La vida de goleador letal o socio idóneo para abombar las redes es solo un bonito recuerdo para Allan Oviedo. A sus 47 años, las canas ganaron protagonismo y la remodelación de hogares ocupa el lugar que tenía el fútbol en su vida, esta es la profesión que ahora le apasiona.
Oviedo colgó los tacos por completo y ya no participa ni en las populares mejengas, tampoco transmite sus conocimientos como entrenador o formador. Atrás quedaron sus 288 partidos en la Primera División y sus 104 anotaciones con Sagrada Familia, Belén, Herediano, Alajuelense, Cartaginés, Puntarenas FC y Brujas, según los datos del periodista y estadígrafo Gerardo Coto Cover.

Allan cambió el balón por las brochas, la maquina de soldar y las herramientas de construcción. El oficio que le enseñó su padre desde niño se convirtió en el medio para llevar el sustento a su hogar y pagar las cuentas. Lo mejor, según relata, es que es una labor que disfruta y en la actualidad realiza con su hijo, Allan Alonso.
Eso sí, estar alejado del deporte que ama no pasa por una decisión propia, el exgoleador presenta un desgaste en un cartílago de la cadera, que le impide esbozar algunos de las cualidades que lo hicieron brillar y lo llevaron a Selección, con la que disputó 28 duelos y festejó siete dianas. Tampoco puede correr o realizar ciertos movimientos.
Sin embargo, lo más complejo es que el dolor es un compañero inseparable de Oviedo hoy en día y debe soportarlo en un trabajo que lo exige en lo físico. Además, no puede afrontar los costos de una operación en este momento y tampoco le es posible recurrir a la Caja Costarricense del Seguro Social.
“El día a día es complicado, porque mi desgaste me molesta para muchas cosas. Lo que pasa es que con la Caja es complicado, estuve asegurado un tiempo, luego cuando Dios cambió mi vida pasé una situación económica difícil y no pude seguir pagando, más bien se acumuló una deuda y para poder hacer eso por la Caja primero tengo que hacer un arreglo de pago. Pienso que Dios es bueno y espero que me abra una puerta pronto”, manifestó.

Más allá de estas complicaciones, el exdelantero ve la vida de manera positiva y durante la entrevista con este medio no paró de sonreír.
Incluso, bromeó al señalar que tiene que enseñarle videos a sus tres nietos, porque al no poder jugar con ellos no le creen que defendió algunas de las camisetas más importantes del balompié tico, y que hasta estuvo en México y Guatemala.
“Me da risa porque los nietos me dicen que no me vieron jugar y quieren que corra y agarre una bola con ellos, pero no se puede, uno ya no es el mismo... Ellos (nietos) me dicen que ahí en los videos tenía el pelo negro y ahora está blanco, pero es que los años pasan”, agregó.
Momentos complejos
Allan Oviedo reconoce que tuvo tropiezos en su vida luego de retirarse del fútbol, errores colaterales de la profesión que desarrollo y decisiones que no fueron del todo las mejores, pensando en su futuro, lo que lo llevó a perder gran parte del patrimonio que construyó.
No obstante, a su parecer hay un antes y un después en su vida, luego de acercarse a Dios. Más allá de los golpes que sufrió, el exdelantero siente que ahora todo es diferente y poco a poco puede reconstruir su futuro.

“Es lo mejor que me ha pasado (acercarse a Dios), Dios fue duro conmigo para cambiarme la vida, porque se perdieron las casas, los carros y el matrimonio. No obstante, hoy en día vivo bien, tengo para comer, para tener estabilidad y para la pensión de los niños", recalcó.
Oviedo dice estar feliz con su familia, disfruta de los momentos que comparte con sus hijos y nietos y más allá de no tener una carrera universitaria o un título de colegio, se siente realizado en el mundo de las reconstrucciones, una labor que lo apasionó desde muy pequeño y hoy le ayuda a salir adelante.
“Pienso que es un talento que Dios me dio, además, siempre trabajé con mi papá y él me enseñó. Empecé en fontanería, porque no fui ni al colegio, luego uno aprende a soldar, repellar y todo lo demás", manifestó.

El exdelantero afirma que las personas aún lo reconocen, le hablan de los goles que marcó, las asistencias que dio y los equipos con los que jugó. Además, uno que otro le toca el tema de la Selección, aspectos que lo emocionan y siguen llenándolo de ilusión.
La vida lejos del fútbol tuvo un cambio radical para Allan, el deporte que lo hizo brillar ya no figura entre su diario vivir, pero de igual forma disfruta lo que hace.