Llegó al Saprissa en junio del 2016. No tenía un gran cartel. Se sabía que había estado en las inferiores de Boca Juniors, pero hasta ahí. Una carrera por clubes en Brasil, Chile y Bolivia. Al país llegó gracias a la gestión de Paulo César Wanchope, entonces gerente deportivo de Saprissa.
Al inicio le costó hacerse sentir, pero poco a poco fue tomando protagonismo. En poco más de dos años con la morada puesta ya logró dos campeonatos nacionales, el primero en el Invierno 2016 y el segundo en el Clausura 2108.
La regularidad que ha alcanzado con 93 partidos de morado (85 en Primera División y ocho en Concacaf), así como los títulos y 16 goles, la mayoría de buena factura le han permitido subir el precio de su ficha hasta duplicarlo, según el sitio especializado Transfermarkt.
Este sitio web, que le pone valor en el mercado a todos los futbolistas del mundo, tasaba a Torres en casi ¢100 millones al momento de su llegada a Saprissa; luego de dos años en la institución, ha alcanzado un monto de ¢216 millones.
En criterio de Evaristo Coronado, gerente deportivo, el argentino se logró asentar muy bien en el país y eso le ha permitido tomar un rol protagónico en Saprissa.
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“Pues arrancó lento, se fue acomodando de a poco, pero siempre mostrando la característica de él, que se basa en la técnica, que es un jugador muy intenso, entregado y profesional. Es una persona con la que se puede hablar; de poco se fue asentando”, comentó Coronado.
Luego de levantar el título 34 del Saprissa, el pasado 21 de mayo, Juan Carlos Rojas, presidente del Monstruo, informó que el sudamericano había renovado por dos años más con la institución.
De cumplir este contrato, Mariano se estaría en el plantel hasta el 2020; es decir, sumaría cuatro años en la institución.
Muy pocos extranjeros han logrado estar ese tiempo en el Monstruo en los últimos años, pues el panameño Adolfo Machado se mantuvo durante tres años y el argentino Andrés Imperiale, uno.
Tanto Machado como Imperiale lograron títulos con el Saprissa y se quedaron en la retina de la mayor parte de la afición.
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En el caso específico de Mariano, el jugador ha pasado por dos momentos difíciles en estos dos años en el país.
El primero fue en abril del 2017 cuando se perdió gran parte del torneo por sufrir un esguince de tercer grado en su tobillo izquierdo y también una fisura en el maleolo interno del mismo tobillo.
El segundo fue la muerte de su abuelo Carlos Lencina, en mayo de este año. El jugador era muy apegado Pichón —como le apodaban—. Incluso, en la Cueva se le realizó un homenaje al futbolista, pues decidió mantenerse en el país para jugar el cierre del certamen pasado en vez de viajar a Argentina.
Luego de 6.148 minutos con la casaca del Saprissa, Mariano ha confesado en reiteradas ocasiones sentirse a gusto con el club, con la gente y con el fútbol tico, aunque siempre dice tener una espinita: la Concacaf.