Puriscal, San José. El martes en Puriscal muchos festejaron el triunfo de Andrea Vargas en los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018, pero en medio de tanta emoción tampoco se vieron sorprendidos por la buena actuación de la atleta como la mayoría del país.
Aunque no esperaban la medalla de oro que consiguió la joven en la prueba de 100 metros vallas, sí sabían que ese tipo de éxitos eran cuestión de tiempo.
Vecinos y familiares han sido testigos del esfuerzo de Andrea y de su hermana, Noelia, porque cuando hablan de una de las Vargas terminan mencionando a la otra.
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Las madrugadas y tardes entrenando donde sea y sin importar las condiciones climáticas eran señales para los puriscaleños.
"No sorprende porque uno sabe que es mucho el sacrificio y no es algo nuevo, entonces era de esperarse algo grande. La verdad ella se lo merecía", comentó Adriana Guzmán, quien desde hace 19 años vive contiguo a la casa donde creció Andrea.
Desde pequeña, la atleta fue conocida por estar metida en el deporte, guiada con la disciplina y exigencia de sus papás.
"Soy testigo del esfuerzo que hacen en la familia, se levantan muy temprano a entrenar. Esto es simplemente producto de mucha disciplina y esfuerzo; son admirables", comentó Geovanni Vargas, también vecino en Santiago de Puriscal.
En una calle tranquila, donde reina el silencio y se ven pocas personas, vivió la mayor parte de sus años Andrea, quien al casarse se trasladó a Mercedes Norte, a unos 3 kilómetros de Santiago.
Ahí también es una persona admirada por los lugareños, quienes en ocasiones la ven correr en una empinada cuesta que está al frente de su casa.
"Esta cuesta es dura y uno a veces la ve que baja y sube, yo digo que ahí agarra muchas fuerzas, porque es bastante difícil. Lo de ella se veía venir porque estaba haciendo muy buenos tiempos", agregó Alonso Cubillo.
Muy cerca de donde habita Andrea también vive la familia de su esposo, David Jiménez. Por eso la celebración de ayer hizo eco en el barrio.
Para su suegro, Ronulfo Jiménez, fue un hito, difícil de describir con palabras.
“Como antier (en las clasificaciones) le había ido bien, se veía una alternativa muy cerca, aunque no es fácil, porque había gente muy capaz, pero fue muy emocionante verlo. Creo que nosotros esperábamos bastante de ella porque lo ha venido haciendo muy bien”.
Discreta, de pocas palabras y enfocada en el deporte y su familia, así definen a la corredora que hoy es ejemplo para el cantón josefino.
María Valverde, su concuña, cree que su humildad también ha sido parte del éxito.
“La conocemos desde pequeña y siempre ha entrenado, desde que me acuerdo la llevaban a los entrenamientos y luego la mamá se involucró. Creo que las cosas se logran por ese trabajo y el amor a lo que hace, sin darse importancia”, expresó.