El entrenador uruguayo que está a muy poco de sentarse en el nuevo banquillo de la Selección Nacional dejó ver toda su filosofía de vida y estrategia de entrenamiento en poco más de cinco minutos, en una conferencia sobre liderazgo y motivación en la Universidad Meridiano en el 2013.
Gustavo Matosas es un estratega de carácter fuerte, su mejor defensa es el ataque y su mayor virtud es el ser constante como él mismo dice.
Asegura que como jugador "no tenía grandes condiciones" y como entrenador "todo le ha costado el doble".
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Tiene buen verbo, habló de las condiciones que debe tener un jefe de un grupo, como en este caso el encargado de asumir el vestuario de la Selección Nacional.
De entrada mostró empatía y cercanía. Al auditorio llegó de traje entero gris y una camisa celeste. “Primero me voy a sacar el saco porque como que no me siento muy a gusto, siento que estoy dirigiendo y no es la idea”.
Luego se soltó con su mensaje un tanto efusivo, pero cargado de esa dosis de motivación que bien podría necesitar la Sele, luego de un fracaso como el de Rusia 2018.
“Ser líder es un trabajo que tiene muchos altibajos, pero hay que seguir adelante, no hay otra manera. Aún cuando la tormenta está más fuerte y los truenos están cayendo durísimos se tiene que mantener el trabajo y una sonrisa de oreja a oreja; no hay otra manera. Cuando uno desea algo con todo el corazón y trabaja para conseguirlo el mundo conspira para que lo consigas”.
“Confucio, en una de sus frases célebres, dijo que aquel que cree que puede, como el que cree que no puede, seguramente tiene razón. Más grande entendí que todo va de acuerdo con lo que se crea. Si se cree que se puede o no se puede seguramente va a ser verdad”.
“Siempre he pensado no tengo inteligencia como la mayoría de la gente, lo que tengo es mucha constancia. Creo que hay gente que tiene mucho talento innato, natural, con el que se nace, pero considero que es la gente que fracasa más rápido a la hora de las dificultades. Creo siempre que el talento que no es trabajado tiene fecha de caducidad”.
“La constancia es uno de los valores que más aprecio en las personas, es lo que inculco al equipo sobre la vida, profesionalismo, jugadas, repeticiones, creo que la constancia es un bien invaluable”.
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“Hay que prepararse porque estamos en un mundo tan competitivo que mientras más conocimiento se acumula, mejor nos va a ir. Este es un mensaje importante para los más jóvenes y para los que no somos más jóvenes, porque la vida es un aprendizaje constante”.
“En la película ‘En busca de la felicidad’ hay una escena en la que los protagonistas están jugando baloncesto, el niño tira el balón y le dice a su padre que será el mejor jugador del mundo. Su papá le dice no, que él va a ser igual o parecido a él, pero en ese momento reacciona: 'Nunca permitas que nadie, ni yo, te diga lo que podés y no podés hacer. Cuando tengás un sueño andá tras de él”.
“Si tuviera que dar un mensaje de mi vida es este: creo que fui un jugador que no tenía grandes condiciones, tuve que trabajar mucho, soy producto del esfuerzo. Como entrenador siento que todo me ha costado el doble y soy producto del esfuerzo, del estudio, preparación, organización. No conozco otro camino. Conozco el camino de agarrar un equipo, agarrar y hacer el bien porque en definitiva todo vuelve”.
“El principal objetivo para los líderes es el de organizar a su gente, a su fuerza de trabajo, hacerlas convivir de manera respetuosa, empujarlas a su meta y hacer el bien. Si me preguntan cuál es el más importante, diría que hacer el bien porque todo lo demás es pasajero. Hacer cosas que ayuden, que fortalezcan, que empujen, que tengan que ver con el corazón”.
“Podrá haber otros tipos de líderes y yo los respeto, pero yo soy un tipo de líder que estoy preparado porque al final el que vence es el que siempre está preparado para luchar”.