se produce pérdida de insulina, hay dificultades para mezclar los diferentes tipos de medicamento, y existe riesgo de que la aguja se quiebre.
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Gabriela Murillo Jenkins, gerenta interina en Logística, confirmó a La Nación que en la investigación preliminar ordenada para revisar la millonaria compra de este producto se detectaron suficientes elementos para justificar la ampliación de las indagaciones.
“Con las jeringas sí encontramos elementos que deben ser mejorados en cuanto a cómo se especifica la calidad del producto y cómo se controla esa calidad. Se va a tener que meter un equipo de expertos para reforzar esa parte”, adelantó Murillo.
Además de solicitar un análisis de la calidad técnica de las jeringas, se realizará una consulta a todas las unidades del país sobre reportes de efectos adversos de ese producto, los cuales se tienen que hacer mediante una boleta especial del Ministerio de Salud.
Esto se hará en coordinación con la Gerencia Médica de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), que encargó esta tarea a la Coordinación Nacional de Farmacia.
La tercera decisión tomada por Logística tiene que ver con revisar la cantidad de jeringas que se le está dando a cada paciente diabético pues podría ser que se les esté obligando a utilizar más de una vez cada inyección.
Contratos millonarios
En el país hay, al menos, medio millón de enfermos diabéticos. Gran parte de ellos, requiere inyectarse insulina para controlar los niveles de azúcar en la sangre y para esto necesitan jeringas adecuadas para inocularse el medicamento.
La CCSS realiza compras cercanas a los $8 millones para garantizar el abastecimiento de este producto hasta por cuatro años. El consumo anual de jeringas es de unos 38 millones.
Reportes de pacientes y quejas de proveedores que participan en los procesos de compra, obligaron a la institución a revisar las últimas adquisiciones de este producto.
De aquí surgió la investigación preliminar de la Gerencia de Logística, que ahora se ampliará para hacer estudios de calidad a las jeringas y monitorear si hay reportes de eventos adversos.
La paralización de una compra grande ha obligado a la CCSS a realizar tres compras urgentes en el último año, que suman $3,3 millones de inversión. Todo esto está también bajo investigación.
“Lo que nos interesa es verificar que todo el producto disponible sea el que se requiera. Hace unos años, la Caja lo adquiría de Estados Unidos.
"Después por un tema de precios se inició la compra de productos hechos en China. Entonces, el tema de cómo controlar esa calidad todavía es más crítico. En China hay muchos fabricantes y tenemos que ver cómo nos protegemos bien para poder comprar lo mejor”, afirmó Murillo.
“Esto es para tener elementos objetivos para decidir. Espero que los resultados estén en un plazo no mayor a los dos meses”, agregó la gerenta.
La institución también está averiguando si a los pacientes se les da la capacitación adecuada para usar la jeringa e inyectarse.
Guiselle Oconitrillo, enfermera del Hospital México, responsable de la atención y educación a diabéticos, confirmó a este diario haber recibido quejas de estos enfermos.
“Al principio me reportaron que la aguja no es tan afilada. Que cuesta mucho cargar las mezclas de insulina. Algunos me mostraron el abdomen con lesiones. Yo los referí a la Contraloría (de servicios del hospital)”, informó la enfermera.
Laura Murillo Cordero, quien ha vivido 36 de sus 40 años como diabética tipo 1, asegura que la nueva jeringa viene con una aguja sin suficiente filo, lo cual dificulta que entre en la piel. Cuando la saca, asegura, siente que jala tejido.
Uno de estos pacientes, llevó su caso hasta la Auditoría Interna de la CCSS y la Defensoría de los Habitantes. Se trata de Mireya Jarquín García, de 61 años.
Esta vecina de Zetillal, en Santa Bárbara de Heredia, asegura que usar las nuevas jeringas para insulina le causó moretones en el abdomen, una situación que a ella le preocupa por su condición de diabética y la propensión a desarrollar infecciones por heridas de este tipo.