El número 12 pintado en tres sectores de la gramilla del Morera Soto y plasmado en las camisetas blancas de jugadores y exjugadores eran una señal clara de lo que iba a vivir el Morera Soto este miércoles.
La fiesta tenía nombre y apellidos: Pablo Daniel Antonio Gabas. Ese jugador que hizo como propio un número que idéntifica a la barra manuda.
Un número significativo, que el exvolante usó en honor a la afición, siempre presente en sus palabras.
El 12 apareció como el invitado especial, pero entre todos Gabas sobresalió. Primero vestido de blanco, el uniforme de sus amigos, y después de rojinegro. Con ambas indumentarias anotó y mordió el escudo en su última señal de amor al escudo de Alajuelense.
"Gracias. Gracias a todos, completamente a todos, no me quiero olvidar de nadie, agradecer a la gente que hizo posible este evento, la directiva que me ayudó y cedió la oportunidad de despedirme de esta cancha, pero sobre todo la gente que está alrededor, gracias a ustedes".
Esas fueron las primeras palabras del último ídolo manudo, quien dijo adiós 14 años después de haber debutado con la Liga.
Gabas había aparecido en una tarima a las 11:22 a. m. y los aplausos se convirtieron en un unísono. Mientras saludaba a sus hijos y esposa, llegó el confeti y los juegos pirotécnicos.
Cuando finalmente la ovación cesó un poco, el argentino-tico empezó a hablar y fue como el banderazo oficial a una despedida anunciada hace casi dos meses.
El agradecimiento fue el ingrediente principal de su discurso.
“(...) Lo que hice hice fue simplemente honrar a cada uno de ustedes y el escudo que llevan en el pecho, con la frase que me quiero retirar y está mencionada en varias redes: yo nací para jugar en este club. No me perdonaría ponerme otra camiseta y que tampoco mis hijos lo vieran”, agregó.
En ese momento, su último mensaje fue precisamente hacia sus seguidores: “tratamos de hacer un buen espectáculo para que todos aprovechen y disfruten”. Ese objetivo se cumplió.
Desde la mañana el Morera fue el escenario de una fiesta que recordó a viejas glorias que en algún momento pasaron por esa gramilla.
Froylán Ledezma, Rolando Fonseca, Marcelo Sarvas, Carlos Hernández o Jerry Palacios fueron de los más aplaudidos, antes y durante el compromiso.
Diez minutos antes del mediodía finalmente Gabas tocó el balón por última vez.
Los comediantes que pusieron el sabor durante las tres horas de despedida también hicieron de árbitros en 8 minutos de humor combinado con un poco de fútbol. Doña Merry fue el árbitro central, en cada línea lateral lo acompañaron Juan Vainas y Chibolo, y la cancha fue invadida por Michael Jordan, perdido en el Morera.
Pero en ese lapso a Gabas le tocó festejar el primer gol con sus amigos. El 'réferi’ pitó un penal sobre el mismo homenajeado, quien disparó ante Patrick Pemberton, apenas en el minuto 2.
Fue el inicio perfecto de un juego con nostalgia para los manudos, pero también alegría por disfrutar de algunos destellos de fútbol pasado.
Los toques finos de Ledezma, la potente pierna izquierda de Sarvas, el fútbol único de Pablo Izaguirre y la banda de capitán sobre el brazo del Chunche Montero fueron tan solo algunas de las imágenes que iba echando un casete hacia atrás.
Los goles se hicieron de rogar, pero fueron el ingrediente estrella que terminó por sazonar la celebración rojinegra.
En el minuto 29, Pablo Gabas se despidió por un momento para cambiarse de uniforme y regresar en la segunda parte.
En su ausencia cuatro anotaciones pusieron a celebrar a los aficionados. El empate de 1-1 lo hizo Jonathan McDonald (38′) desde el manchón blanco.
Después Carlos Hernández recordó su sello potente y con un derechazo venció a Mauricio Vargas.
Pero sin duda, uno de los tantos que más se festejó estuvo en pies del otro protagonista de la tarde: Froylán Ledezma. Su calidad no se olvida pese a los años y la multitud solicitándole fotografías al final del partido lo evidenció mucho mejor. Ya Gabas había abandonado el terreno de juego y él seguía complaciendo a la afición.
Antes de eso, en la Liga descontó Daniel Villegas (3-2) y Gabas volvió a morder el escudo tras un zurdazo que completó su festín, era el 3-3 entre los amigos de Gabas y la Liga.
Fabrizio Ronchetti para los amigos de Gabas y Jonathan Moya para la Liga agregaron más tantos, era el 4-4. Pero faltaba la parte más solidaría e inclusiva del día y que también plasmó la esencia de Gabas como persona.
El exfutbolista invitó a su despedida a exfutbolistas, familiares y amigos, entre ellos a integrantes de la selección de fútbol de amputados. A uno de ellos le correspondió el honor de hacer el último gol.
Joshua Santana, quien no tiene una pierna, corrió con sus muletas, y disparó ante el arquero Adonis Pineda, 5-4 definitivo.
Esa fue la cereza al pastel de un partido que con fútbol, recuerdos, humor, nostalgia y alegría honró a un Pablo Gabas para la historia manuda.
Ni la lluvia quiso pasar desapercibida, pero eso no impidió un cierre en plena gramilla. El pitazo final lo adelantaron los integrantes de la Doce, quienes en el minuto 83 se metieron a la cancha y después provocaron que se abrieran los portones.
La última vuelta de Gabas sobre el Morera Soto fue con el 12 en su espalda y al lado del actor que tanto defendió: el que apoya desde las gradas, el jugador número 12.