Keylor Navas ha sido víctima de las peores injusticias deportivas. Pese a su calidad, que comprueba de sobra en cada partido, la dirigencia del Real Madrid no le ha dado el lugar que merece y que se ha ganado con su lucha diaria.
Aunque estuvo a punto de ser enviado al Manchester United para abrirle campo a David de Gea, para la temporada 2015-2016, el cancerbero tico se mantuvo firme, bloqueó todo el mensaje de desconfianza que le lanzó con ese acto el presidente de los merengues, Florentino Pérez, para seguir brillando en uno de los principales equipos del mundo.
Por eso, la recompensa tenía que llegar, tarde o temprano. Sus atajadas no pueden pasar desapercibidas, por más que no sea europeo, sino costarricense.
La justicia llegó para Keylor Navas. Su humildad, empeño, dedicación, constancia y trabajo silencioso tenía que premiarse en algún momento y es justo este jueves, cuando el nacional recibió un reconocimiento más que valioso, ser el mejor portero de la anterior temporada de Champions Leaguae.
Florentino Pérez, ese premio es dedicado a usted, por desconfiar de Navas, por querer enviarlo a otro equipo, por insistir de forma testaruda en traer otro arquero al Real Madrid; es cierto, él es el presidente de los blancos y está en su derecho, pero ha sido muy injusto con el tico, ¿por qué?, no hay una explicación lógica.
¿Qué dirán hoy los periodistas españoles que se han empeñado contra el costarricense, que le han hecho la vida a cuadros con sus publicaciones, que han hecho presión para que no sea el cuidapalos del Madrid exaltando el mínimo error que, como humano, comete?
Por suerte hay justicia. Algún día tenía que llegar. Esta vez es en el mejor momento, cuando es tricampeón de la Champions. ¿Cuál otro portero logrará semejante gesta?
Por más que se rebusca en el diccionario, no existen palabras para describir la emoción de ver a Keylor en el escenario en Mónaco, con la distinción. Para él no hay palabras de desquite, simplemente dijo: “Me siento muy orgulloso de ser costarricense y dejar el nombre de Costa Rica en alto”.
Keylor se lo tiene merecido, ha sufrido en silencio, apoyado por un país completo de apenas cinco millones de habitantes que lo impulsa a perseverar en su sueño de niño, brillar en el orbe futbolístico.