Fernando Morales Martínez está entre los primeros cinco médicos especialistas en Geriatría de Costa Rica.
En total, suma 45 años como médico, 42 trabajando para la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), 36 como geriatra y 25 dirigiendo el único hospital especializado en adultos mayores del país.
A sus 70 años, se retiró este 21 de diciembre. Según dice, pes ara dar paso a las nuevas generaciones, las mismas que él se esforzó por formar y sensibilizar sobre la necesidad de dar atención adecuada a los adultos mayores y a sus familias.
También para dar el ejemplo, como adulto mayor, sobre la capacidad de continuar produciendo y generando aportes. Lo hará como nuevo decano de la Facultad de Medicina, de la Universidad de Costa Rica (UCR), por los próximos cuatro años.
En decenas de artículos de opinión, muchos de ellos publicados en las páginas de este diario, Morales advirtió sobre el impacto en el incremento de la población adulta mayor y la necesidad de que el país se prepare para atender adecuadamente a estas personas.
Morales también ha sido un estudioso de los cambios demográficos que demuestran cómo va en caída la población infantil mientras que la adulta mayor crece a un ritmo acelerado sin que el país haga lo necesario para garantizarles una buena calidad en sus últimos años de vida.
El geriatra, sin embargo, no pudo ver cristalizado uno de sus sueños: la construcción de un nuevo hospital para adultos mayores.
El edificio que ha funcionado como tal durante más de cuatro décadas, no reúne las condiciones apropiadas para atender a los de 60 años y más.
Sin embargo, este especialista tiene la esperanza de que la actual administración de la CCSS impulse el proyecto.
Las autoridades de esa institución, del Ministerio de Salud y de la Presidencia de la República, encabezadas por el mandatario Carlos Alvarado, visitaron las actuales instalaciones el 1.° de octubre y mostraron interés en desarrollar la obra.
El siguiente, es un resumen de la entrevista con La Nación, el lunes 17 de diciembre, poco antes de dejar su cargo como director del Hospital Nacional de Geriatría.
- ¿Cómo deja al hospital tras 25 años como director?
- Entre el hospital que yo recibí y el que voy a entregar hay 180 grados de diferencia.
- Explíquese.
- Antes, había muchas necesidades: no había personal tan especializado, había muchísima escasez de equipo. La infraestructura era muy muy básica. Décadas después, entregamos un edificio nuevo (el SIGA: Servicio Integral Geriátrico Ambulatorio, levantado con aporte de los costarricenses y la Caja), equipado con ayuda de la Cadena Mayor. Prácticamente, el hospital fue remodelado en su totalidad. Ha sido un cambio muy sustantivo para bien del adulto mayor. Hoy, tenemos médicos especializados y talentosos.
- ¿Por qué se va?
- Porque llevo 42 años en la seguridad social. Me parece que hay que darle oportunidad a las nuevas generaciones, porque todavía hay muchas otras cosas que hay que hacer desde la comunidad, y me parece que yo puedo colaborar desde adentro. Ahora voy a la Universidad de Costa Rica como decano.
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“Me siento afortunado. Es un regalo del cielo. Creo que puedo hacer aportes más importantes, transmitir mis conocimientos y experiencia desde la Universidad, y estar un poco aparte de la administración".
- Este hospital no es como cualquier otro de la CCSS. Usted fomentó una cultura de respeto hacia el adulto mayor desde los servicios de salud. ¿Permanecerá esto después de su salida?
- En todos los años en que estuve, sin excepción, insistí siempre en que hay que tener una cultura de integración, respeto y dignificación hacia el adulto mayor y sus familias. Espero que haya quedado en el ADN de las personas. Claro que esto hay que alimentarlo constantemente.
- 45 años de ser médico. Un cuarto de siglo como director del hospital... ¿Cuál es el balance que hace?
- Tengo 70 años, mal haría y sería muy egoísta si me quedo más tiempo y no le doy oportunidad a las nuevas generaciones. No me voy a desvincular totalmente. Yo he sido necio de naturaleza y muy insistente en las reuniones de médicos en que hay que pensar mucho en el paciente y en las familias. No nos debemos olvidar de eso como geriatras. No debe haber temor ...
- ... de que la calidad del servicio vaya a desmejorar con su salida.
- Algún día tenía que irme. Quiero irme bien. También quiero ser, como dice, mi esposa, un ejemplo de lo que pueden hacer los adultos mayores para que la gente vea que sí es posible. Me voy a nutrir de la academia en la Universidad de Costa Rica.
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- ¿Por qué cree que hay gente que no quiere que usted se vaya?
- Me imagino que sienten la confianza, porque siempre he estado muy presente y he atendido con calor humano. Quizá me ven con mucha cercanía y familiaridad, y piensan que uno tiene que ser eterno. Hay que darle oportunidad a las nuevas generaciones.
“Yo he preparado al país para ese recambio, incluso en contra de gente que se oponía y aún se opone a esto. No son formados ahí por donde pasó la suegra. Son cinco años de rigurosidad científica, académica, administrativa y clínica. Yo he escrito no por vanidad, sino para coadyuvar a la gente con artículos que eduque a la gente. Para posicionar que los adultos mayores son un componente fundamental de la sociedad”.
- Usted tiene una característica: la constancia. ¿Cree usted que valió la pena esa constancia en la creación de una cultura de protección y respeto al adulto mayor?
- "Creo que hay cambios importantes. Está el Consejo de la Persona Adulta Mayor. Está la ley. Siempre soñé en un mundo mejor para los adultos mayores. El sueño se quedó corto porque logré más de lo que hubiera imaginado.
- ¿Y este es un país mejor para los adultos mayores?
- Ah, sí, es mejor pero todavía le falta.
- ¿Qué falta?
- "Falta más cultura. Es una construcción de todos. Hay que hacer más puentes intergeneracionales.
- ¿Y eso qué significa?
- Que los programas de primaria, de secundaria, los universitarios... ¡todos piensen en el adulto mayor! Y no solo en el vacilón de aquí y ahora. Que piensen que un buen día van a ser personas mayores. Eso es parte de ser geriatra. No es solo saber de Medicina. Se debe tener sensibilidad social y esa visión a futuro de las cosas. Uno mismo será una persona mayor.
- Esta administración es la primera que menciona en su discurso de toma de posición a la persona adulta mayor. ¿Se puede tener la esperanza de que haya un mayor impulso a una cultura de protección a la persona adulta mayor?
- Tengo la esperanza y el optimismo de que así va a hacer. Lo que he visto del vicepresidente (Marvin Rodríguez), lo veo muy interesado en hacer un aporte y he estado colaborando. Veo también a don Román Macaya (presidente ejecutivo de la Caja) muy comprometido con el tema, así como los gerentes. Veo un buen ambiente. Por dicha y gracias a Dios están pensando en esa línea, que estaba indefinida. Ningún presidente (de la república) me ha dicho que no colabora con este tema, pero el tiempo se les va...
- ... porque este siempre ha sido un tema marginal.
- ¡Muy marginal! No es un eje.
- ¿Pero se estarán sensibilizando porque el agua ya está llegando al cuello?
- Yo pienso que eso es. La gente pensó que no existían los adultos mayores, pero cuando vieron el impacto en los sistemas de pensiones y en salud, se ha puesto mucho en el tapete.
- ¿Se sintió escuchado en su mensaje?
- Muchas veces no, pero no por eso me eché para atrás.
- Usted advirtió a lo que íbamos a llegar, muchas veces... ¿pero la gente no lo escuchó, porque hablar de vejez no tiene glamour?
- Sí, sí. Exactamente. La gente no lo ve como algo realmente importante y hace negación.
- ¿Le tiene miedo a la vejez?
- ¡Claro! Pero la vejez es igual que la niñez. Es parte del curso de la vida. Uno debería prepararse.
- Nadie se quiere hacer viejo.
- Vejez no es decrepitud. No puede ser eso. Mi esposa me dice que yo no puedo escribir una cosa y hacer otra.
- ¿Qué le hubiera gustado dejar en el hospital que no pudo al jubilarse?
- Lo que me hubiera gustado era haber dejado un hospital nuevo. Me hubiera encantado porque llevo nueve años en esa campaña. Pero por diferentes circunstancias no se ha podido. A ver, vende más la niñez que la vejez, pero tiene que ser al revés. Hay gente que se opone a esto.
_ ¿Quién se puede oponer, con tanta evidencia, a un hospital geriátrico?
- Hay gente que no entiende la importancia, no entiende...
- ¿... piensan que son personas que ya no valen la pena y que van de salida...?
- ... Exactamente. La otra cosa es que no entienden las incomodidades que viven los pacientes y los familiares aquí. A muchos de los médicos que se formaron aquí se les olvidó esto también. Las baterías de baños son una barbaridad. ¡Van contra todo! Yo he hecho una campaña frontal. Habrá gente sensata que lo está viendo...
- ... pero son pocos.
- El hecho de que el Presidente (Carlos Alvarado) viniera acompañado de las autoridades de la Caja (la visita se dio el 1.° de octubre), eso habla por sí solo. ¿Qué argumentaban algunos geriatras, pocos por dicha? Que los hospitales de ellos tienen pocos equipos. Pero esto no es un problema de la Geriatría, es un problema de gestión local.
- En realidad, nunca ha habido un hospital geriátrico. Esto que tienen, si se quiere ver así, es un edificio prestado que nunca se pensó para la atención de adultos mayores.
- Nunca, nunca. Es un edificio prestado que se adaptó por las circunstancias que se dieron.
- Pero los viejitos nunca han tenido un hospital.
- Nunca.
- Sería la primera vez...
- Además, el nuevo hospital debería llamarse Hospital Nacional de Geriatría. Sin ningún nombre. Tiene que llamarse por lo que hace, por lo que es. Hay que posicionarlo por lo que se hace. Este es un hospital que rompió todos los paradigmas en Latinoamérica.
- ¿Cómo fue que usted fue construyendo un modelo de atención integral? En este hospital, por ejemplo, se le pregunta a los pacientes si son felices.
- Aquí yo traje a autoridades máximas en Geriatría. Han venido las luminarias de la Geriatría del mundo. Nosotros somos un semillero: motivamos a los muchachos jóvenes a hacer Geriatría.
- Es un avance que los hospitales de la Caja tengan geriatras, pero no es lo mismo un geriatra en un hospital nacional (como el México o el San Juan) que en el Hospital Geriátrico. La atención es muy distinta.
- Hay que geriatrizar el sistema de salud. Pero no con una circular. Hay que meterse a trabajar y ser el modelo. Se ha ido en el camino correcto, los resultados no se pueden ver de la noche a la mañana pero hay que seguir. El informe mundial dice que el sistema de salud tiene que centrarse en la persona adulta mayor.
- ¿Nos ha agarrado tarde?
- Por desidia, por estar concentrados en otra cosa. La misión del hospital del futuro será asegurar que esa misma calidad de atención se dé de costa a costa y de frontera a frontera. Yo quisiera tener 36 años más de vida para poder echar esto adelante. Hay que hacer más investigación clínica. Hay que sensibilizar más a las familias para que respeten, ennoblezcan, integren y den el lugar que merece el adulto mayor, independientemente del estrato social, porque en todos le dan garrote.
- ¿Y la red de cuido?
- Hay que reforzarla, ese es el camino, no hay otro.