Hace 55 años, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) entregó al país el primer servicio de telecomunicación: la telefonía con líneas fijas.
Aquellos enlaces tejieron con los años una telaraña de cables de cobre que introdujo aparatos telefónicos a un buen número de casas del país y adhirió horas y horas a sus habitantes al auricular. Hoy, ese primer tejido telefónico tiene los días contados.
El problema es que si bien las llamadas de voz sobre líneas fijas aún se realizan, las personas usan cada vez menos ese servicio, lo que encarece el mantenimiento de la red.
Por esa razón, el ICE estima que en 10 años habrá migrado a fibra óptica a sus usuarios todavía con servicios de voz y datos sobre hilos de cobre. Cuando eso ocurra, estos desaparecerán de las telecomunicaciones del país.
Creada en 1963, la red de cobre arrancó con 100 enlaces ligados a centrales de control manual. Conforme aumentó la demanda del servicio, se introdujeron centrales analógicas y luego las digitales. Para entonces, el tejido telefónico sumaba 2,2 millones de pares de cobre como se conoce en telecomunicaciones a los enlaces físicos de ese tipo de telefonía. Cada par de cobre consiste en una trenza de cables de ese material.
Hoy permanecen activos 800.000 de esas líneas, explicó Jaime Palermo, gerente corporativo de Telecomunicaciones del ICE quien explicó que el Instituto por años ofreció otros servicios complementarios aparte de voz (datos y video, por ejemplo) sobre esa primera red. No obstante, el cobre tiene límites como soporte físico para llevar datos.
“Apareció Internet y nuestros clientes empezaron a pedirla al hogar o a la empresa. Ahí empezaron los problemas porque llevar datos como es Internet es una tecnología muy diferente a llevar voz. El cobre tecnológicamente no era el mejor soporte para transmitir datos y, además, el material se degrada con el tiempo”, explicó Palermo.
Gilles Maury, analista de la firma consultora Deloitte, coincide en que los servicios clásicos de telefonía se redujeron porque ahora otros servicios derivados de Internet reciben más atención.
“El servicio tradicional de telefonía por red de cobre y ADSL (acrónimo en inglés de línea de abonado digital asimétrica) disminuye porque con el tiempo el teléfono celular se volvió el núcleo del mercado mundial de telecomunicaciones. Cada año se venden unas 1.500 millones de teléfonos móviles en el mundo. Es lógico que los operadores centran sus esfuerzos e inversiones en redes para transmitir datos, no voz”, explicó el analista.
Las estadísticas de la Superintendencia de Telecomunicaciones (Sutel) también confirman por qué el ICE decidió sacar el cobre de su vida comercial.
En Costa Rica, el tráfico telefónico sobre redes fijas pasó de 4.138 millones de minutos de conversaciones en el 2013 a 2.586 millones de minutos al 2017; una caída de 37,5% en cuatro años equivalente a 1.552 millones de minutos menos de plática entre usuarios.
Palermo lo pone en lenguaje llano: los jóvenes ya no usan el servicio de voz fijo; ellos consumen datos, las personas ya no conversan por teléfono; ahora navegan con él.
Ese cambio de hábitos condujo al ICE a tomar la decisión en el 2014 de interrumpir toda inversión para mejorar la red de cobre que, además, cada vez ameritaba más gastos en mantenimiento y reparación de averías. Esos gastos continuaron pero, a partir de ese año, todo esfuerzo a futuro sería en fibra óptica con “inversiones intensivas” a partir del 2016.
El tiempo de la fibra óptica
La resolución del Instituto de ponerle fin a ese soporte sigue el rumbo de la mayoría de empresas de telecomunicaciones en el mundo hacia redes basadas en fibra óptica; un enlace a base de filamentos de vidrio o plástico donde los datos se vuelven impulsos de luz.
A diferencia del cobre, la fibra óptica puede dar telefonía de voz, Internet, video en demanda y otros servicios sin intermitencia en la velocidad de transmisión o limitaciones para aumentar la rapidez de esos servicios. Todo lo que con el cobre no es posible.
Palermo afirma que el ICE ya tiene 70.000 casas con servicios basados en fibra óptica (Internet, telefonía de voz y televisión). Al 2020, su expectativa es acumular 170.000 hogares afiliados.
“Ahora estamos en la gestión de cambio. Si logramos que todas las casas que tienen servicios de voz en cobre se pasen a fibra óptica, en 10 años ya no tendremos cobre”, aseguró.
El plan del ICE consiste en ir instalando su red de fibra óptica y, al mismo tiempo, retirar sus enlaces de cable mediante sus programas ambientales para manejo de residuos.
La idea es acumular poco a poco cantidades del metal en las bodegas del Instituto hasta disponer de suficiente cantidad para venderlo.
“La mejor posibilidad es en el exterior porque hay demanda. Hay compradores internacionales que pueden utilizarlo para fabricar más cobre o usarlo en otras industrias, hay mucho tipo de comprador para diversos usos; hemos identificado mercado en Guatemala y China entre otros países”, explicó Palermo.
Amantes del metal
Pero sacar el cobre no es tan simple como suena: todavía hay usuarios de telefonía fija en cobre para quienes ese único servicio que siempre han conocido es suficiente.
Maury asegura que en muchos países, y Costa Rica no es excepción, las líneas fijas de telefonía permanecen en uso por costumbre de muchos usuarios habituados a ellas y por razones laborales ya que centros de trabajo y proveedores de servicios en general conservan sus líneas telefónicas fijas.
Lo que sí aparta a los usuarios costarricenses de otras naciones, según Maury, es que muchos ticos conservan sus líneas fijas porque cuando hay un sismo o un huracán; la primera en fallar es la telefonía celular y las únicas posibles llamadas en esos momentos transcurren sobre enlaces fijos.
El propio Palermo confirmó que la mayoría de sus clientes con líneas fijas en cobre son adultos mayores quienes crecieron con el servicio y se sienten satisfechos así.
Al considerar los 800.000 pares de cobre todavía activos en la red del ICE, 63% corresponde a personas con más de 41 años y un tercio del total de los servicios (unos 266.000) son mayores de 61 años de edad.
“Estas son personas que nacieron y vivieron con el teléfono tradicional y no quieren cambiarse porque se sienten cómodos. Sin embargo, el paradigma de estas personas va de salida y ahora los estamos convenciendo a que prueben fibra óptica. En realidad es muy sencillo porque esta les da voz, Internet y video en alta definición. Lo prueban una vez y ya no desean regresar”, explicó Palermo.
¿Y es difícil evangelizar la bondades de la fibra frente al cobre? No, enfatiza Palermo.
“Este proceso requiere nuevas competencias de nuestro personal. Si soy técnico e instalo la fibra óptica pero no le informo a mis clientes para qué sirve esa fibra, entonces esas personas se quedan con un único servicio, voz. Pero si ese técnico es observador y muestra otros servicios y sus conveniencias, entonces la gente querrá probar", explicó.