“Muchas veces la gente solo reconoce el producto final y no ve lo que sucedió en el camino”, le responde Vladimir Quesada a La Nación.
A las puertas de poder lograr un bicampeonato histórico, veamos qué pasó en el trayecto del técnico morado para llegar hasta donde está hoy.
Todo se inició en el Estadio Edgardo Baltodano Briceño de Liberia. En medio de un intenso calor, Vladimir empezó su aventura al frente del club de sus amores: el Deportivo Saprissa.
Si bien estaba al borde de la línea de cal dando instrucciones, Vladimir no podía asistir a las conferencias de prensa postpartidos porque no tenía la licencia Clase A de la Federación Costarricense de Fútbol.
El entrenador ya había llevado sus cursos en la Universidad Nacional, pero de igual forma le solicitaban los de la Fedefútbol para estar acreditado.
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Una vez finalizada esta polémica, Vladimir entró a estudiar en la Federación y se graduó. Sacó su licencia Clase A.
En la parte deportiva todo marchaba bien, el Saprissa luchaba por el liderato con el Herediano, pero lo perdió.
En medio certamen sufrió la eliminación goleado en manos del América de México. Ahí comenzaron a llegar las críticas. La afición comenzó a corear el nombre de Wálter Centeno en la grada del Ricardo Saprissa.
Se repuso a punta de resultados; sendas victorias en el torneo local le permitieron clasificar a la cuadrangular y ganarla.
En la fase final hizo que el plantel sacara la casta y obligó al Team a una final nacional, que ganaron los tibaseños en la Cueva.
Tras el cierre, Quesada fue galardonado como el mejor entrenador del campeonato nacional por la Unafut y la prensa deportiva.
Luego de la fiesta de su primer título como entrenador, llegó la resaca: éxodo en el ataque.
Para planificar este torneo de Apertura, Vladimir tuvo que ver cómo David Ramírez, Jerry Bengtson, Ariel Rodríguez, Jonathan Moya y Daniel Colindres se marcharon del equipo.
"Es difícil rearmar", confiesa el estratega. "La clave es que se ha mantenido una base importante y también se han sabido seleccionar los jugadores que vengan a sustituir a los que se van".
Pese a esa salida masiva de futbolistas de perfil ofensivo,también se dio la salida del defensor brasileño Henrique Moura.
Quesada mantuvo su discurso de darles oportunidad a todos por igual: a los que se marcharon les deseó suerte y a los que se quedaron les exigió compromiso.
La cabeza del Monstruo es claro en que en las charlas les recuerda constantemente a los jugadores: "En el fútbol no hay sacrificios".
“¿Cómo va a ser sacrificio si nos pagan por esto? Hay esfuerzo de dejar la familia, hay esfuerzos y ellos lo han sabido hacer, pero en el fútbol no hay sacrificios”, reseñó Vladimir.
Los morados ganaron el liderato, uno que en un momento determinado tuvieron, luego perdieron ventaja, estuvo en manos de la Liga y luego lo recuperaron.
Posteriormente, enfrentaron la fase final en la que el club cayó por penales frente al Herediano.
Y ahora viene de sacar un 2-2 contra Herediano en el Rosabal Cordero en la gran final del Apertura 2019. “Independientemente de si somos bicampeones o no, se tienen que evaluar muchas otras cosas buenas que se hicieron”.
Vladimir es claro: “Muchas veces la gente solo reconoce el producto final y no ve lo que sucedió en el camino”.