Cecilia caminaba rápidamente el miércoles 12 de setiembre en la frontera de Peñas Blancas hacia su natal Nicaragua. Había entrado al país cuatro días antes de forma irregular, por el “monte”, pero no pudo quedarse más.
“Me vine a La Cruz (Guanacaste) a tratar de encontrar trabajo en lo que fuera y no encontré. Los alquileres aquí son muy caros, por lo menos en Nicaragua tengo mi casita, mejor prefiero irme porque aquí no estoy haciendo nada y necesito comer, a pesar de la persecución que se vive allá”, contó la mujer de 50 años, quien caminaba temerosa, y llena de bolsas hacia su país.
La situación se repite copiosamente entre la población nicaragüense que permanece en Costa Rica. Además, se refleja en la baja de la cantidad de personas que piden refugio.
La falta de trabajo para esta población es una de las causas, según versiones de las autoridades, los policías en Peñas Blancas y los lugareños.
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“Ya es difícil para las personas que están en forma regular conseguir trabajo aunque vengan con los documentos. Los que vienen alegan que necesitan buscar trabajo, el Estado no les puede dar ayuda y ellos tiene que comer y vivir. (La baja en las solicitudes de refugio) creo que tiene que ver con personas que llegaron a inicios esperando encontrar un empleo de forma fácil, pero la realidad así no es”, dijo Víctor Barrantes, viceministro de Gobernación.
Según el funcionario, en junio tuvieron 3.300 solicitudes de refugio, en julio 5.200; en agosto 4.055 y en lo que llevamos de setiembre apenas se han registrado 856.
Barrantes dijo que, además, 89 nicaragüenses que habían solicitado refugio desistieron de la solicitud y regresaron a su país.
Para atender a las personas que huyen de la crisis en Nicaragua, el Gobierno de Costa Rica dispuso de dos albergues. Uno está en la zona norte, en La Cruz de Guanacaste; mientras que el otro está en la zona sur, en Golfito.
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Barrantes comentó que en el de la zona sur solo hay un migrante nicaragüense y en Guanacaste hay unos 20. Comentó que algunos de los que están en Costa Rica solo vinieron esperando que la situación en su país se calmara y luego se devolvieron.
“Nunca ha llegado a haber muchos nicaragüenses, siempre se han mantenido números pequeños ya que ellos tienen una red de apoyo muy grande en Costa Rica que les ha servido de techo. Tampoco es que detectamos personas en los parques, los migrantes están donde familiares. Si requieren albergue, saben que están disponibles esos centros temporales”, manifestó el funcionario.
La revuelta popular en Nicaragua explotó este año tras una serie de reformas al sistema de pensiones y fue en escalada en contra del gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo, quienes han reprimido las protestas con violencia policial y fuego. La violencia que se vive en ese país ha dejado poco más de 320 muertos.
‘Ellos creen que con el documento de refugio le dan trabajo’
Un oficial de la Fuerza Pública en la frontera de Peñas Blancas, quien no quiso que se revelara su nombre porque no era el vocero, afirmó que los nicaragüenses que huyen de su país piden refugio y creen que eso es suficiente para que les den trabajo.
Por eso es que, según él, cada vez hay menos personas entrando y muchos de los que están aquí se están marchando pues no encuentran un medio para subsistir.
“Ellos creen que con el documento de refugio les dan trabajo. Pero luego se dan cuenta que con ese documento no pueden trabajar. Algunos piden refugio y luego mejor se regresan por el monte; otros sí pasan por Migración al desistir de la necesidad de refugio. Alguna gente del aquí del lugar recoge plata para darles de comer, pero los nicaragüenses optan por irse", manifestó el policía.
Según un oficial de Nicaragua que trabaja en la en la frontera de Peñas Blancas, el problema es que en ese país se habla de que Costa Rica hay trabajo y oportunidades. Ellos llegan ilusionados, pero luego se dan cuenta que no es así.
“Ellos buscan trabajo en lo que sea, pero se dan cuenta que la cosa está difícil hasta para los ticos y que no es lo que esperaban; entonces mejor se devuelven”, contó el policía.
A la soda de Ena Aguirre, en La Cruz, han llegado varios migrantes nicaragüenses a pedir trabajo, inclusive personas “preparadas” que llevan su currículum, pero al no tener documentos, no les puede dar un empleo.
Cuenta que un grupo de unos cinco adolescentes llegan a pedirle comida hasta dos veces por día o le piden agua y jabón para bañarse. A cambio de esta ayuda, los menores le regalan un “arte” a manera de agradecimiento.
“En el negocio piden ayuda económica a los clientes y cuando reciben al ayuda le dan un arte muy bonito que hacen ellos. Un niño, incluso vino a contarnos que se iba a quedar el fin de semana del lado del Costa Rica, con los otros con los que andaba, por un enfrentamiento que iba a suceder del lado nica. Algunos se van a la GAM (Gran Área Metropolitana) pues no hay muchas oportunidades aquí; el mismo pueblo tico no encuentra trabajo aquí; sin documentos no se les puede ofrecer trabajo”, contó Aguirre.