En Cuba solamente hay dos caminos para que un futbolista se convierta en profesional y pueda desempeñarse como legionario: desertar es uno de ellos y conlleva el duro castigo de no ingresar de nuevo a su país durante un mínimo de ocho años; la otra es pedir la autorización y recibir la baja, que implica no jugar más con la Selección, pero al menos se puede entrar y salir de la isla.
LEA MÁS: Marcel Hernández enfrentará juicio por presunta violación el jueves
Marcel Hernández, quien llegó a Cartaginés en el 2018 y también jugó con Alajuelense, optó por seguir las reglas de su nación. En el 2012 puso en pausa el anhelo que tenía desde los siete años, descartó ofertas y prefirió cumplir con los lineamientos, antes que fugarse, como muchos otros lo hacen en torneos internacionales. Hoy en día, a sus 32 años es el mejor delantero en Costa Rica, con 81 goles en 148 partidos en suelo tico (61 dianas en 97 duelos con Cartaginés), además, registra 25 asistencias (13 con la Liga).
Ser seleccionado Sub-15, Sub-17, Sub-20, Sub-21 y estar en la Mayor, con la que ganó la Copa del Caribe 2012 y disputó la Copa Oro, hizo que se le presentaran opciones para entrar al profesionalismo. Sin embargo, verse privado de estar con su familia por casi una década era un precio muy caro que Hernández no quería pagar.
Marcel siguió los procedimientos, eso sí, lograr la autorización le costó una espera de 10 meses, en los que tuvo que entrenar por su cuenta y desempeñarse en torneos no oficiales para mantenerse a nivel físico. La razón de tanta demora se centra en que el ariete estaba en una lista que elabora cada federación deportiva con los mejores exponentes en su disciplina.
“No tenía el permiso para pedir el pasaporte, porque allá (Cuba) viajábamos con pasaporte oficial, que es solo para salir con la selección y luego lo retiran. Teníamos la posibilidad de sacar uno ordinario, pero no me dejaban porque era el atleta de fútbol priorizado. Nosotros le decíamos la lista negra, es una lista en la que están los mejores, se renueva todos los años y no nos permiten sacar el pasaporte ordinario.
“No me desesperé, no pensé en quedarme y desertar, porque soy muy apegado a mi familia… La vida de un futbolista en Cuba es complicada, pero igual a la de todo deportista allá. Es con demasiado sacrificio, porque la paga no es buena y hay que sacrificarse el doble. Mal, pues no creo que la pasara, aunque es complicado”, manifestó el isleño en 2018, cuando finalmente superó una prueba con los brumosos para la que él mismo se pagó los tiquetes.
El permiso de Marcel llegó, aunque ya no estaban las mismas ofertas. Luego de recibir la autorización jugó en Antigua y Barbuda, pasó al Moca FC, Club Barcelona Atlético y el Cibao FC de República Dominicana, hasta que finalmente logró cumplir su sueño de pasar una visoria con los blanquiazules y fichar con un club de Costa Rica, la liga más organizada y de más nivel en la que ha estado hasta ahora.
El ariete tuvo un debut soñado con los brumosos, abombó las redes en el empate 1 a 1 con San Carlos en el 2018 y se convirtió en el primer cubano en anotar en el fútbol tico. Luego de aquella anotación la historia la conocemos todos y sus tantos lo ponen como el extranjero con más goles en el conjunto de la Vieja Metrópoli (61), pero también está a solo siete de igualar a Josef Miso como el foráneo como más festejos en el balompié tico.
El atacante repasó con alegría los momentos en los que empezó a jugar a los siete años, para salir antes de clases, se le viene a la mente cuando le limpiaba los tacos a su abuelo y la forma en la que el fútbol se metió en sus venas por sobre el karate, el béisbol, el atletismo y la natación.
“Todo lo que voy viviendo es un sueño que se hace realidad. Estar acá me da una felicidad extra, porque es una liga competitiva y grande en el área. Cuando uno llega le da un buen sabor de boca, se ve entre los mejores, con jugadores interesantes, muy buenos y de una trayectoria intachable. Hoy solamente pienso en hacerlo bien y no despertar de este sueño, al poder jugar en una liga tan competitiva y organizada”, agregó.
LEA MÁS: El mundialista más criticado, un veterano y un exretirado luchan por goleo del Apertura 2018
Hernández es el segundo ciudadano de Cuba en sumar minutos en el balompié tico. Frank Mejías fue el primero en hacerlo, con la Libertad entre 1925 y 1926, según los datos del periodista y estadígrafo Gerardo Coto Cover. El arquero Fernando Griñán estuvo en el país e intentó jugar con Carmelita, pero nunca le llegó el pase internacional.
Marcel Hernández: ‘El fútbol se me metió en las venas por sobre el karate, el atletismo o el béisbol’
¿Qué significado tiene para usted el estar en Costa Rica?
Es algo increíble, son sueños que se hacen realidad. De una manera o de otra, la oportunidad de estar acá en un fútbol tan vistoso y bonito como este le deja a uno un buen sabor de boca. Pensando siempre que puede abrir muchas puertas para otros cubanos que en algún momento puedan ser vistos por el fútbol. Dependerá de mi rendimiento, pero contento y emocionado por las experiencias que estoy viviendo.
¿Cómo inició en el fútbol en un país que no es futbolero?
Mi inicio en el fútbol fue obra de la casualidad, inicié a los siete años. En aquel momento la única manera de salir temprano de clases era entrenando fútbol y por eso se fue dando. Tuvo mucho que ver un gran entrenador, que fue el que me dio todo, me enseñó todo e hizo que me corriera por las venas. A partir de ahí, el fútbol pasó a ser la prioridad y todo para mí.
El fútbol no es un deporte popular en Cuba, ¿practicó otras disciplinas?
Siempre fui deportista, porque en Cuba todo es deporte. Cuando no era karate, era atletismo, pelota y natación. Después me incliné por el fútbol, también por mi abuelo, porque le limpiaba los tacos y se los llevaba para que él jugara. Se me metió en las venas y ya luego era imposible sacarlo.
¿Cómo salió de Cuba para dedicarse al fútbol como profesional?
El proceso de pasarme al profesionalismo fue complicado. En aquel momento que lo decidí estaba pasando un instante dulce en mi carrera, venía anotando goles con la selección y de ganar el título del Caribe. Sin embargo, tenía la ambición y sentía que podía más. Fue duro porque en Cuba no lo dejan a uno jugar como profesional. Era el 2011 o 2012 y no se permitía ser profesional, así que fue duro pedir la baja de la selección nacional, es un proceso complicado y demoré mucho tiempo, fue bastante largo.
“Gracias a Dios me dieron la baja y salí de Cuba por la vía legal. Muchos lo han hecho, pero de la forma ilegal y se quedaron fuera, pero no es mi caso. Soy ciudadano cubano, puedo regresar y ahora hay muchas propuestas y cosas positivas para volver a la selección”.
¿Cómo se dio el contacto para llegar a Costa Rica?
Me imagino que el contacto se dio directamente con el profesor Paulo Wanchope. Él miró, se interesó y para mí es algo grande, porque el ‘profe’ es un ícono a seguir. Llegué a hacer la prueba y me quedé por acá. Todo se dio gracias a mi agente, él se hizo cargo de toda la negociación y se puso de acuerdo con el club. Por dicha estoy acá y muy emocionado.
¿Cómo vive su familia y Cuba en general que esté en Costa Rica?
Los periodistas cubanos han sido muy respetuosos y cercanos conmigo. Siempre han apoyado a todo futbolista que ha tratado de cumplir su sueño. Ellos me preguntan, están cerca y quieren saber cómo va todo, para mostrarlo en Cuba. Salí en varios programas cubanos y lo hacen para que sepan que estoy jugando, que estoy bien y que podría volver a la selección.
¿Qué es lo que más le ha sorprendido en Costa Rica?
Lo que más me ha sorprendido es el amor al fútbol que tienen las personas acá. Tengo mes y medio de estar acá y me gusta mucho.