Mientras todo festejaban, Andrés Rivera pasó la noche de Navidad solo, al frente de una pulpería, en Dos Ríos de Upala, bajo un fuerte viento, el frío y una llovizna constante.
No fue un cuento de Navidad, simplemente fue una de las anécdotas que pasó el atleta de aventura en su afán de completar el evento organizado por él y denominado Run for the kids. La meta fue atravesar Costa Rica de frontera a frontera, solo por montañas, para conscientizar a la población del abuso infantil y recaudar fondos por la organización Pueblito Costa Rica, en Paraíso de Cartago.
“No fue la primera ocasión que pasé un 25 de diciembre en la montaña, pero sí fue diferente. Llegué en la noche a la pulpería y estaban a punto de cerrarla. Compré una bebida hidratante y unas galletas. Por el frío y la lluvia saqué la tienda de campaña y la ropa seca. Allí estuve desde la 9 de la noche hasta las 4 a. m. cuando empecé a caminar el último tramo hasta Santa Elena”, recordó Rivera.
Tras su salida en Sixaola, el nacional se internó por el Cerro Paraguas, pasó por la reserva de El Barú, Pejiballe de Pérez Zeledón, Dominical, playa Matapalo, las llanuras de Puriscal, Parque Nacional Carara, Orotina, Caldera, Cañas Bagaces, Rincón de la Vieja, hasta Santa Elena de Upala.
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El cansancio y una lesión en su muslo izquierdo hicieron que Andrés durara 15 días cumpliendo su objetivo, cinco más de lo que se había establecido tras iniciar la travesía el pasado 11 de diciembre en Cañas Gordas de Sixaola y que concluyó el 25 de diciembre a la 1:50 p. m. en Santa Elena de Upala, donde fue recibido por su padre y un hermano.
En total recorrió 690 kilómetros, 60 más de los esperado, y completó 17.500 metros de ascenso, en lo que se constituyó una aventura sumamente complicada y extenunte.
“Para mí terminar el objetivo que me había trazado me dio una alegría indescriptible. Me costó muchísimo debido a una lesión, pero la idea era terminarlo porque no me gusta abandonar los retos que me propongo. Terminamos a pura espuela, a ‘puro huevo’, debido a que los últimos días se me hizo muy complicado”, comentó Rivera.
Desde el arranque las cosas no fueron fáciles para el atleta, pues su mochila de supervivencia finalmente pesaba 11 kilogramos, por más que intentó quitarle peso. Posteriormente un resbalón en el sector del Parque Carara le provocó la lesión en el muslo izquierdo, lo que le retrasó aún más impidiendo trotar y caminar los 60 km diarios que se había pensado.
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“Nos enfrentamos a diferentes desafíos desde el primer día en Cañas Gordas de Sixaola. Pese a todas las dificultades nuestra idea siempre fue llevar ese mensaje para ayudar a los niños y adolescentes e inspirar a más personas para que puedan cumplir metas ambiciosas. Así mismo, la intención fue recaudar fondos para Pueblito Costa Rica en Paraíso de Cartago”, añadió Rivera.
Andrés reiteró que la parte más difícil de su travesía fue después de la lesión, cuando se enrrumbó a Caldera y Tivives porque debido a su dolencia debía caminar 10 km y detenerse una hora para descansar. La fuerte temperatura fue otro de los factores que estuvo en su contra, pero en su mente nunca estuvo claudicar a pesar de las dificultades.
Entre los recuerdos de Andrés también está una noche en el sector de Oratorio en Pérez Zeledón, donde fue despertado súbitamente mientras dormía en su hamaca.
“Eran como las 2 de la madrugada y entre la maleza escuché dos animales grandes que se movían. De pronto escuché unos aullidos. Creo que eran dos gatos grandes que estaban cazando, porque de pronto todo quedó en silencio. Me levanté arrollé mis cosas y empecé a caminar lo más rápido posible hasta el amanecer para alejarme”, añadió Rivera.