“Algunos ángeles no tienen alas, tienen cuatro patas, un cuerpo peludo, nariz de pelotita, orejas de atención y amor incondicional” , reza el epitafio de Canela, una cocker spaniel de cuatro años.
Su familia la recuerda con cariño y decidió darle a su cuerpo físico un descanso especial en medio de flores, árboles frutales y un gran espacio al aire libre. Les gusta pensar que el lugar sería del agrado de la pequeña Canela, que era feliz corriendo y jugueteando libremente.
“Once años de lealtad y compañía. No sé qué hay más allá, pero espero volver a verte”. Pirula murió a los 12 años, y sus humanos decidieron llevarla también a un sitio tranquilo donde florece una planta en homenaje a su recuerdo.
“Te amaremos con un hermano, hijo y amigo”. Al labrador amarillo Murdock lo despidieron en el 2013, tenía siete años. Sus familiares acá sienten que su compañero fiel descansa feliz donde a él le hubiera gustado estar.
Estos son algunos de los ejemplos que encontramos en las placas de mármol del Jardín Cementerio de Animales, ubicado en Quebradilla de Cartago. Allí, el doctor veterinario Miguel Ángel Mena dedica parte de su extensa finca privada para darle sepultura a los restos de mascotas provenientes de todas partes del país.
Despedirse de una mascota de manera sensible, con el respeto y amor que representan y además, darle un espacio adecuado para sus cuerpos se ha convertido en una práctica en auge en nuestro país. Además del cementerio de mascotas, también hay empresas que brindan servicio de cremación para los animales.
De acuerdo con María Ester Flores, psicóloga especialista en temas de familia, cerrar la etapa del duelo con un funeral o bien la incineración del cuerpo de la mascota es muy significativo e importante para muchas personas.
“Desde el punto de vista social y del inconsciente colectivo, en todas las culturas los rituales son de vital importancia. En Occidente tenemos pocos que todavía realizamos como las bodas, cumpleaños, bautizos o los funerales que son necesarios para cerrar tanto los ciclos de la vida como los de la muerte. Un ritual nos permite honrar lo que disfrutamos; en el caso de las mascotas honramos que nos acompañaran a lo largo de una vida, que hubo convivencia, interacción y sobre todo un intercambio de amor muy fuerte”, explicó Flores.
Agregó que el ritual funciona como consuelo porque se le ofrece un respeto a la compañía que dio la mascota en su vida. También aclaró que para los niños es de vital importancia dar este adiós porque en el imaginario infantil existe un mundo mágico para sobrellevar el dolor de la pérdida. “Es un paliativo que nos ayuda como familia a salir adelante con el dolor”, afirmó la psicóloga.
Campos de paz
El Jardín Cementerio de Animales es un lugar lleno de paz, de hermosas vistas. Caracterizado por su abundancia de árboles y vida silvestre, resulta un sitio ideal para el descanso final de un perrito, un gato, un hámster o hasta un caballo y, por supuesto, para que sus familiares humanos tengan la tranquilidad de que sus cuerpos y recuerdos están bien resguardados.
El cementerio comenzó como una casualidad de la labor que realiza como médico veterinario el doctor Mena; él empezó a hacerlo como un favor a amigos y clientes para acompañarlos en el dolor de perder a su mejor amigo.
“Aquí tenemos desde peces, culebras, loras, caballos, una cabra, hasta perros y gatos”, explicó el veterinario.
“Una vez vino una muchacha que andaba de mochilera por el mundo con su hámster. La mascota murió en Costa Rica, ella nos buscó, vino acompañada por un grupo de personas y le hicieron un ritual muy emotivo. Estuvieron varias horas en el jardín despidiéndose de su compañero de viajes. Esta es una manera de hacer llevadero el duelo”, dijo el doctor.
Con el servicio se incluye una placa de mármol con un mensaje de la familia y los datos de la mascota; además se siembra a su lado una planta especial. El precio base del entierro es de ¢80.000, aunque puede aumentar según el tamaño y el peso del animal.
Otro espacio disponible para que el cuerpo de su mascota descanse es el hotel Tierras Enamoradas, que está ubicado a 32 kilómetros de San Ramón, en la ruta hacia La Fortuna de San Carlos.
El hotel, que fue construido por 15 amigos israelitas amantes de los animales, ofrece el servicio de cementerio dentro de la propiedad.
En un espacio abierto a donde la familia puede ir a visitar a su mascota sin ningún problema. El paquete que ellos ofrecen cuesta al rededor de $100 (aproximadamente ¢60.000), y se encargan de sepultar a la mascota, darle mantenimiento al lugar y además se le pinta una piedra a mano con los datos del animal para colocarla donde fue sepultado.
En Tierras Encantadas también hay un hotel de descanso en medio de la naturaleza, hay un restaurante vegetariano y tienen un refugio para animales que fueron abandonados o que están en peligro.
Cremación
Otra opción para decirle adiós a su mejor amigo es la cremación de cuerpos.
En la veterinaria Plaza Mascotas, en Pavas, tienen dos hornos para realizar este trabajo. Ellos reciben diferentes animales para cremarlos, e incluso le realizan labores de incineración a universidades.
Ahí los dueños pueden despedirse de sus mascotas. De acuerdo con Rebeca Fallas, de Plaza Mascotas, muchas personas les llevan aceites, flores y hasta rosarios para sus rituales.
Luego de la cremación, el dueño decide si quiere llevarse o no las cenizas. Si desea guardarlas en su casa, Plaza Mascotas se las entrega en una bolsa especial que puede ir dentro de un cofre de madera o una vasija de barro decorada. Además se hace entrega de un certificado de cremación con los datos de la mascota y una planta de la familia del Pingo de oro.
Si el cliente busca algo mucho más elaborado, hay disponibles urnas hechas de madera de pino laqueadas y pintadas.
Si no desea llevarse las cenizas, la empresa tiene un acuerdo para trasladarlas a un relleno sanitario o bien a viveros para que se usen como abono, dado su alto grado de calcio.
“Tenemos mucho cuidado con los animales que recibimos. Verificamos que las mascotas las traigan sus verdaderos dueños, se lleva un registro de cada animalito”, explicó Fallas.
Para un animal que pesa entre 1 y 10 kilos, el precio con la recuperación de la ceniza tiene un costo de ¢55.000. En el caso de no llevarse las cenizas, el valor es de ¢16.000. A partir de ahí, el monto aumenta con respecto al peso del animal.
“Hay muchos casos especiales que hemos tenido. Una pareja que no podía tener hijos decidió adoptar un perro y lo tuvieron con ellos durante 15 años hasta que murió; ellos vinieron a despedirse de él y fue algo muy emotivo”, recordó la empresaria.
En la funeraria Silencio y Paz, de Heredia, también ofrecen el servicio para animales por medio del programa Cremación de Mascotas Francisco de Asís.
Hace aproximadamente cuatro años construyeron un horno especial para animales, además de los equipos que tienen en funcionamiento para humanos.
Ellos entregan las cenizas a los dueños y también les dan un árbol en recuerdo de la mascota con la intención de que sea plantado donde se entierren las cenizas, y un certificado de cremación. También ofrecen transporte del cuerpo del animal hacia sus instalaciones, previa coordinación.
Las cenizas se entregan en una bolsa biodegradable pero también venden urnas especiales. El valor del servicio de cremación va a partir de los ¢61.500 (animales de menos de 20 kilos).
En el país hay varias clínicas veterinarias que facilitan la cremación de mascotas por medio de empresas como Silencio y Paz, y Plaza Mascotas.
Oficial
En el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) están conscientes del trabajo que realizan estas empresas privadas y lo aprueban.
Según Antonio Vanderlucht, de Senasa, en este momento Plaza Mascotas y Silencio y Paz son las empresas que tienen los permisos respectivos para realizar las cremaciones. Además, afirmó que Senasa y el Ministerio de Salud trabajan en conjunto en análisis y estudios para que se regulen aún más estas prácticas.
“En Senasa consideramos que hay interés sanitario de nuestra parte cuando existe una sospecha de que el animal muere a causa de una enfermedad; en esos casos nosotros tomamos control de ese cuerpo y buscamos como desecharlo o cremarlo. Usualmente lo que se mueve a niveles de mascotas y veterinarias son muertes controladas por vejez o por algún accidente; ahí hay otro tipo de intereses como lo es el amor por la mascota y que sus dueños buscan realizar una ceremonia”, explicó Vanderlucht.
El funcionario agregó que lo recomendable es que en un caso de muerte de una mascota se le haga la consulta a un médico veterinario sobre las posibilidades para sepultar o cremar el cuerpo. Si hay una duda en la causa de muerte del animal, o sospechas de que se produjo por alguna enfermedad que pueda afectar la salud pública se debe de poner en alerta a las autoridades de Senasa.
Contactos
Jardín Cementerio de Animales: Tienen página en Facebook con el mismo nombre. También se les puede contactar al teléfono 8359-0202. Están en Quebradilla de Cartago.
Tierras Enamoradas: Servicio de cementerio de mascotas, refugio de animales y hotel de descanso. Teléfono: 2447-9331.
Plaza Mascotas: Ubicada en Pavas. Veterinaria y servicio de cremación de mascotas. Teléfono: 8990-8655.
Cremación de mascotas Francisco de Asís: Cremación de mascotas en Heredia. Están en Facebook, también se contactan al correo cremaciondemascotas @silencioypaz.com y al teléfono 2260-5543.