Alajuelense cumplió como visitante, se llevó un resultado positivo del Carlos Ugalde y dejó la serie ligeramente inclinada a su favor.
Por el contrario, el empate de 1-1 pone a San Carlos con la obligación de hacer un partido de nota alta en la vuelta.
Si hay algo que han mostrado los norteños durante el Apertura es su fortaleza en casa y, en el papel, esa debía ser un arma para sacarle provecho.
Esta vez no fue así, porque aunque salvó un empate, en la cancha demostró que podía llevarse algo más.
Para la Liga significó una faena bien librada. Le tocó verse contra las cuerdas, incluso con rasguños y se repuso.
Los visitantes le bajaron el ímpetu a su rival en momentos determinantes. Los más importantes: el gol a su favor cuando no generaba peligro y luego evitar el segundo tanto sancarleño desde el punto de penal.
San Carlos empezó mucho mejor. Tuvo un primer tiempo intenso y muchas oportunidades en el arco rojinegro.
Sin embargo, cuando menos se lo merecía le cayó un balde de agua fría. El zaguero Rudy Dawson se vio superado por Jonathan Moya y le cometió falta dentro del área. Dos minutos después Jonathan McDonald celebraba su gol (37’).
Antes de eso el local había enviado múltiples centros a la cabeza de Álvaro Saborío, quien ganaba todos los balones aéreos, aunque no lo hacía tan cómodo como para darle una dirección adecuada a la pelota.
San Carlos se paseaba sin problemas por los costados y la Liga sufría por una defensa desorientada y con notables yerros que le salieron baratos.
Los números eran claros al cierre del primer tiempo. Liga Deportiva Alajuelense apenas hizo un remate directo y significó el 1-0, mientras los Toros del Norte provocaron cuatro.
El equipo local regresó a la gramilla y se olvidó del juego que venía haciendo. Regaló el balón, pero le sucedió lo mismo que a su rival.
No estaba en su mejor momento y apareció el gol.
Álvaro Saborío por fin logró empalmar bien de cabeza y en el 53’ desbordó la felicidad en el estadio sancarleño.
Su tanto, imposible para Pemberton, le devolvió a su equipo las fuerzas que había perdido tras el descanso.
Menos de diez minutos después, el goleador del certamen se veía frente al balón en el punto de penal. La oportunidad llegó por una falta de McDonald sobre él mismo y también precedida de una pésima salida de Pemberton.
Sabo estaba listo para hacer lo que mejor sabe y falló en la hora más importante. Envió un remate suave y Pemberton se lo detuvo con los pies (64’).
De héroe a villano. El semblante le cambió por completo y la Liga volvía a librar una situación al límite.
Los manudos protegían el empate y la moneda quedó en el aire con más de 15 minutos por jugarse y la urgencia norteña.
Pero esa acción terminó siendo determinante, ambos volvieron a quedarse cortos con el último puntillazo.
De mantenerse este marcador, Alajuelense pasaría a la final, ya que en caso de empate en la pizarra, avanza quien hizo más goles de visita.
El miércoles será el round final, una prueba de fuego para el equipo sorpresa y otra para un club necesitado de títulos.